El Coleta, rima o revienta
Ramsés Gallego rescata el imaginario de los delincuentes juveniles de los ochenta y farda de barrio: Moratalaz. “Antes era un quinqui haciendo rap, ahora soy un rapero quinqui”
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Ramsés Gallego (Madrid, 1980) resucitó de entre los muertos, subió a los palcos y está rapeando a la derecha del Jaro, quinqui todopoderoso, jambo nuestro que estás en los cienos. Desde allí frasea a idos y zombis, yonquis que entonces galopaban a lomos del caballo y ahora se bajan a la Cañada en la burra de la cunda. De aquellos polvos, estos bolos. El cartel reza: El Coleta. Sonido makarra de Moratalaz.
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El Coleta antes del Coleta ayudaba a su padre de vez en cuando. “Muchas horas de curro comiendo polvo”, pensaba mientras sostenía la lija. Mejor estudiar, mas al final no pudo ser. Justicia fílmica, ahora dirige sus propios videoclips, que firma como Ramsés Gallego. Sin discográfica ni mánager, maquea sus rimas antes del garbeo por Youtube, alterna con la Mala Rodríguez, comparte chuta con Jarfaiter en El Piko 3… El decorado es la calle, pero si no queda otra alquila la cárcel de Segovia o un santuario de la movida como La Vía Láctea.
En Contad los muertos va más atrás: los sueños robados de la izquierda, la guerra de los abuelos perdida, los cambiachaquetas de la transición, los descerrajados por ETA y la cal viva hidratada en las cloacas del Estado. Antes de las elecciones del 26-J, rescató a Chimo Bayo, puso al Niño de Elche a pegar carteles y se erigió en candidato del Partido de la Ruta (PDR), cuyo programa cortó el bakalao. “El Congreso ahora está a oscuras: megatrón, flash y rulas”, escribe el Coleta, quien ficharía a Paco Pil como ministro de Cultura.