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MIGUEL ÁNGEL MARTÍNEZ SANTAMARÍA

Un juez pide a Suecia que se investiguen los fallos del vasco cuyo corazón fue robado en Estocolmo

Su hermana, Blanca Martínez, reclama que "se depuren responsabilidades" entre los policías y las autoridades que "no hicieron nada" para averiguar todo lo que rodeó su muerte.

Miguel Ángel Martínez Santamaría, en Londres.
Miguel Ángel Martínez Santamaría, en Londres.

Un juez de Bilbao ha solicitado que se vuelvan a investigar los fallos sobre la muerte de Miguel Ángel Martínez Santamaría, el vasco que apareció muerto en Suecia y fue enterrado sin corazón, páncreas y parte del hígado, en 2005, en Reino Unido. 

Según ha adelantado El Correo, la hermana del fallecido, Blanca Martínez, ha logrado que el Juzgado vizcaíno de instrucción 4 remitiera "hace unos días un escrito oficial a las autoridades de Estocolmo" para que se esclarezca el caso. Después de varios años de lucha, Martínez reclama que "se depuren responsabilidades" entre los policías y las autoridades que "no hicieron nada" para averiguar "todo lo que rodeó su muerte". 

La primera autopsia que realizaron a Miguel Ángel en Estocolmo atribuía su muerte a un ahogamiento y especulaba con la posibilidad de que se hubiera suicidado. Sin embargo, cuando su cadáver fue trasladado a Reino Unido, donde el vasco había pedido ser enterrado, una segunda autopsia realizada por los ingleses reveló que el cuerpo carecía de corazón, páncreas y de la mitad del hígado.

Desde entonces, ninguna de las autoridades competentes ha sabido aclarar a sus familiares la situación. Incluso un colaborador del FBI cuestionó la investigación sueca: "No puedo entender que no se realizara un estudio completo pese a que había claros indicios de criminalidad rodeando este caso", aseguró el forense español y colaborador del FBI Aitor Curiel López de Artaute, en 2021.

La gran duda que rodea todo el caso es en qué momento desaparecieron sus órganos. Ante lo cual, se barajan dos opciones: o alguien le arrebató sus órganos bajo condiciones controladas antes de que muriera y lo arrojó a las aguas, o se los extrajeron durante la autopsia para someterlo a un examen macroscópico o toxicológico.

En caso de haber ocurrido esto segundo, después de ahogado y transcurridos varios días, esos órganos no sirven para nada, "ni para la ciencia ni para robar", por lo que la hipótesis de que se los hubieran robado en este proceso no parece tener demasiado sentido. Podría tratarse más bien, tal y como indicó Curiel López de Artaute, de una "chapuza" de la administración escandinava.

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