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MADRID.- Una de las afectadas por la avalancha humana producida en la macrofiesta de Halloween del Madrid Arena y amiga de la fallecida Belén Langdon, Belén Sastre, ha asegurado que una vez se cayó al suelo, y tuvo a la gente encima, sin poder salir, pensó "Me muero ahora mismo, no voy a salir de aquí".
Sastre, que tenía 16 años en el momento de los hechos, ha sido la primera de los seis testigos que comparecerán este miércoles en la décima sesión de la vista oral que se celebra estos días en la Audiencia Provincial de Madrid.
Según ha relatado ante la fiscal, se cayeron al suelo boca arriba. "Fue tan rápido que no dio tiempo a reaccionar", ha asegurado. "Como en dos minutos ya teníamos gente encima", ha añadido. "No se podía ver nada, tenía el brazo totalmente torcido, con un dolor horrible". Fue entonces cuando escuchó a su amiga Belén Langdon decir "me muero, no puedo respirar".
Entonces Sastre pensó que si tenía que morir allí, lo haría. "No sé en qué momento me puse a rezar y me quedé inconsciente". Después fue rescatada por "un chico", que la cogió en brazos y fue entonces cuando ella pudo coger aire "como cuando sales de la piscina sin haber respirado durante mucho tiempo". Respecto a las sensaciones experimentadas durante el tapón humano, ha asegurado que fue "un caos", porque todo el mundo estaba "llorando y gritando".
La joven, que en la fiesta tenía 16 años, ha asegurado que compró las entradas a un compañero del trabajo. Pagó 30 euros por ella, al igual que muchos jóvenes de su instituto -unas seis clases de 30 jóvenes- pertenecientes al mismo grupo de edad. Ha reconocido que estuvieron alrededor del Metro hasta que entraron al recinto sobre las 23 horas.
No le pidieron el DNI
Entraron por una valla por la que no pidieron DNI. Luego llegaron a los tornos. La entrada se la cogieron pero no recuerda "exactamente" dónde las dejaban. Vio a gente pasar con botellas "y todo tipo de cosas".
Ha indicado que no se fijó en si el resto de personas pasaban con o sin entrada. Una vez en el interior, dieron una vuelta con diferentes grupos de amigas. Estuvieron un tiempo en la terraza con una amiga que se había mareado, junto a Belén Langdon, ya que "al no haber cobertura" era "caótico" y no la querían dejar sola.
Acudieron al baño para llevar un vaso de agua a esta amiga. Al rato, fueron a por otro vaso de agua y aprovecharon para buscar al resto de las amigas, de las que se habían separado. Iban a pasar la puerta de la pista, donde había un cuarto pequeño, y esa fue una puerta de las que cerraron, y cuando comenzó Steve Aoki todo el mundo quería entrar a la pista y cerraron las puertas. "Se acumuló una cantidad de gente inhumana", ha explicado. Respecto a quiénes cerraron las puertas de algunos vomitorios ha indicado que fueron personas "con chaleco amarillo".
Una vez Sastre fue liberada, quiso buscar a Langdon porque la había perdido de vista. Sin embargo, Sastre se encontró con las amigas de su hermana, que le dijeron que tenía que ir a un hospital y que Belén Langdon "estaría bien", y que la llamaría "cuando tuviera el teléfono". Llegó a casa a las 6.30 horas, y llamó a la Policía sin despertar a sus padres "para no preocuparles" porque quería saber donde estaba Langdon. Se enteró a la mañana siguiente de que Belén Langdon estaba en la UCI.
"Me empecé a agobiar porque mis pies no tocaban el suelo"
Otras de las jóvenes que resultó herida en la tragedia del Madrid Arena ha explicado este miércoles que tuvo que "pisar a tres o cuatro personas para salir de la avalancha". "No tengo conciencia del tiempo que pase ahí, para mí fue eterno".
Amor López ha señalado que adquirió la entrada por Internet y que un relaciones publicas le comentó que "que estaba previsto que fuera muchísima más gente de la que habían dicho. No se si 20.000 o 23.000".
Como todas las testigos que han comparecido, Amor no pasó ningún control, ni registro, sino que sólo la pidieron la entrada en los tornos. Entró con una garrafa de cinco litros en la mano y dos botellitas ocultas en los pantalones. "Los que estaban allí no metían prisa para pasar".
"Me empecé a agobiar porque mis pies no tocaban el suelo, salimos y no se cómo nos vimos encajados", ha explicado. López ha reconocido que "vieron que me estaba muriendo y alguien me cogió de los brazos y me sacaron".
Cuando estaba encajada en el tapón humano que se formó en el vomitorio mortal, la joven tuvo a su lado a Katia Esteban, a la cual no conocía pero si escuchó lo que la dijo, ha explicado. "No puedo más, dile a mi padre que le quiero", ha señalado. Entonces, ha añadido, "dejo de hablar y dejó de respirar".
La testigo ha apuntado que no la conocía pero que más tarde se enteró de que aquella joven era Katia Esteban, una de las cinco fallecidas en la tragedia.
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