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El ecocidio, otra cara del genocidio de Israel en Gaza: agua contaminada, tierra infértil y cantidades ingentes de basura

La ofensiva sionista contra el pueblo palestino ha provocado condiciones de vida insalubres, lo que facilita la propagación de enfermedades y supone un alarmante peligro tanto para los humanos como para el medio físico.

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Palestinos inspeccionan coches quemados tras un ataque del ejército israelí contra tiendas para desplazados internos, a 14 de octubre de 2024. — Abed Rahim Khatib / Europa Press

madrid,

Israel ha asesinado a cerca de 42.000 personas –incluidos casi 17.000 niños y bebés de apenas meses– desde la escalada de la violencia el 7 de octubre de 2023. El sionismo vuelve a quitar el aliento al mundo tras años de desatención sobre las históricas tierras ocupadas del pueblo palestino. Sin embargo, estos suelos también han quedado destruidos por el duro impacto ambiental del genocidio en Gaza, donde se han lanzado más de 70.000 toneladas de explosivos. Así, el Ejército israelí está perpetrando un ecocidio sobre Palestina.

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Un ecocidio consiste en "el ataque y la destrucción del medio ambiente, a menudo por medios militares", describe a Público Mark Griffiths, geógrafo de la Universidad de Newcastle e investigador principal del grupo War and Geos, que ha colaborado en un estudio de campo con participación internacional sobre el impacto ambiental del genocidio israelí en la Franja de Gaza.

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"El ecocidio amenaza tanto la vida no humana como la humana, por lo que puede degradar la vegetación, los cultivos y las poblaciones que viven de la tierra", añade Griffiths.

El intenso bombardeo sionista ha destruido infraestructuras críticas, incluidos los sistemas de alcantarillado, aguas residuales y gestión de residuos sólidos, lo que ha provocado el agotamiento de las tierras agrícolas y un descenso significativo de la fertilidad del suelo. Así lo confirma el reciente estudio, presentado en una rueda de prensa internacional. El trabajo también ha contado con la participación de la Red de ONGs Ambientales de Palestina (PENGO por sus siglas en inglés), en la que se incluye Amigos de la Tierra.

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Abeer Butmeh, activista: "Lo que está ocurriendo en Gaza es uno de los casos de ecocidio más crueles de la historia reciente"

"Lo que está ocurriendo en Gaza es uno de los casos de ecocidio más crueles de la historia reciente", denuncia en declaraciones a este medio Abeer Butmeh, coordinadora de PENGON, que también estuvo presente durante la rueda de prensa. "Israel devasta deliberadamente el medio ambiente de Gaza y mata todos los elementos de la vida, arrojando 70.000 toneladas de bombas, incluidas bombas de fósforo, que tendrán repercusiones a largo plazo sobre el suelo, el agua, la vida salvaje y los seres humanos, y puede que algunas de ellas sean irreversibles", alerta.

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El bombardeo intensivo quema la tierra, mata los árboles y deforma sus frutos, según ha indicado el coautor del estudio Hussam Al-Najjar, doctor por la Universidad de Tecnología de Sídney, en Australia. La sequedad del campo para el cultivo y el deterioro de los minerales tienen como consecuencia la infertilidad de los suelos.

Un estudio de campo alerta de que de que las necesidades básicas para la vida en Gaza ya no son accesibles

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En septiembre de 2024, el 68% de los campos de cultivo permanente de Gaza mostraban un importante deterioro de su salud y densidad. La brutalidad sionista ha afectado a los medios de subsistencia y a la sanidad pública, a los servicios de saneamiento y a todos los niveles educativos.

Amigos de la Tierra España ha adelantado a Público su solidaridad con sus compañeros de Palestina. A su vez, reclaman al Ejecutivo español y la Unión Europea que presionen a Tel Aviv para alcanzar un alto el fuego, que pongan fin al comercio de armas y que rompan las relaciones diplomáticas con el Gobierno de Israel.

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Millones de desplazados internos

Los millones de desplazados internos dentro de la Franja padecen una de las situaciones más dramáticas, tanto desde el punto de vista humanitario como ecológico. De hecho, los primeros hallazgos de la investigación británica pone de manifiesto que el impacto ambiental es intrínseco al sufrimiento al que los palestinos se ven sometidos por las fuerzas sionistas.

El desplazamiento obliga a los gazatíes a vivir en áreas agrícolas, según ha explicado Hussam Al-Najjar durante la rueda de prensa. Esta migración interna ha aumentado la salinización de los campos, contribuyendo a su infertilidad.

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Sin embargo, la mayor catástrofe ecológica del desplazamiento tiene que ver con los residuos sólidos. El Ejército israelí ha demarcado los vertederos dentro de la denominada "zona de seguridad" que blindan sus fuerzas armadas, de manera que los refugiados internos tienen prohibido su acceso. Esto ha obligado a los gazatíes a crear vertederos irregulares cerca de los asentamientos. En total, el equipo de investigación identificó 63 instalaciones no oficiales y hasta 1,2 millones de toneladas de residuos sólidos.

La continua acumulación de desechos sólidos en vertederos no regulados al lado de los campamentos representa un inminente desastre para la salud pública, pues se trata de una fuente de transmisión de enfermedades, ya sea por contacto directo con niños o adultos, o a través de insectos. Mohammed Ebweini, miembro del equipo de investigación, ha advertido en la rueda de prensa que la situación empeorará en invierno y ha realizado una "llamada urgente para permitir la recogida especializada de residuos".

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Agua contaminada: una realidad calamitosa

Ebweini también ha señalado que "el funcionamiento de las estaciones para el tratamiento de las aguas residuales se ha paralizado debido a los ataques israelíes". Los investigadores monitorearon hasta 72 estanques contaminados y subrayan que, según datos del Ministerio de Salud de Gaza, más del 50% de los niños han contraído hepatitis A. En las muestras de agua analizadas, Ebweini ha afirmado que encontraron la presencia del virus de la poliomelitis.

Más del 50% de los niños han contraído hepatitis A

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La destrucción sionista de estas instalaciones de saneamiento ha provocado graves inundaciones generalizadas de aguas residuales en las tres principales plantas de tratamiento en el este de Gaza. Esto ha conllevado que la contaminación de los residuos entre en las tierras bajas, contribuyendo a "una contaminación sumamente peligrosa", ha enfatizado Ebweini.

En cuanto al abastecimiento de agua potable, las plantas desalinizadoras y la empresa israelí Mekorot son las principales proveedoras en la Franja. Cada persona desplazada apenas tiene acceso a tres litros diarios. Asimismo, Ebweini ha apuntado en la conferencia que el agua disponible para otros fines ha disminuido de 80 litros a 15-20 litros por persona al día.

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Tanto los investigadores como las ONG hacen sonar la voz de alarma. El fin de la ofensiva militar es solo el primer paso. Como ha expresado Griffiths durante la conferencia, "aunque haya un alto el fuego, la violencia no cesa". Por este motivo, reclaman tomar medidas urgentes como el monitoreo de los pozos y esterilizar el agua extraída con cloro.

Con este análisis, las organizaciones humanitarias internacionales determinan que se han alcanzado unos niveles de emergencia sin precedentes en el conflicto. Después de un año del genocidio en la Franja de Gaza, desde Amigos de la Tierra España expresan en un comunicado una conclusión clara: "La situación es insoportable".

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