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El futuro incierto de la inacabada catedral que Justo construyó durante 60 años

El fallecimiento de Justo Gallego, artífice de la catedral de Mejorada del Campo, no ha paralizado su construcción. Mensajeros de la Paz se hace cargo de ella con la esperanza de que pueda convertirse en un centro interreligioso, aunque su creador quisiera que en ella se oficiara misa, como agrega el hombre que más tiempo trabajó junto a él.

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Vista interior de la Catedral de Justo, en Mejorada del Campo (Madrid). — Guillermo Martínez

Madrid, Actualizado:

Jorge Capa era un niño pequeño cuando todas las mañanas veía a Justo Gallego en su bicicleta yendo a cumplir su sueño. Ahora, el primero es el alcalde de Mejorada del Campo y el segundo el artífice de una colosal construcción pensada como catedral. Justo, como siempre fue conocido, falleció a los 96 años el 28 de noviembre, no sin antes haber dedicado seis décadas a la construcción de lo que sería su mayor legado. Aquel 12 de octubre de 1961 ya había superado la tuberculosis que le lastró por un largo periodo de tiempo, por lo que decidió emprender la hazaña de dedicar una catedral a la Virgen del Pilar. Mensajeros de la Paz se está haciendo cargo de su finalización, para la que calculan unos tres años, con la idea de que se convierta en un centro interreligioso.

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Situado en el número 10 de la calle de Antonio Gaudí, el edificio jamás podrá ser considerado como catedral de manera formal, ya que el municipio pertenece a la Diócesis de Alcalá de Henares, quien ya posee una catedral en la ciudad complutense. No es factible que una misma diócesis albergue dos catedrales. Sea como fuere, la enorme estructura sigue su curso hacia los cielos. A la entrada, dos nombres propios abren las puertas. Justo Gallego y Ángel López. Este último atiende a Público después de aparcar la furgoneta serigrafiada cargada de cemento en la entrada secundaria de la edificación: "Yo vine a visitar a Justo y le dije que si me podía quedar con él. Me dijo que sí, y aquí seguimos", comenta.

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A sus 48 años, ha dedicado exactamente la mitad de su vida a la Catedral de la Fe, el nombre original de la edificación. "Aquí se va a dar culto y será un refugio y lugar de encuentro para los pobres", añade López, quien llegó al lugar sin tener ninguna experiencia relacionada con la construcción. Estas afirmaciones chocan con lo explicitado por parte de Sergio Mella, director general de Mensajeros de la Paz, entidad propietaria del lugar tras haberlo recibido como donación de López, y este, a su vez, del propio Justo. "Queremos convertirlo en un centro social y lugar de encuentro para todas las religiones, no solo la católica", señala.

En la actualidad, la organización comandada por el conocido padre Ángel, se está haciendo cargo de una edificación cuya magnitud se expresa en cifras: 4.700 metros cuadrados, 35 metros de altura en su punto más alto, una planta central de 50 metros de longitud y 20 de ancho, una cripta subterránea, dos claustros y un baptisterio, 12 torreones, 28 cúpulas, una de ellas de 35 metros y más de 2.000 vidrieras. "Al padre Ángel le fascinó la vitalidad de Justo, se enamoraron mutuamente", afirma Mella en referencia a la primera vez que los dos se conocieron, a principios de 2021.

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Legalizar la construcción

Entre decenas de alambres, cuerdas, escaleras, tablones, cables, sacos con piedrecitas y recipientes para enyesar, trabajan los operarios ya contratados por Mensajeros de la Paz, a diferencia de la forma en que llevaba a cabo la construcción Justo, que tan solo se valía de voluntarios. Una veintena de escalones separan el claustro de la nave central, que tiene pequeños charcos en el suelo debido a la esquelética, por ahora, cúpula central. Al frente, en lo que un día Justo pensó como mesa de ceremonias, un belén indica el periodo del año en el que nos encontramos. Todo es especial en el lugar, hasta el ambiente. El canto religioso de fondo se conjuga con el chirriante sonido de las sierras eléctricas.

