¿En qué consiste la nueva prueba de la EBAU que ha aprobado el Gobierno?
El Consejo de Ministros ha dado luz verde al nuevo modelo de examen de acceso a la universidad con el objetivo de homogeneizar las pruebas en todo el país, respetando las competencias de las comunidades autónomas.
María Martínez Collado
Madrid-
El Consejo de Ministros ha dado luz verde a una reforma que cambiará significativamente la Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU). Esta nueva estructura, impulsada por el Ministerio de Educación encabezado por Pilar Alegría, que entrará en vigor en 2025, será la primera alineada con la última reforma educativa (Lomloe o más conocida como ley Celaá), que hace especial énfasis en el enfoque competencial. Es decir, que el alumnado sea capaz de aplicar los conocimientos, no solo memorizarlos. ¿En qué consistirá?
Dos fases, una materia específica y hasta tres adicionales
La nueva EBAU se divide en dos fases principales: la fase de acceso y la fase de admisión. En la fase de acceso, los estudiantes deberán realizar exámenes en varias materias obligatorias. Entre estas se incluyen Lengua Castellana y Literatura II, Historia de España o Historia de la Filosofía (a elección del alumno), y una Lengua Extranjera II, donde podrán optar por alemán, francés, inglés, italiano o portugués.
Además, tendrán que examinarse de una materia específica correspondiente a la modalidad de Bachillerato cursada. Por ejemplo, los estudiantes de Artes deberán elegir entre Dibujo Artístico II o Artes Escénicas II, mientras que los de Ciencias y Tecnología podrán optar por Matemáticas II o Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales II. En las comunidades autónomas con lengua cooficial, se incluirá también un examen de Lengua Cooficial y Literatura II.
Para aquellos que deseen mejorar su nota de admisión, la fase de admisión ofrece la oportunidad de examinarse de hasta tres materias de modalidad adicionales, cursadas o no, a elección del alumno. También podrán optar por la materia común no realizada en la fase de acceso (Historia de España o Historia de la Filosofía) y hasta dos materias de modalidad adicionales. Además, existe la posibilidad de presentarse a una segunda lengua extranjera, permitiendo realizar hasta un máximo de cuatro exámenes en esta fase.
El número de exámenes que deberán realizar los estudiantes varía según la comunidad autónoma. En las comunidades sin lengua cooficial, los estudiantes realizarán como máximo ocho exámenes, mientras que en las comunidades con lengua cooficial, el máximo será de nueve exámenes.
Habrá un único modelo de examen
Cada materia contará con un único modelo de ejercicio que incluirá diferentes tipos de preguntas, desde cerradas hasta "semiconstruidas" y abiertas. Al menos el 70% de la puntuación total de cada examen corresponderá a preguntas o tareas de respuesta abierta y "semiconstruida". Los ejercicios estarán diseñados para evaluar no solo el conocimiento del temario, sino también la creatividad, el pensamiento crítico y la capacidad de reflexión de los estudiantes.
La gramática y ortografía restará hasta un 10%
Por ello, la coherencia, la cohesión, la presentación y la corrección gramatical, léxica y ortográfica supondrán un 10% de la nota, y habrá un único modelo de ejercicio para cada materia. La duración de cada examen será de noventa minutos, con un descanso mínimo de treinta minutos entre ejercicios consecutivos.
La calificación de la fase de acceso se calculará como la media aritmética de los exámenes realizados, con una nota mínima de cuatro sobre diez para que se compute la media. Esta nota se sumará al 60% de la nota media de Bachillerato para obtener la calificación de acceso a la universidad, que deberá ser de al menos cinco para ser válida. En la fase de admisión, la nota final se obtendrá sumando la calificación de acceso a la universidad con las notas ponderadas de las materias adicionales, seleccionando las más favorables para cada estudiante.
Desde el Ministerio de Educación han explicado que esta reforma de la EBAU no solo busca evaluar los conocimientos académicos de los estudiantes, sino también fomentar habilidades clave como la creatividad y el pensamiento crítico, adaptándose a un contexto educativo moderno y diverso. En definitiva, ofrecer una evaluación más adecuada a las necesidades del alumnado actual.
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