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CORONAVIRUS Yo me quedo en la haima: el programa 'Vacaciones en Paz' se suspende para miles de niños saharauis

Las consecuencias de la crisis del coronavirus, que mantiene en vilo al mundo, también se han notado en el Sahara Occidental. La Comisión Nacional Saharaui en España ha cancelado el programa solidario que permite a los niños sarahuis desde mediados de los los 80, con el inicio del conflicto armado saharaui-marroquí, ser acogidos por familias españolas durante los meses de verano. 

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Niñas saharauis se abrazan al lado de su escuela en un campo de refugiados de Tinduf en Argelia. REUTERS/Zohra Bensemra

MÁLAGA,

Si seis semanas nos parecen una eternidad, en el Sahara Occidental el confinamiento dura ya 44 años. Pero es aún peor. La alarma y la crisis siempre ha sido bélica, humanitaria, sanitaria, en definitiva, de derechos fundamentales. La ocupación de Marruecos a la última colonia africana, pendiente de celebrar un referéndum de autodeterminación tras el abandono de España en 1975, es una pandemia que no se cura con una vacuna, sino con justicia.

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Está claro que no se puede comparar un confinamiento con una guerra, sino que se lo digan a las más de 200 mil saharauis que tratan de sobrevivir y de tener una vida en los campamentos de personas refugiadas al suroeste de Argelia y a las que viven bajo el hostigamiento del régimen marroquí en los territorios ocupados. Hay generaciones que no conocen otra cosa. Tan solo algunos de los menores de los campos refugiados, a través del programa Vacaciones en Paz, pueden venir a España durante el verano para tratar de suplir la inexistencia de agua y cubrir las revisiones médicas ante la falta de recursos, casualmente, casi lo mismo que hace falta para frenar la pandemia de la covid-19.

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Sin embargo, este año no habrá unas Vacaciones en Paz, ya que ha sido suspendido por la Comisión Nacional Saharaui en España, debido "a la falta de tiempo para realizar los trámites de cualquier proyecto y además no es la situación idónea para garantizar una seguridad y confianza como la de todos los años con la crisis sanitaria que está viviendo el país. Lo único que podemos hacer ahora mismo es mantener la unidad y mantener la solidaridad", anuncia Gely Ariza, presidenta de la Federación Andaluza de las Asociaciones de Solidaridad con el Sahara, FANDAS.

Más de 200 mil saharauis tratan de sobrevivir en los campamentos de personas refugiadas al suroeste de Argelia

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Año tras año, el deseo de las asociaciones de solidaridad con el pueblo saharaui es que Vacaciones en Paz sea un programa histórico, pero para eso es necesario que se resuelva este conflicto lo antes posible, porque "44 años bastan", a lo que Gely Ariza añade que "esto no puede continuar así. Estamos convencidos de que cuando esto ser recupere hay que poner fin a esos panoramas que tenemos congelados y que necesitan del respaldo internacional para dar una solución como es el que viven los saharauis. No podemos olvidarnos de que existen y que existe un conflicto.

Lo importante ahora es prevenir, más que curar. "En un campo de refugiados, donde están tan desprotegidos, la entrada del virus de esta forma tan salvaje arrasaría con todo". Vacaciones en Paz es uno de los muchos proyectos en solidaridad con el Sahara, pero aunque este haya sido suspendido, la vulneración de derechos sigue estando vigente, por lo que Ariza recuerda que "hay que seguir trabajando, reivindicando y denunciando que hay minas antipersona, que hace falta un referéndum de autodeterminación, faltan medicamentos como anestesias, y por supuesto que en estos momentos la cooperación sigue siendo clave para la superviviencia".

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“Yo me quedo en la haima”

Andalucía es la comunidad autónoma que más niñas y niños saharaui acoge, más de mil menores pasan el verano en el sur. Esta decisión no ha pillado sorpresa. "Lo primero es garantizar la salud y la supervivencia del pueblo saharaui. Esperábamos los abrazos y en reencuentro, pero sabemos que es lo mejor, para estos niños y para sus familias que están en los campamentos", explica Manuela Ruíz, una de las familias de acogida andaluzas.