"Hemos empezado a legalizar la construcción, porque hasta ahora no contaba con ningún permiso, y hemos contratado al mejor estudio de ingeniería estructuralista que conocemos. Por ahora nos dicen que la estructura aguanta, pero necesitamos que los arquitectos e ingenieros nos lo confirmen", apunta Mella. El presupuesto para ver terminada la obra de Justo ronda los 400.000 euros, cuyo desembolso corre a cargo de Mensajeros de la Paz, y el plazo que manejan para su inauguración ronda entre los dos y tres años. El director general de la entidad recalca que la edificación se convertirá en un centro interreligioso con gran peso en lo social: "También queremos acercar la cultura a aquellas personas que quizá no tienen los medios para llegar a ella mediante representaciones teatrales, presentaciones de libros, conferencias y exposiciones. Por supuesto, habrá un banco de alimentos y comedor social".

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Cerca del belén que atrae la atención de los curiosos que recalan en él, 26 escalones conducen a la cripta subterránea. En el medio de la misma se encuentra una gran mesa redonda con piedras ovaladas sobre ella. Para subir al coro es necesario pasar por donde en un futuro estarán los servicios. Ahí, un operario se afana en adecentarlos. En este caso, 55 escalones cada vez más angostos y que, vistos desde arriba, parecen la típica concha del Camino de Santiago, conducen a la parte más alta de la estructura. Desde ahí, el curioso puede llegar a la zona del coro, el lugar en el que se visualiza la nave central de lo que un día se pensó como templo.

Proteger el lugar como Bien de Interés Cultural

De nuevo abajo, a la derecha, una pequeña capilla dedicada a la Virgen de Covadonga alberga un busto dorado con la cara de Justo, casi a tamaño real. Cerca de la entrada de la capilla se encuentra una de las más modernas máquinas de limosnas, que te permite aportar a la causa directamente desde la tarjeta de crédito, sin necesidad de llevar efectivo encima. Cuatro posibilidades: 2, 5, 10 o 19 euros que irán destinados a la finalización de la construcción, Banco Sabadell mediante.

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Capa, el alcalde socialista de este consistorio madrileño, afirma que de lo que más orgulloso se siente es de haber nombrado a Justo hijo predilecto en abril de este mismo año. "La intención del Ayuntamiento es declararla Bien de Interés Cultural, así que estamos elaborando un expediente bien argumentado para enviar a la Comunidad de Madrid", incide el edil. Él mismo acepta que "todo esto se hizo de aquella manera", por lo que los técnicos municipales tendrán que visar el proyecto de legalización que realizan los expertos contratados por Mensajeros de la Paz.

La Catedral de Justo, en Mejorada del Campo (Madrid), vista desde un claustro. — Guillermo Martínez

Por el momento, algunos paneles de plástico hacen las veces de vidriera, cerca de una estancia adecentada como comedor, en donde sobresalen los manteles de tela. En frente de él, un obrero se afana en pintar el techo de gris claro en otro habitáculo, cerca de las escaleras que conducen al ya mencionado claustro. Desde fuera, la majestuosa construcción tampoco deja nada que desear. Algunas placas de una empresa de seguridad privada, por si la protección divina no surtiera efecto, reflejan el sol frío de este inicio de diciembre. En el suelo verde de la principal explanada, unas flechas azules sobre fondo blanco llevan a la que será la entrada principal.

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El futuro, tras las licencias

Los curiosos frecuentan el lugar. Un sexagenario pregunta por el nombre de la "virgencita" que preside el sitio. Nadie puede responderle. "Ya queda menos", dice el hombre ataviado con un chándal mientras se aleja. "Templo consagrado a la madre de Dios, Nuestra Señora del Pilar", dejó escrito Justo en un costado de lo que pensó como catedral. Los transeúntes no siempre son tan curiosos. Un chiquillo se entretiene con las borlas de la entrada de la construcción cuando su abuelo le amenaza con irse sin él, a un escaso metro de distancia. Como un resorte, el pequeño continúa la andadura del mayor. Los dos son un ejemplo de lo desapercibido que puede pasar lo faraónico para aquellas personas acostumbradas a ello.

El edificio, que cuenta con seis décadas en sus cimientos, sigue su curso. López no cree que esté terminado en tres años, aunque desde Mensajeros de la Paz son optimistas. "Todo dependerá de lo que tarden las licencias", agrega Mella. Tendrá que pasar un tiempo todavía para ver el sueño de Justo cumplido, y de qué forma, si convirtiendo su deseada catedral en un centro interreligioso como afirma la organización del padre Ángel, o siendo un lugar de encuentro en el que además se practique culto, como el propio López asegura que quería Justo.

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