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El cultivo superintensivo, las placas solares y los "bulos" torpedean el Paisaje del Olivar de la Unesco

Profunda decepción entre los expertos por la retirada de la candidatura a Patrimonio Mundial de un tesoro agrícola milenario tras más de una década de intenso trabajo.

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Olivares en Chiclana de Segura, cerca de Jaén. — Jon Nazca / REUTERS

Desolación, estupor e indignación. Estas tres palabras podrían definir el estado de ánimo que diez días después de la retirada de la candidatura del Paisaje del Olivar a Patrimonio Mundial de la Unesco se respira entre los especialistas que han trabajado tenazmente durante años para incluir en la élite internacional un legado agrícola y cultural único en el planeta. "Ha sido el triunfo de los bulos", lamenta visiblemente enojado uno de los más activos impulsores de la iniciativa, que prefiere mantenerse en el anonimato.

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Lo cierto es que más de 8.500 agricultores y media docena de alcaldes de Jaén firmaron un documento de rechazo a la candidatura ante el temor de que la marca Unesco conllevara drásticas limitaciones en la gestión de sus explotaciones. Ese fue el detonante que dinamitó hace poco más de una semana la candidatura de España. La fuente contactada por Público tiene claro quién está detrás de esta rebelión agrícola: "Esto es una contaminación interesada de Vox y todo ese mundo".

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En su opinión, hay una clara conexión con las recientes protestas agrícolas, desatadas en media Europa, y dirigidas principalmente a rebajar las exigencias burocráticas y medioambientales que condicionan la actividad agraria. "Los agricultores se han sublevado por una mentira continuamente repetida", asegura. Una de las razones esgrimidas para boicotear la candidatura a la Unesco ha sido la presunta limitación al derecho de propiedad de los olivareros y su potestad para reconvertir sus explotaciones al cultivo superintensivo o los huertos solares.

La comisión institucional creada para promover el Paisaje del Olivar niega, sin embargo, ese tipo de restricciones. Su web oficial especifica en un documento aclaratorio que no existe "ninguna limitación al derecho de propiedad, actividad o transmisión", ni los agricultores están "obligados a mantener el cultivo". Y especifican: "Solo quedarían fuera del ámbito comprendido dentro de la candidatura de forma libre y sin cargas, aunque no podrían recibir ayudas". Es decir, y según argumenta la comisión institucional, las explotaciones que estén amparadas por la eventual declaración del Patrimonio Mundial de la Unesco podrán reconvertir sus olivares con absoluta libertad y sin sanciones de ningún tipo, más allá de la pérdida de los incentivos y subvenciones previstas por mantener la fisonomía tradicional.

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Desde las organizaciones agrarias, la visión es bien distinta. El gerente de Asaja Jaén y portavoz autorizado para la cuestión olivarera es tajante en sus reflexiones: "En contra de la voluntad de los interesados, sería una barbaridad mantener la candidatura", asegura en conversación telefónica. Luis Carlos Valero achaca a un déficit de comunicación y pedagogía con los agricultores la negativa a la incorporación en el listado mundial de la Unesco. Y pone como ejemplo la animadversión suscitada ya entre muchos propietarios hacia algunas zonas protegidas del mundo rural por las limitaciones que ocasionan. "Gato escaldado, del agua fría huye", señaló gráficamente.

"Si hay limitaciones, no puedes tocar tus olivos", argumenta Valero

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Valero cree que no se han resuelto satisfactoriamente muchas dudas presentadas por los agricultores sobre el futuro de sus explotaciones cuando estuvieran amparadas por el sello de la Unesco. "Si hay limitaciones, no puedes tocar tus olivos. Y si la gente quiere arrancarlos para poner pistachos, desean poder hacerlo", argumenta el responsable de Asaja, la mayor organización agraria. Uno de los problemas, admite, es la conversión del olivar tradicional en superintensivo, que requiere mayores dosis de agua para una rentabilidad muy superior.

Con todo, según informa Valero, esta zona de Jaén ha registrado una escasa reconversión al olivar de regadío. "Y es un modelo de cultivo que no afecta al paisaje. Que estén juntos o separados los olivos no lo cambia mucho", subraya. Tampoco cree que las placas solares sean una amenaza para el olivar en aquella comarca. "Aquí no hay muchas. Arrancar olivos para poner plantas solares es muy complejo. Es una reconversión lenta", indica.

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La zona "rebelde" es la conocida como C-14, que se extiende por los municipios de Porcuna, Lopera, Andújar y parte de Torredonjimeno. "Estamos hablando de mucho territorio, mucha gente y muchos intereses", puntualiza Valero. Los alcaldes de la comarca, a su juicio, no podían ponerse en contra de la corriente mayoritaria y se han sumado a las objeciones de los propietarios agrícolas.

En Andalucía hay 1,6 millones de hectáreas de olivar, lo que configura un imponente océano paisajístico extraordinariamente singular. El expediente de la Unesco, no obstante, afecta a poco más de 15.000 hectáreas, cuya superficie de influencia alcanzaría a un conjunto de 129.000 hectáreas, si incluimos la llamada área de amortiguamiento.

