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¿Se puede llevar a cabo una crianza sin imponer el género?

La crianza sin género, cada vez más extendida, es una práctica en la que madres y padres deciden criar a su bebé sin seguir los patrones asociados a un género o a otro.

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Fotografía de un bebé de espaldas jugando. — PIXABAY

madrid, Actualizado:

Cuando una persona se queda embarazada, es frecuente que le pregunten el sexo del futuro bebé. Es también común que, en cuanto se identifican en las ecografías los genitales del feto, la ginecóloga o ginecólogo haga esta revelación acompañada del determinante: "es niña" o "es niño". Para muchas personas, de este anuncio dependerá el nombre del bebé, el color de su ropa o si llevará o no pendientes. Para otras, sin embargo, no. En Público explicamos qué es y cómo se lleva a cabo esta manera de educar sin género a las infancias.

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¿Qué es la crianza sin género?

Es una práctica en la que madres y padres deciden criar a su bebé sin seguir los patrones asociados a un sexo o a otro. Esta crianza pone el foco en la distinción entre sexo y género: el sexo se otorga biológicamente, a través de los genitales, mientras que el género son las características relativas a patrones de comportamiento y de identidad establecidas socialmente. El género (mujer, hombre o no binario), por lo tanto, depende de la identidad de una persona y no de sus genitales. Por esto, la crianza sin género quiere no solo dejar de imponer a un bebé roles que, por otra parte, están asentados en lógicas patriarcales, sino no atribuir a su criatura un género, sino esperar a que tenga consciencia de su identidad.

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¿Cuál es el objetivo?

El objetivo es que el infante, cuando crezca, pueda determinar con libertad cuál es su identidad de género. Muchas personas trans que se dieron cuenta al crecer de que su género no se correspondía con el sexo que le atribuyeron al nacer, enfrentan muchas problemáticas tanto a nivel social como personal, algo que la crianza sin género pretende evitar, dejando a la criatura que descubra su género siguiendo sus propios tiempos y desarrollo evolutivo.

Con la crianza sin género, además, se pretende no limitar la vida de las infancias basándose en las expectativas que acompañan a ser niño o niña, muchas de ellas basadas en un sistema patriarcal y machista, que además establece la heterosexualidad como la norma.

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¿Cómo educar sin género a tu bebé?

Este estilo de crianza rechaza construir un ambiente para el bebé basado en estereotipos y roles con el objetivo de que pueda crecer libremente sin imponerle marcas de género. El género se indica y reproduce muchas veces en el lenguaje, en hábitos y normas sociales, por lo que las madres y los padres intentan evitar ciertas conductas para llevar a cabo esta crianza.

Muchas personas optan por elegir un nombre que no se considere femenino ni masculino para su bebé. En consecuencia, también suelen emplear un lenguaje con género neutro, que en el castellano se traduce en el sufijo -e (hije, niñe…). Otras prácticas que se pueden llevar a cabo son no limitar el vestuario, los juguetes o los gustos de la criatura. Esto se hace con la intención de que la persona, durante su infancia, pueda explorar su propia individualidad más allá del sexo.

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La realidad es que, a nivel social, es casi imposible escapar de la imposición de un género desde antes incluso de que nazca un bebé. Aunque en otros países como Nueva Zelanda, Canadá o Malta, no es obligatorio registrar el sexo de la criatura cuando nace, en España sí lo es, siendo el criterio que se usará para su identificación de género a través de cualquier documento oficial. A pesar de la dificultad que implica evitar esta clasificación, las madres y los padres que deciden llevar este tipo de crianza pretenden que, al menos, en el hogar, su hija, hije o hijo tenga el espacio para determinar su identidad con libertad.

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