Billetes a cambio de blanquear a Arabia Saudí: así es el 'sportwashing' que usa a deportistas como Nadal
El tenista mallorquín, los futbolistas Neymar y Cristiano Ronaldo o el golfista Jon Rahm son algunos de los iconos de la campaña propagandística del país árabe.
Sara Varela
Arabia Saudí-Actualizado a
Rafael Nadal es la última captación de Arabia Saudí en su carrera por convertir el deporte en una máscara que invisibilice su despotismo. El tenista se ha convertido en el nuevo embajador de la Federación Saudí de Tenis (STF) y ha anunciado que abrirá una sede de su propia academia en el país árabe.
"Donde quiera que mires, en Arabia Saudí puedes ver crecimiento y progreso", declaró Nadal el pasado lunes, cuando se conoció su nuevo cargo. El tenista parece no ser el único que piensa así, pues el golfista español Jon Rahm y el futbolista Cristiano Ronaldo hicieron lo mismo tiempo atrás y aceptaron contratos millonarios a cambio de jugar en las ligas del país, colaborando con la estrategia del sportwashing.
El país árabe procura mejorar su reputación a través del deporte y contrata a estrellas mundiales, consiguiendo que la noticia sea esa y no otra, como que Arabia persigue a personas del colectivo queer y condena el feminismo, así como la libertad de expresión y asociación.
Inversiones millonarias
A finales de 2023, la monarquía saudí había invertido 6.300 millones de dólares de su Fondo de Inversión Pública (PIF) en deporte. Esta cifra aumenta cada vez más gracias a las riquezas del país, que beben de Aramco, la mayor compañía petrolera del mundo.
En paralelo, los principales equipos de la liga saudí han contratado a algunas de las estrellas del fútbol a cambio de sueldos millonarios. Cristiano Ronaldo juega en la Pro League de Arabia desde diciembre de 2022, cuando fichó por el equipo Al-Nassr. Después, a la lista se unió Karim Benzemá, que ahora es futbolista del Al-Ittihad. Por otro lado, Neymar estaba en el Paris Saint-Germain cuando decidió unirse al equipo Al-Hilal, de la misma liga.
Por otra parte, la Supercopa de España celebró su primera edición en el país árabe en 2020 gracias a una relación contractual que se extenderá hasta 2030. Unos compromisos pecuniarios que lleva a los clubes a mantener complejos equilibrios entre los valores de la sociedad de la que proceden y los del país donde disputan sus encuentros. Es el caso, por ejemplo, del comunicado emitido por el FC Barcelona alertando a su afición: "Es importante adoptar una actitud discreta".
Además, salvo sorpresa mayúscula, se da por hecho que el Mundial de 2034 se diputará en el país árabe. Por no hablar de que en marzo del pasado año Arabia acogía por primera vez a la Fórmula 1 en el Circuito de la Corniche de Yeda.
Camuflar las violencias
El sportwashing, al igual que el conocido pinkwashing, sirve para lavar una imagen que otras personas ya han percibido como sucia. Arabia convierte a Nadal en el embajador de su liga de tenis en un intento por conseguir que el sportwashing funcione y que se pasen por alto las denuncias públicas que reciben desde organizaciones como Amnistía Internacional, que este miércoles ha vuelto a mostrar su malestar contra el país árabe.
Bajo el poder de la monarquía absoluta de los Saud, fueron ejecutadas al menos 172 personas en 2023, según datos de la ONG saudí ALQST. En Arabia está permitida la pena de muerte y, además, la homosexualidad, el feminismo y el ateísmo han llegado a ser descritas como "ideas extremistas" por el Gobierno del país.
Esto contrasta con las declaraciones de Arij Almutabagani, la presidenta de la Federación de Tenis de Arabia Saudí, este lunes:
"Queremos recibir a los mejores del mundo para inspirar y ayudar a nuestros jóvenes a enamorarse del juego". Durante la misma rueda de prensa, Nadal se limitó a añadir que su motivación para convertirse en embajador es "ayudar a que el deporte crezca en todo el mundo", sin hacer ninguna mención a la vulneración de derechos humanos en el país árabe.
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