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Todo lo que se sabe de la muerte de Diallo Sissoko en un centro de acogida de Madrid

"[El joven] volvió al campamento con analgésicos recetados, pero sin antibióticos, pese a tener una infección respiratoria", señalan desde el CAES de Alcalá de Henares.

Una persona protesta en Barcelona contra la muerte del vendedor ambulante Mame Mbaye, en marzo de 2018.
Imagen de archivo de un joven en una protesta contra el racismo institucional. Lluis Gene / AFP

Diallo Sissoko, de 21 años, aterrizó en Madrid a mediados de septiembre. El joven migrante, procedente de Mali, llegó a Canarias este verano, tras una larga ruta en cayuco, escapando de la guerra en la que está sumido su país. Diallo llevaba varios días quejándose de un intenso dolor en el pecho. Además, tenía molestias en una pierna y la tensión más baja de lo normal. El joven murió este lunes en el Centro de Emergencia, Acogida y Derivación (CAED) de Alcalá de Henares, tras una semana "en observación" y con analgésicos. La autopsia determinará las causas de su muerte, pero su entorno reconoce que "todo apunta a una negligencia médica". 

La ONG Accem, responsable de la gestión del centro, asegura que Diallo fue trasladado al Hospital Universitario Príncipe de Asturias (HUPA) de Alcalá de Henares el pasado 15 de octubre, tras remitir dolores en el tórax y en la pierna. "[El joven] volvió al dispositivo con analgésicos recetados –paracetamol e ibuprofeno–, pero sin antibióticos, pese a tener una infección respiratoria no neumónica, según el diagnóstico de Urgencias. Dos días después, continuaba con molestias en la pierna; le facilitamos una muleta y seguimos con el tratamiento recomendado por los médicos", señalan a Público desde el centro. 

Al día siguiente, es decir, 72 horas después de la primera visita al hospital, los servicios sanitarios del CAES le aumentaron la dosis de analgésicos pautada, porque el dolor continuaba. La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid echa balones fuera y dice haber cumplido los protocolos. "El paciente no tenía una infección pulmonar, sino una infección de las vías respiratorias altas. No existía indicación de antibioterapia. En la rodilla, tampoco existían signos inflamatorios", señalan fuentes del departamento. 

Este lunes, siete días después del diagnóstico, el joven se presentó en la enfermería del campamento porque "seguía con dolores". El personal sanitario del centro lo mantuvo "en observación" hasta que "empezó a bajarle mucho la tensión" y entró en parada cardiorespiratoria. En ese momento, llamaron a la ambulancia. Los facultativos trataron de reanimar a Diallo, tanto en el recinto como en el hospital, pero no pudieron hacer nada por salvarle la vida. "La actuación del HUPA fue en todo momento la correcta. El paciente fue derivado al box vital, donde se intentó la reanimación cardiopulmonar durante tres horas y 45 minutos, siendo imposible su reversión", sostienen desde la Consejería. 

La ONG confirma en una conversación con este medio que durante la última semana no hubo ningún médico en el centro, pero sí personal de enfermería. El 30 de septiembre había finalizado el contrato con la empresa que llevaba la atención sanitaria y Accem estaba en un "impasse" para asumir estas funciones. "El Ministerio no nos obliga a tener médico, pero nosotros consideramos que es importante para ofrecer una mejor atención a los usuarios", precisan desde la organización. El CAES de Alcalá de Henares acoge en estos momentos a 1.518 personas migrante.

Los compañeros tardaron horas en conocer su muerte

Diallo Sissoko llegó el 15 de septiembre a la península, tras más de dos semanas en otro macrocampamento de Tenerife. El joven partió de Mauritania junto a un amigo, que fue derivado a un centro de acogida en Mérida. "Este chico intentó ponerse en contacto con Diallo, pero el teléfono no estaba operativo. Amenazó con empezar una huelga de hambre si no le decían qué estaba pasando. En el centro, tardaron varias horas en recibir la confirmación de su muerte", lamentan desde la AVV Alcalá Acoge, que trabaja diariamente con los usuarios del dispositivo. Las primeras alarmas saltaron cuando la ambulancia se llevó al joven y sus compañeros vieron que no volvía. 

La asociación denuncia que "algunos chavales no fueron derivados al hospital" por las "reticencias" de los responsables del campamento y recuerda que, hasta hace unos meses, había un límite de tres citas diarias. "La asistencia sanitaria es un auténtico desastre. Muchas veces somos nosotras [las voluntarias de Alcalá Acoge] quienes los llevamos a Urgencias. Es importante destacar que muchos vienen a Europa con enfermedades que no pueden tratar en sus países de origen", añaden fuentes de la plataforma. El campamento del municipio madrileño tiene capacidad para más de 1.500 personas

Didi Paredes, diputada de Más Madrid y coportavoz de Familia y Asuntos Sociales, pide investigar los hechos y critica las maniobras de las administraciones implicadas para no asumir su parte de la culpa. "La vida está por encima de todo y los órganos competentes, tanto autonómicos como estatales, deben ponerse manos a la obra para trabajar de manera conjunta y dar una cobertura en condiciones. En vez de unir fuerzas para garantizar derechos, parece que se pelean por ver quién consigue eximir responsabilidades", subraya. 

El puzle competencial dificulta todavía más la investigación de los hechos: la gestión del CAES es responsabilidad del Ministerio de Seguridad Social y Migraciones, pero el Hospital Universitario Príncipe de Asturias pertenece a la red sanitaria de la Comunidad de Madrid. "La estructura de acogida estatal tiene deficiencias y fallos que no se pueden pasar por alto. Esto tiene que investigarse, aunque todo apunta a una posible negligencia médica", insiste Didi Paredes. Más Madrid ha registrado varias preguntas en la Asamblea para pedir explicaciones y esclarecer la muerte del joven maliense.

Esta situación no es nueva y las quejas sobre la atención que reciben las personas migrantes en los centros de acogida son habituales tanto en Canarias como en la península. En marzo, sin ir más lejos, un joven marroquí de 22 años murió en un campamento gestionado por la Cruz Roja en San Fernando de Henares (Madrid). "La Fiscalía abrió diligencias, pero finalmente cerró el caso porque no veía indicios de delito. La muerte de Diallo Sissoko tiene que investigarse para que sea la última", sentencian las fuentes consultadas por este diario. 

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