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Catalunya hace bandera de su pasado: si bien es tierra de castells, el territorio también es tierra de monasterios. La historia del país ha hecho que estas edificaciones para la reclusión de los religiosos sigan teniendo un despliegue e integración reseñable en todo el territorio catalán. Ahora forman parte del Patrimonio Cultural catalán.
Los encontramos en las ciudades, pero también evidentemente en zonas rurales, algunos integrados en el paisaje cosmopolita y otros en lo alto de una colina o montaña. Son diversos y variados, con estilos románicos o góticos, y especialmente de las órdenes benedictinas y cistercienses de la Edad Media. Algunos se pueden visitar con facilidad para redescubrir su pasado, mientras que otros se han reinventado en centros culturales y turísticos.
Es muy reseñable la información disponible en el sitio web monestirs.cat, una guía online de los monasterios y conventos de Catalunya y de su entorno. Se puede encontrar información de poco más de seiscientos puntos monásticos de Catalunya, además de unos novecientos del resto de España, Francia y Portugal, según indican. Si quieres conocer más sobre los principales monasterios de la comunidad o hacer una visita a los imprescindibles de la zona, toma papel y boli. Os proponemos 10 de los monasterios que debéis visitar sin salir de los límites de Catalunya.
Abadía de Montserrat
No podíamos empezar por un monasterio que no fuera el de Montserrat (Barcelona), uno símbolo para toda Catalunya y con la Moreneta como joya, icónica Virgen, patrona de Catalunya. El monasterio se fundó en 1025 por orden del Abad Oliba, sobre una pequeña ermita que Guifré el Pilós había dado al Monasterio de Ripoll.
Podemos visitar la basílica del siglo XVI, con restos románicos y estructura gótica. La plaza de Santa María es el punto neurálgico, desde donde podemos recorrer todo el conjunto, gracias a la reforma del siglo XIX que llevó a cabo en primera línea Josep Puig i Cadafalch.
El Museo de Montserrat es también uno de los grandes atractivos de la visita. Además, cerca de la abadía, se conserva todavía el vecino Monasterio de Santa Cecília, que actualmente se ha reconvertido en el Espacio de Arte Sean Scully.
Sant Cugat
El claustro románico es uno de los grandes atractivos del Monasterio de Sant Cugat (Barcelona). Se trata de una edificación que fue regida por la orden benedictina, y en la que encontramos elementos prerrománicos, góticos y renacentistas. Fue construido entre los siglos IX y XIV, con una iglesia que se asienta sobre los restos de un castrum romano. La sobriedad del románico en la falta de decoración y la poca luz conviven con la grandiosidad del gótico gracias al cimborrio del siglo XIII.
El primer piso del claustro se construyó aprovechando a la prosperidad del siglo XII. Pero destacan especialmente sus 144 capiteles románicos, hechos con piedra de Montjuïc, esculpidos entre XII y XIII. Encontramos algo insólito, la firma de su autor: el escultor Arnau Cadell se autorretrató en un capitel corintio.
Santa María de Poblet
El Real Monasterio de Santa María de Poblet (Tarragona) fue un centro y un referente de la Catalunya medieval. El conjunto ha acabado convirtiéndose en un símbolo histórico y cultural, donde vuelven a vivir los monjes cistercienses.
La construcción del monasterio empezó en el siglo XII y los estilos arquitectónicos son variados: románico, gótico, renacentista y barroco. Esto no evita que el conjunto tenga una armonía total, tanto en la arquitectura como en relación con el entorno de las montañas de Prades. Algunos de los elementos más destacados del monasterio son la iglesia, que sigue el estilo de los templos cistercienses, la bella capilla gótica de Sant Jordi, y la puerta real, una grandiosa construcción gótica.
En ella fijaron su sepultura Alfons I, Jaume I el Conqueridor, Pere III y muchos de sus sucesores. Precisamente, el rey Pere III El Ceremoniós (1319-1387) vinculó el monasterio con la Corona de Aragón: hizo construir el panteón real, hasta entonces en Santes Creus.
Santes Creus
Justamente toca hablar del Real Monasterio de Santes Creus (Tarragona), ubicado a orillas del río Gaià. En su día, fue el centro de una de las señorías monásticas más extensas e influyentes de la Corona de Aragón. La abadía refleja el modelo canónico de los monasterios del Cister, con una arquitectura "sólida, grave y austera", según define la Generalitat.
Fue fundado en 1160 y su momento álgido fue entre los siglos XIII y XIV, gracias a su vínculo con la nobleza y el linaje real. El estudio y restauración de los panteones reales descubrieron los restos de Pere el Gran y Blanca d'Anjou, únicos reyes de la Corona de Aragón cuyos restos han permanecido intactos.
La planta del monasterio organiza espacios en función de las necesidades de la comunidad. La iglesia, abierta al culto en 1225, es un ejemplo de la transición del románico al gótico. Aunque ofrece sensación de ligereza y grandiosidad, es un templo sólido y austero. Contrasta con el esplendor del claustro, del siglo XIV, el primero de estilo gótico de la Corona de Aragón.
Santa María de Ripoll
Fundado por el conde Guifré el Pelós en 879, bajo la dirección del Abad Oliba, el Monasterio de Santa María de Ripoll (Girona) se convirtió en un centro religioso y cultural de primer orden. Destaca su amplio templo románico, así como su scriptorium con una gran producción literaria.