Mientras que llegan los abrazos, las videollamadas entre familias hermanadas por la solidaridad y la libertad del pueblo saharaui son un vínculo directo. Manuela habla todas las semanas con la familia de Jira y con la pequeña, "todo un siroco" de siete años que llegó por primera vez a su casa el año pasado y que necesita revisiones médicas para mejorar su estado salud. "Jira tiene problemas de tiroides y lo primero que hacemos es dar las gracias al trabajo del personal sanitario del centro de salud público donde la atendieron, pero sí es verdad que en nuestro sistema tenemos algunos problemas como las listas de espera y hubo revisiones importantes que no se pudieron hacer en dos meses, por lo que ya nos dieron la cita para este año y este va ser otro año sin las pruebas", aclara.

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Andalucía es la comunidad autónoma que más niñas y niños saharaui acoge, más de mil menores pasan el verano en el sur

Desde los campamentos, como la madre de Jira, Taoua Aleh, las familias de los cinco mil menores en la lista para volar a España están "muy agradecidas con la acogida que tienen sus hijas e hijos en un país diferente y con familias al principio totalmente desconocidas", pero ante la situación ellas también tienen mucho que decidir. "Gracias al esfuerzo de mucha gente nuestros hijos pueden vivir dignamente al menos dos meses al año, pero no podemos poner en peligro nuestro pueblo, ni nuestra lucha. Mandamos nuestro apoyo a España en estos momentos difíciles, como ellos siempre nos han apoyado. Ojalá el año que viene todo esté bien. Inchalah".

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"Yo no chupo más el dedo. Dedo corona", dice Jira en un audio a Manuela. La manía de Jira de llevarse el dedo pulgar a la boca es algo que preocupa a las dos familias ante las recomendaciones de higiene de la Organización Mundial de la Salud. Taoua comparte con la familia en España cuáles son las medidas que se están tomando en los campamentos por parte de la República Árabe Saharaui Democrática como es el control de entrada y salida de los campamentos, la llegada de alimentos y sobre todo, lo que tienen muy claro es que "yo me quedo en la haima".

Ocupados durante 44 años

Pero la verdadera guerra y persecución está en el Sahara Occidental ocupado: torturas, secuestros, duras penas de cárcel, acoso, sabotajes, violaciones, chantajes. Cuando comenzó el estado de alarma en España, el 14 de marzo, en una nota de voz, Ahmed Ettanji, presidente de Equipe Media mandó "ánimos y fuerza para los hermanos españoles" y aseguró que "él se queda confinado" por todos nosotros. Han pasados tres semanas, y quedarse en casa en el Sahara Occidental ocupado ya es un hecho real y forzoso.

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De momento, Marruecos ha confirmado cuatro casos en El Aaiún ocupado, capital del Sahara Occidental, pero no ha dado más detalles. Los saharauis no temen ni a la muerte ni a este nuevo virus, ya que "el miedo se fue con la invasión de Marruecos del Sahara Occidental para exterminar a todo un pueblo con la complicidad del gobierno español y de Francia. Llevamos 44 años sufriendo este virus", apunta Hmad Hamad, activista de los derechos humanos en el Sahara Occidental.

El Movimiento por los Presos Políticos Saharauis pide la excarcelación de los presos que han sido condenados sin pruebas y garantías

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Una de las cosas que más preocupa son los presos políticos saharauis que hay en las cárceles marroquíes. Desde Por un Sahara Libre se ha enviado una carta al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, y a los miembros del Consejo de Seguridad, a quienes exponen "la vulnerabilidad y escaso acceso a la atención médica del pueblo saharaui en los territorios ocupados, donde la población saharaui vive en un apartheid social, económico y político, lo que se acrecienta en el caso de los presos políticos, víctimas de malos tratos, tortura y negligencia médica intencional".

Por ello, el Movimiento por los Presos Políticos Saharauis pide "la excarcelación de estos presos que han sido condenados sin pruebas y garantías por observadores internacionales en unas condiciones malas de higiene y mal alimentados", reivindican. Esta petición también ha sido respaldad por asociaciones de solidaridad como la Comisión Nacional Saharaui de Derechos Humanos (CONASADH).

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