La llegada de la primavera trae consigo la subida de las temperaturas y la prolongación de los días. El horario de invierno finalizará este domingo 26 de marzo, lo que implica que hasta el solsticio de verano, el 21 de junio, los días serán cada vez más largos. 

Como cada año, este cambio de horario implica que se tiene que adelantar el reloj una hora. En España esta transición siempre se realiza durante la madrugada del último domingo de marzo. Así, en la noche de este sábado al domingo se dormirá una hora menos porque a las dos se pasará automáticamente a las tres de la madrugada. 

¿Cómo afecta a la población este cambio de hora?

Normalmente se requieren unos días para acostumbrarse al cambio de horario. Es común que durante la primera semana se experimente cierta fatiga y cansancio, somnolencia durante el día o problemas para conciliar el sueño durante la noche. El cambio no solo afecta a los ritmos de sueño, sino que también puede condicionar las horas de comida, favoreciendo los aperitivos entre horas. 

Estas sensaciones similares al jet lag, se entremezclan con la conocida astenia primaveral, que se define como "la sensación pasajera de cansancio tanto físico como intelectual que está correlacionada con el inicio de la primavera". 

Así, es probable que durante la última semana de marzo muchas personas puedan experimentar cierta irritabilidad, falta de concentración y disminución del rendimiento físico e intelectual.​

El cambio de los ritmos del día no solo afecta a las personas, sino que también condiciona a los animales. Diferentes estudios señalan cómo el alargamiento repentino de los días y el cambio de horario de los ganaderos afecta gravemente a los cerdos, llegándoles a provocar picos de ansiedad. Además, al modificar los ritmos para ordeñar a las vacas (cada 12 horas), se pierden litros de leche para el final del día. 

¿Por qué se cambia de hora? 

Los expertos que defiende el cambio de hora aseguran que proporciona un ahorro energético y económico considerable. Por ejemplo, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) sostiene que más horas de luz implica un consumo proporcionalmente menor de electricidad. 

El organismo calcula que cada persona llega ahorrar seis euros al año. Una cuantía ínfima si se lee desde una perspectiva individual, pero que llega a alcanzar los 144 millones de euros de ahorro en el total del país (6 euros por los 24 millones de hogares españoles).

¿Será el último cambio de hora?

Desde Europa se lleva un tiempo planeando acabar con el cambio de horario. La Comisión Europea había marcado el 2019 como último año en el que se iba a hacer esta transición. Sin embargo, el planteamiento era demasiado ambicioso y el Parlamento Europeo propuso posponerlo al 2021. Algo que finalmente tampoco ocurrió.  

Si es que finalmente se termina con el cambio de relojes, los países europeos podrán elegir si quedarse con el horario de invierno o de verano. En el caso de España, todavía no está nada claro por cuál de los dos se decantará. El comité de expertos nombrado por el Gobierno no se puso de acuerdo y desde hace un tiempo el tema ha quedado totalmente en el aire. 

Sin embargo, lo que sí está claro es que la mayor parte de la población (un 95% en el caso español) quiere terminar con el cambio de hora. El pasado marzo del 2022 el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó que los cambios dejarán de producirse en 2026.