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Dos informes avisan del riesgo de nuevos vertidos desde la mina de Aznalcóllar al Guadalquivir

Dos estudios científicos independientes, elaborados por expertos de las universidades de Sevilla, Cádiz y Granada recomiendan "no realizar nuevos vertidos mineros al estuario" del río.

Zona minera de Aznalcollar, en abril de 2023, en Sevilla.
Zona minera de Aznalcollar, en abril de 2023, en Sevilla. Francisco J. Olmo / Europa Press

Dos estudios científicos elaborados por expertos universitarios alertan de que existen riesgos si se ejecutan nuevos vertidos en el estuario del Río Guadalquivir, que identifican como contaminado, desde la mina de Aznalcóllar, en donde está a punto de abrir un nuevo proyecto minero, y desde la de las Cruces, ya en operación. Ambos trabajos recomiendan evitar que se produzcan, sobre todo, porque, aseguran, existen carencias en los trabajos de impacto ambiental que impiden valorar adecuadamente la incidencia.

Así lo recoge el informe titulado Vertidos mineros, hidrodinámica y físico-química en el estuario del Guadalquivir: "En vista de las evidencias de contaminación presentes y en función del principio de precaución, base rectora de toda legislación ambiental, recomendamos no realizar nuevos vertidos mineros al estuario del Guadalquivir". Este estudio lo firman cinco profesores —Jesús M. Castillo, Sara Sirviente, Miguel Bruno, Remedios Cabrera Castro, Jairo Sánchez-Rodríguez y Manuel Díez-Minguito— de las universidades de Sevilla, Cádiz y Granada.

Y de este modo lo afirma el que se titula Análisis de las posibles afectaciones de vertidos mineros sobre hábitats de interés comunitario y especies de fauna de conservación prioritaria y vertidos mineros: "No deberían ejecutarse los vertidos anunciados de las minas Cobre las Cruces y de Aznalcollar en el Estuario del Guadalquivir, pues no se han analizado en profundidad, ni por parte de las minas y las administraciones públicas competentes, las posibles afectaciones a hábitats de interés comunitario y especies de fauna de conservación prioritaria".

"En este sentido, nuestro análisis apunta a posibles impactos importantes derivados de los vertidos mineros anunciados sobre varios de estos hábitats de interés comunitario y especies protegidas", se añade en las conclusiones de este trabajo, que firman en este caso el profesor Castillo y Carlos Granado Lorencio, del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad de Sevilla.

"Los documentos públicos disponibles [...] se basan en análisis totalmente insuficientes"

Varios de estos expertos participaron este jueves en unas jornadas en Sevilla llamadas El Estuario del Guadalquivir frente a los vertidos mineros. En ellas expusieron estas conclusiones y concluyeron que los documentos públicos disponibles "se basan en análisis totalmente insuficientes de la hidrodinámica, la fisicoquímica y el funcionamiento de los ecosistemas del Estuario del Guadalquivir".

"Ante esta ausencia de evidencias y certezas —expusieron los científicos— es preceptivo un estudio independiente debidamente auspiciado por todas las Administraciones Públicas competentes en la gestión del Estuario del Guadalquivir".

Hasta ahora, la compañía, y el Gobierno andaluz han venido defendiendo que el nuevo proyecto minero en Aznalcóllar es "sostenible" y que no va a producir daños en el medioambiente. "No se va a verter ni un solo litro de agua al Guadalquivir hasta que la estación depuradora esté en funcionamiento", llegó a manifestar al respecto el portavoz del Gobierno andaluz, Ramón Fernández Pacheco.

Ante las críticas que ha venido recibiendo de los grupos ecologistas, la empresa emitió en fechas recientes un comunicado en el que aseguraba haber "elevado la inversión global del proyecto a lo largo del proceso de tramitación en 100 millones de euros, hasta rozar los 450 millones, para incluir una estación depuradora de agua de última generación, que se une a la promoción de una nueva red de infraestructuras para la gestión hídrica del proyecto; y así resolver definitivamente el problema generado por los pasivos ambientales heredados de la antigua operación minera".

Estudios insuficientes

Los dos estudios, a los que ha tenido acceso Público, se complementan en sus reflexiones, que cargan con dureza contra los proyectos. Así el primero de ellos recoge lo siguiente: "Los proyectos de nuevos vertidos mineros desde las minas Cobre Las Cruces y Aznalcóllar Los Frailes no han tenido en cuenta las condiciones específicas de hidrodinámica y fisicoquímicas de la parte alta o interior del estuario del Guadalquivir donde se producirían".

En él se puede leer: "Los proyectos de vertido minero y sus planes de seguimiento han ignorado el complejo contexto hidrodinámico y fisicoquímico del estuario del Guadalquivir. Simplemente, dan por hecho que la contaminación minera se diluirá y precipitará, como si desapareciera mágicamente".

Luego, se añade: "La realidad está muy lejos de lo previsto en las peticiones y autorizaciones de vertidos mineros que carecen de un enfoque holístico para comprender el ecosistema estuarino, incluidas sus dinámicas físicas y biogeoquímicas y cómo éstas actúan sobre la biodiversidad". Por lo tanto, remachan, "existen lagunas de conocimiento en las consecuencias que los vertidos podrían provocar en el estuario".

Y en el segundo estudio se afirma: "La Zona de Especial Conservación cumple una función esencial de corredor ecológico al unir […] diferentes ecosistemas". Aunque hay tres estaciones de depuración de aguas residuales a la altura de Sevilla y otras dos en el Río Guadaíra, afluente, "existe falta de depuración" en otras localidades.

"Los posibles impactos —prosigue el trabajo— de los vertidos mineros han sido analizados de manera insuficiente hasta el momento por las minas y las administraciones públicas competentes. En este contexto, nuestro análisis de dichos vertidos mineros en relación a la hidrodinámica y fisicoquímica del estuario indica que los impactos socio-ambientales de los vertidos mineros en el Guadalquivir podrían ser importantes".

"Es especialmente relevante —abunda el trabajo— apuntar que los estudios de impacto ambiental y las autorizaciones de vertidos mineros no han analizado los posibles efectos acumulativos y sinérgicos entre vertidos".

Además, remachan los expertos, "los informes realizados hasta el momento, por las minas y las administraciones públicas, pivotan en torno a la calidad de las aguas, pero no tienen en cuenta la calidad de sedimentos que es clave en la circulación de metales y metaloides potencialmente tóxicos en el ecosistema, pues la vegetación toma los metales desde el agua intersticial de los sedimentos".

La mina Cobre las Cruces ha vertido aguas con metales al Estuario del Guadalquivir desde 2009 a 2021, y ya tiene autorizado un nuevo vertido "cuyo volumen doblaría el primero", según se resaltó en las jornadas. Al mismo tiempo, la mina de Aznalcollar ha solicitado a la Junta de Andalucía otro vertido minero al estuario del Guadalquivir.

En Aznalcóllar, se produjo uno de los mayores desastres medioambientales de España, cuando en 1998 miles de lodos tóxicos anegaron el río Guadiamar y concentraron ingentes cantidades de desechos en el Parque Nacional de Doñana. La empresa Boliden abandonó Aznalcóllar tras aquellos hechos sin pagar ni un sólo euro por los daños.

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