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Muere la escritora irlandesa Edna O'Brien a los 93 años

El fallecimiento fue confirmado este domingo por su agente editorial.

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Foto de archivo de la escritora irlandesa Edna O'Brien posa en una entrevista sobre su nueva novela, en Madrid. — David González / EFE

Madrid, Actualizado:

Falleció a los 93 años de edad la novelista, cuentista y dramaturga irlandesa Edna O'Brien (Tuamgraney, 1930), según ha confirmado este domingo su agente editorial. 

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En sus cuentas de X (antes Twitter), su editora Caroline Michel y la compañía editorial Faber Books han confirmado el deceso de la autora de más de 20 novelas: "Murió pacíficamente el sábado 27 de julio, después de una larga enfermedad. Nuestros pensamientos están con su familia y amigos, en particular con sus hijos Marcus y Carlo".

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En el mensaje en la red social, su editorial ha definido a O'Brien como "una de las más grandes escritoras de nuestra época. Revolucionó la literatura irlandesa".

O'Brien escribió sendas biografías de sus compatriotas James Joyce y Lord Byron, así como obras de teatro y guiones.

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Sin embargo, fue más conocida por las polémicas que generaron sus novelas, desde sus primeras obras, The Country Girls (Las chicas de campo, 1960), que impresionó tanto por su calidad literaria como por reivindicar la independencia de las mujeres en un ambiente hostil, según algunos críticos progresistas de la época. El título fue proscrito de las librerías de Dublín por "falta de religión y pornografía".

A esta le siguieron The Lonely Girl, luego renombrada Girl with Green Eyes (1962), y Girls in Their Married Bliss (1963), ambas censuradas públicamente por las instituciones conservadoras irlandesas de la época. En una entrevista en 2016 O'Brien afirmó estar acostumbrada a la controversia, pues su carrera literaria arrancó en una época muy puritana para sus ideas.

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De igual forma, aseguró que los elogios provenientes de autores como Philip Roth o John Banville eran "antídoto a los insultos", entonces recibidos por la publicación de su novela Las sillitas rojas, que definió como una tragedia contemporánea a través de los ojos de una mujer prisionera del romanticismo.

La autora siempre ubicó sus obras en la Irlanda rural en la que nació. De este modo, trataba de elogiar la supervivencia y la situación de los desplazados, así como a los refugiados de las guerras, "y a cómo pueden vivir y mantener la esperanza y la cordura en esas circunstancias".

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En antiguas declaraciones a medios irlandeses, la escritora opinó que "el mal es desgraciadamente algo intrínseco a nuestra sociedad" y se quejó de que algunos individuos con un fuerte magnetismo llegaban a "hipnotizar" a las personas, las cegaban y las convertían en discípulos "a los que les cuesta distinguir el mal y no lo identifican hasta que es demasiado tarde".

Además, señaló que "si un escritor no consigue que su historia resulte creíble para los lectores, que se convierta en parte de ellos, ha fracasado". Esta era la razón por la que, decía, tardaba tanto en escribir. En su momento consideró que la literatura moderna ya no transmite sensaciones creíbles, que ahora se apuesta "por el exhibicionismo y lo fácil".

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O'Brien, a juicio de su editorial, fue "un espíritu desafiante y valiente" que abrió nuevos caminos artísticos, que escribió "con sinceridad, desde un lugar de profundo sentimiento". De igual forma Michel no dudó en calificarla de "generosa, traviesa, valiente (...) una querida amiga para todos nosotros que será extrañada muchísimo".

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