Otro de los símbolos es la portalada del monasterio, del siglo XII, una de las grandes piezas escultóricas del románico europeo. Encontramos esculpidas escenas del Antiguo Testamento y alegorías, por lo que se conoce como "la Biblia de piedra".
Varias ampliaciones y reconstrucciones han sido inevitables debido a la falta de espacio, incendios y un terremoto, entre otros. Actualmente se puede visitar y tiene un centro de interpretación, con una permanente exposición sobre el scriptorium.
Santa María de Vallbona
Hablamos ahora del monasterio cisterciense femenino más importante de Catalunya. Desde el momento de su construcción, en 1153, el Monasterio de Santa María de Vallbona de les Monges (Lleida) ha estado siempre habitado por monjas. En la actualidad forma parte de la Ruta del Cister, junto con Santes Creus y Poblet.
El conjunto es representativo del arte cisterciense, prescindiendo de ornamentación, con unos espacios funcionales y sobrios. La iglesia se caracteriza por la simplicidad y el admirable juego de luces. En la puerta principal (siglo XIII) encontramos uno de los primeros relieves de Santa Maria que salen en un tímpano en Catalunya.
En el claustro podremos observar las fases de construcción. La nave sur, románica primitiva, sin decoración; la nave de levante, románica del siglo XIII; la nave norte, que es gótica; y la nave de poniente, una construcción renacentista del siglo XVI, que, sin embargo, sigue el estilo general de las galerías románicas.
Sant Pere de Rodes
Ubicado en una de las cimas de la Sierra de Rodes y con una de las mejores vistas del Cap de Creus, el Monasterio de Sant Pere de Rodes (Girona) es uno de los testigos de la arquitectura románica catalana. Entre toda la diversidad y cantidad que encontramos de este estilo, es uno de los más sofisticados arquitectónicamente.
Del siglo XI al XIV tuvo gran importancia por el territorio, lo que demuestran sus grandes dimensiones del conjunto monacal. Está formado por la iglesia, el campanario, el claustro, las sacristías, las dependencias convencionales para hacer vida y el Palacio del Abad.
Construido sobre terrazas para adaptarse al terreno, los diversos edificios se organizan en torno al claustro y la iglesia, levantada entre los siglos X y XI. Puede apreciarse una muestra excepcional de la escultura románica. La portada exterior mostraba diferentes escenas de la vida de Cristo esculpidas en mármol blanco.
Pedralbes
La reina Elisenda de Montcada se retiró del mundo al quedar viuda a los 30 años. Y lo hizo en el Monasterio de Pedralbes (Barcelona), fundado por ella misma en 1326 en la montaña de Sant Pere Màrtir. 37 años quedó aislada del resto de mortales, solamente acompañada de monjas clarisas.
Levantado en únicamente 13 meses, destaca por su gran homogeneidad arquitectónica de estilo gótico. En su conjunto se utilizaron piedras blancas (petras albas), que dieron nombre a la zona Pedralbes.
La pequeña capilla de Sant Miquel, que destaca por sus pinturas al fresco y al óleo del siglo XIV, es testigo reseñable de la pintura gótica catalana. También destacan el gran claustro y las vidrieras góticas del interior, de las más importantes de Catalunya. Cabe mencionar también la tumba de la reina Elisenda.
Sant Benet de Bages
Es uno de los casos más curiosos, ya que hoy es un complejo cultural y turístico y, además, se trata de un espacio en el que conviven románico y modernismo. Sant Benet de Bages (en la provincia de Barcelona) se ha adaptado a los nuevos usos, dejando atrás -sin olvidar- su pasado como monasterio medieval o residencia de verano de la familia de Ramon Casas.
La primera iglesia es prerrománica y se consagró en el año 972 con una comunidad de doce monjes. A partir del siglo XII, la abadía vive su época de esplendor, haciendo una nueva iglesia y el claustro, la auténtica estrella románica del conjunto.
Tras quedar abandonado con la desamortización de Mendizábal, se habilitó como residencia a partir de 1907, con la compra de Elisa Carbó i Ferrer, madre del pintor Ramon Casas, y la rehabilitación de Josep Puig i Cadafalch. De esta, destaca la terraza de mediodía de estilo modernista. Actualmente podemos hacer una inmersión en la historia monástica y en el pasado modernista del edificio. Desde 2007, alrededor del monasterio encontramos el Món Sant Benet un complejo que también trabaja para difundir e investigar sobre la gastronomía y el paisaje.
Sant Daniel
Cerca del Barri Vell de Girona, el Monasterio de Sant Daniel acoge desde hace más de mil años una comunidad de monjas benedictinas. La edificación fue fundada entre los años 1015 y 1018 por Ermessenda y Ramon Borrell, condes de Girona, Barcelona y Osona.
La iglesia románica, del siglo XI, destaca por el ejemplo de cimborrio que corona el cruce de la nave con el transepto. Remarcable es también el sepulcro de Sant Daniel que hizo Aloi de Montbrai, y que en 1345 acogió los restos de Sant Daniel.
En el claustro conviven el románico y el gótico, en la galería inferior y en la galería superior, respectivamente. Desde el claustro se accede a antiguas salas como la hoguera o la bodega. El Monasterio cuenta también con un Archivo Histórico en el que se custodia la documentación.
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