Maneras sostenibles de renovar la ropa sin caer en el frenesí del 'fast fashion'
La industria de la moda es una de las más contaminantes del planeta, pero sus estrategias de marketing nos llevan a su consumo masivo. Las expertas abogan por el intercambio, la segunda mano o el alquiler de prendas como alternativas.
Madrid-
Llega la vuelta al cole y, con ella, el verano deja paso al otoño. Para muchas personas este período marca un momento de cambio. Nuevo curso, nuevo trabajo, nueva pareja... O quizás todo sigue como siempre, pero nos preparamos igualmente para una nueva temporada. Comprar ropa es una manera habitual de expresar este cambio de época, pero la industria de la moda, con sus modos de producción y consumo, es la segunda más contaminante del planeta. ¿Cómo podemos renovar nuestro armario sin dañar el medio ambiente?
La Agencia Europea de Medio Ambiente calcula que, de media por persona en la UE, el consumo textil requirió en el año 2020 nueve metros cúbicos (m³) de agua, 400 m² de tierra y 391 kilos de materias primas. Esto provocó una huella de carbono de unos 270 kilos.
La industria de la moda es la segunda más contaminante del planeta
Hay que tener en cuenta que el 11% de la población europea y el 25% de la población mundial se ven afectados por la escasez de agua. Mientras tanto, un estudio del Servicio de Investigación del Parlamento Europeo (ERPS por sus siglas en inglés) indica que para confeccionar una sola camisa de algodón se necesitan 2.700 litros de agua dulce. Esta cantidad equivale a lo que una persona necesita beber a lo largo de dos años y medio, según indica la investigación.
Deshacernos de la urgencia por comprar
La industria textil ha desarrollado lo que se conoce como fast fashion o moda rápida. Se trata de una "necesidad inventada" de innovación que impulsa la venta de millones de artículos y anima a la ciudadanía a acelerar el reemplazo de su inventario personal, según explican desde Greenpeace.
"Lo primero que tenemos que pensar es en reducir", subraya a este diario Elvira Jiménez, de Greenpeace. "En todo lo que conlleva la ropa también hay una parte psicológica muy importante: la necesidad de ir a la moda o seguir las tendencias juegan un papel clave en nuestro modo de consumo, pero no responden a una necesidad real".
Las ecologistas critican el "bombardeo publicitario" que nos aboca al consumo masivo de ropa
"Es importante que los consumidores intenten sacudirse la culpa. Hay mucha gente que quiere intentar hacerlo mejor y no ve la manera porque verdaderamente el sistema está hecho para que te sea difícil hacerlo", remarca a Público Inés Rigal, periodista y autora del proyecto Ser Manglar, que ofrece cursos y talleres de formación para reducir los residuos.
"No es fácil porque todo está hecho para comprar: la vuelta al cole, el cambio de temporada, el Black Friday...", insiste Rigal. "Para la gente de a pie, es importante intentar salir de esa dinámica y desconectar un poco de la urgencia a la que nos aboca el bombardeo publicitario que recibimos", recomienda.
Alternativas al consumo más dañino
Atenuar los ritmos frenéticos de consumo es lo primero, pero a veces resulta inevitable acabar comprando algo. "Al final a todos nos gusta vestirnos bien y cambiar de estilo cada cierto tiempo", apunta a este medio Lourdes Ferrer, fundadora de la plataforma de compraventa de ropa de segunda mano PERCENTIL.
Cuando la reducción no nos parece viable, la alternativa es reutilizar. "La mejor manera de seguir con nuestros hábitos de consumo con el menor impacto medioambiental es comprando de segunda mano", afirma Ferrer. "De este modo, alargas la vida de la ropa y nuestra expectativa también es que cada vez se fabrique menos", añade.
El alquiler de ropa es una alternativa al consumo de 'fast fashion' que va cobrando fuerza
Jiménez también apoya la compra de segunda mano. Además, también propone "hacer intercambios o alquileres". Sobre esta última, la ecologista señala que "cada vez hay más empresas que se están lanzando a esta forma de consumo que quizás es la más innovadora". Algunas aplicaciones y plataformas te permiten reservar prendas durante unos días por una fracción de su precio original.
"En estos procesos de intercambio de ropa también hay un punto de satisfacción personal, de sentirte parte de una comunidad y ver que se pueden hacer las cosas de otra manera", valora Rigal. "Creo que nos resulta más gratificante darle el dinero a una familia como la tuya, a esa madre que ha hecho el esfuerzo de hacerle la foto a la prenda que le quieres comprar a tu hijo", concluye.
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