La hija de una criada heredará tres millones de euros de su padre biológico gracias a la prueba de ADN

SEVILLA.- Una vecina de la localidad sevillana de Morón de la Frontera, Sofía R. H., con una pensión mensual de 700 euros heredará más de tres millones de euros, de los 15 millones de la herencia total, tras demostrarse gracias a una prueba de ADN que es hija de un acaudalado empresario con el que su madre mantuvo una relación de pareja no matrimonial hace más de 70 años, cuando trabajó en su casa como asistenta doméstica, fruto de la cual nació la reclamante.

El abogado de esta mujer, Fernando Osuna, ha informado de que, tras más de cinco años de espera, la prueba de ADN practicada en el juicio ha dado un resultado positivo entre padre e hija "de más del 99%". Añade, además, que el millonario empresario, que falleció hace más de 30 años, mantuvo económicamente a su hija extramatrimonial y a la madre de ésta, existiendo "una convivencia clandestina".

El letrado ha indicado que su cliente no presentó antes la demanda "por respeto" a su madre, quien falleció el 30 de enero de 2004 en Sevilla. La madre de Sofía, según Fernando Osuna, inició cuando tenía 20 años una relación sentimental con el empresario, que era 26 años mayor que ella, después de entrar a trabajar en su casa, y fruto de la misma se quedó embarazada y dio a luz a la reclamante.

Esta relación "duró hasta que quedó embarazada y tuvo que salir del servicio de la casa, posiblemente despedida" por la cónyuge del millonario empresario, quien "se preocupó por la reclamante y le compró una vivienda" en Morón, "dado que la casa donde residía era muy humilde y de reducido tamaño".

La mujer residió en esta vivienda con su hija, sus padres y sus hermanos hasta que se trasladó definitivamente a Sevilla "por la dificultad de la situación, que se hizo insostenible debido a la presión social del momento", mientras que el empresario continuó casado "y no puso fin a su matrimonio debido al pensamiento convencional de la época y para evitar cualquier escándalo público, tan mal visto".

No obstante, el empresario "no se desentendió de su hija ni de la madre de ésta, dado que según consta en los testimonios y declaraciones de numerosos vecinos no perdió el contacto con ellas" y asistía "frecuentemente" a la vivienda "que adquirió para la comodidad" de éstas, pues "pertenecían a una familia muy precaria y carente de posibilidades económicas, a diferencia de él, que ostentaba una buena reputación social y un considerable patrimonio".

Los testigos aseguran "haberlo visto entrar y salir de la vivienda que les compró, muy asiduamente, así como también aseguran que era conocida en el pueblo la paternidad" del empresario "a pesar de no estar reconocida".