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Más allá del fondo de la cuestión, lo que la retirada de la candidatura pone en entredicho es la naturaleza misma del Patrimonio Mundial, en opinión de algunos especialistas. Es el caso de José Castillo, catedrático de Historia del Arte y experto en patrimonio agrario. El profesor sostiene que el sello de la Unesco reconoce valores milenarios, tanto paisajísticos como de prácticas tradicionales, y eso constituye en sí mismo un legado de interés general que merece ser protegido más allá de la voluntad de sus propietarios. "Que la comisión haya aceptado como válida la decisión de parte de los agricultores es aceptar una premisa inadecuada que atenta contra principios básicos del patrimonio cultural".

"Hay un interés general que se debe preservar frente al interés particular", sostiene Castillo

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Castillo pone como ejemplo la declaración de los conjuntos históricos protegidos por la Unesco. Los propietarios de las viviendas que quedan dentro del área del Patrimonio Mundial nunca son consultados, aunque muchos de ellos preferirían no someter sus edificaciones a cortapisas administrativas y funcionales, que generalmente complican notablemente sus vidas. "Hay un interés general que se debe preservar frente al interés particular", sostiene el experto en patrimonio cultural. Por eso juzga de una "enorme irresponsabilidad" la retirada de la candidatura por parte de la comisión institucional.

La Unesco y su organización asesora Icomos reclaman habitualmente un "cierto consenso institucional en la zona", admite el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Granada, pero ese tipo de resistencias podrían haberse vencido "negociando o contextualizando las quejas". La retirada de la candidatura supone una decisión radical que perjudicará la imagen de España y "pondrá en duda su credibilidad".

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Castillo también cree que la "rebelión" de los agricultores jiennenses se produce en un "contexto de regresión" espoleado por las recientes movilizaciones agrarias contra la legislación medioambiental y las políticas de sostenibilidad. Y no es partidario de relajar las limitaciones básicas que acompañan al Patrimonio Mundial porque se abandonaría el objeto esencial de protección de un modelo de cultivo tradicional como es el olivar andaluz. "Yo considero que el superintensivo es incompatible con los valores tradicionales y la declaración Unesco", asegura tajante Castillo, para quien, en su opinión, se está produciendo un fenómeno progresivo de sustitución en los últimos años preocupante.

José Domingo Sánchez es catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Jaén y uno de los asesores del proyecto. "No hay razones de orden científico ni técnico que estén detrás de la decisión", argumenta. El especialista estima que todas las dudas sobre los derechos de propiedad y la gestión de las explotaciones habían sido aclaradas "suficientemente" a lo largo del expediente. Y subraya: "Más que en la interpretación de la decisión y las razones, estoy en la necesidad de recuperar cuanto antes la confianza entre los actores institucionales y transmitir toda la información a los propietarios".

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"No hay razones de orden científico ni técnico que estén detrás de la decisión", argumenta el catedrático

El profesor jiennense urge a revertir el proceso y superar el contratiempo que ha supuesto la negativa agrícola y la retirada de la candidatura. "No nos podemos permitir que el proyecto no siga adelante", asegura al otro lado del teléfono. José Domingo Sánchez sostiene que hasta ahora se ha hecho lo más difícil: "Conseguir que el documento se termine, que tenga los parabienes de las instituciones y que la Unesco haya aceptado la candidatura. Y eso no es nada fácil".

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En octubre próximo, una delegación de evaluadores de la Unesco tenía previsto examinar la candidatura sobre el terreno y el catedrático de Análisis Geográfico Regional es partidario de mantener el evento pese a la retirada de la propuesta. "Quiero seguir siendo optimista para que se puedan convencer de que aquí sea identificado un Valor Universal Excepcional", señala, en relación a la nomenclatura distintiva de la Unesco.

Para José Domingo Sánchez, el olivar superintensivo y las placas solares pueden haber sido dos de los motivos que hayan desencadenado el rechazo agrícola de la zona de Porcuna. Aunque, a su juicio, ninguno de los dos temores tenía un sustento real porque la declaración del Patrimonio Mundial "no limita en absoluto la posibilidad de cambiar el uso" de las fincas de olivar. "Otra cosa es que cuando se inscriba en el listado de la Unesco, la administración apoye el mantenimiento del cultivo tradicional porque ahí es donde están los valores y atributos del patrimonio cultural", precisa el experto. Y añade: "Se trataría de que el cultivo tradicional tenga la oportunidad de competir frente a formas más intensivas y cambios radicales del paisaje rural".

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La declaración de la Unesco no se puede imponer "en contra del deseo de los propietarios", razona José Domingo Sánchez. Su posición se orienta más a intentar convencer a los agricultores reticentes de los beneficios que entraña un distintivo universal como el de la Unesco. "Estoy convencido de que cuando se explique de manera completa y correcta la situación, van a cambiar de opinión. De verdad creo que no hay ningún perjuicio y sí muchas oportunidades de las que pueden derivarse muchos beneficios". Por todo ello, argumenta el especialista de la Universidad de Jaén, lo mejor que haría la comisión institución del Paisaje del Olivar es "retomar la candidatura" cuanto antes.

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