El argelino deportado por Interior en contra de la Audiencia Nacional consigue el visado para volver a España
Abderrahim fue devuelto a su país el 24 de marzo desde el CIE València por un "error de interpretación" de un auto judicial. Su abogada ha logrado que acuda al consulado español para que le permitan regresar, tal y como ordenó el tribunal en un auto "histórico" que no se ha intentado cumplir hasta que el caso apareció en los medios, denuncian.
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madrid, Actualizado:
Abderrahim, de 25 años, ha pasado escondido y asustado los últimos 64 días, aunque pronto podrá dejar de estarlo. Según ha confirmado a Público su abogada, Carmen Cabrera, esta semana ha conseguido un visado para regresar a España mientras se estudia la petición de asilo que Interior le había denegado antes de devolverlo a Argelia.
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El joven ha temido durante todo este tiempo que el grupo criminal que, según denuncia, lo secuestró y torturó durante días en su país volviera a encontrarlo cuando fue deportado desde València por el Ministerio del Interior el pasado 24 de marzo. Una decisión contraria a lo dictado por la Audiencia Nacional y que Interior achaca a un "error de interpretación" del auto que ha reconocido el director del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de València, desde donde fue expulsado.
Su abogaba, del turno de oficio, planteó al tribunal cinco días después de su deportación un "incidente de ejecución" por el que pedía que se obligara al Ministerio del Interior "a reintegrar a España" al joven y a correr con los costes. En su auto del pasado 11 de abril, la sección dos de la sala contencioso administrativo de la Audiencia obligaba a que se autorizada la entrada en España de Abderrahin y se permitiera su estancia con las "consecuencias inherentes a la condición de solicitante de asilo". Pero consideró "excesiva" la petición de que Interior corriese con los gastos derivados de reparar su propio error.
Desde entonces, lamenta Cabrera, ha sido imposible que el joven consiguiera cita en el Consulado España de Argelia. Hasta esta semana, cuando Abderrahin puede respirar algo más tranquilo. Ha conseguido un visado para volver a España mientras se estudia su petición de asilo sin tener que subirse a una patera. Cabrera, prefiere no cantar victoria hasta que ponga de nuevo los pies en suelo español, algo "inminente", quiere pensar la letrada.
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Cabrera ha conseguido un auto judicial "histórico" y un hito en la política migratoria española: que una persona deportada pueda regresar a España con un visado expedido en un consulado español a instancias de un juez. "Lo hemos obtenido esta semana, después de más de un mes de intentos y mucha frustración. Estaba a punto de tirar la toalla", reconoce la abogada a Público, que puntualiza que todo empezó a agilizarse desde que el caso de Abderrahim fue desvelado por El Mundo y difundido por otros medios de comunicación. Interior no ha querido dar declaraciones a Público sobre las dificultades del joven para conseguir cita en el consulado ni sobre las acciones que el Ministerio ha emprendido para cumplir con lo dictados por la Audiencia Nacional.
Cadena de errores
La letrada está satisfecha con la rapidez para conseguir el visado una vez que el caso ha salido a la luz, pero para llegar a este punto se ha tenido que producir una serie de fallos clamorosos a nivel policial, judicial y administrativo que ha dejado "totalmente indefensa a una persona muy vulnerable", incide Cabrera.
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Abderrahim había puesto tierra y agua de por medio para alejarse del peligro cuando pudo escapar de sus captores, que lo habían dado por muerto, según su abogada. Pasó por el hospital en Argelia y trató de denunciar su secuestro ante la policía, pero los agentes le dijeron que la organización criminal era demasiado peligrosa y le recomendaron escapar, sostiene Cabrera. Sus padres también huyeron cuando tuvieron conocimiento de "crimen de honor" por el que el joven fue torturado.
El chico solo tuvo una opción: pedir dinero a amigos y conocidos para pagar a una mafia y subirse a una patera. Así lo hizo y llegó a la costa de Almería el pasado 14 de febrero. Pensó que estaría a salvo, lejos de sus torturadores, en un país europeo donde rige el respeto a los derechos humanos y las órdenes de los jueces. Pero se equivocaba. Fue internado en el CIE mientras se intentaba ejecutar su devolución.
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A pesar de pedir asilo cuando fue internado en el CIE, le fue denegado rápidamente por la vía del procedimiento acelerado que las peticiones de protección internacional siguen en los puestos fronterizos, aeropuertos y CIE. Un proceso tan abreviado que, para su caso, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) pidió más tiempo para estudiarlo en profundidad, pero Interior se lo denegó a los pocos días.
Deportado junto a Benhalima
No obstante, lo más grave del proceso fue la decisión de deportarlo pese a la medida cautelar de la Audiencia Nacional que lo prohibía expresamente, cuando suspendió cautelarmente la devolución del joven hasta que se resolviera la admisión a trámite de su asilo, el pasado 18 de marzo. Cinco días después, para sorpresa de todos, Abderrahim fue subido al mismo avión en el que se expulsó a toda prisa a Mohamed Benhalima, solicitante de asilo también argelino y exmilitar denunciante de corrupción que ha sido condenado a muerte por un tribunal militar.
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Según fuentes policiales, al menos diez argelinos que estaban internados en el CIE valenciano fueron expulsados en ese vuelo chárter, fletado durante la ruptura de relaciones de Argelia con España a cuenta del giro del Gobierno hacia una postura favorable a Marruecos en el conflicto del Sáhara Occidental.
La plataforma contra los CIE de València, que ha apoyado a Cabrera durante el proceso, considera que junto a los de Abderrahim y Benhalima puede haber más casos de expulsiones sin garantías en ese avión, en el que ve un gesto del Gobierno español para tratar de suavizar el enfado del Gobierno de Argelia.
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Torturas
Cabrera critica en primer lugar que la Oficina de Asilo y Refugio (OAR), dependiente del Ministerio del Interior, no debería haber rechazado la solicitud de asilo de Abderrahim con tanta rapidez. "Su estado físico y psicológico no era el adecuado como para decidir sobre alto tan importante en apenas cuatro días", subraya. Además, en su expediente, el joven alegaba riesgo de sufrir torturas si era devuelto.
Abderrahim tiene el cuerpo y el rostro plagado de cicatrices y marcas de heridas de arma blanca que, según fue explicando, le ocasionaron sus captores, "vinculados a una red del tráfico de órganos muy activa en su zona", apunta su abogada.
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Esto, unido a los "informes periciales aportados" representaban para ACNUR "indicios de que el solicitante haya sufrido trato inhumano y degradante y que requiera un apoyo psicológico especializado". El organismo de la ONU, cuya postura ya no es vinculante en los estudios de solicitudes de asilo, añadía que "la experiencia traumática y las graves violaciones de derechos sufridas" dificultaban a Abderrahin enfrentar el proceso acelerado de asilo, y pedía el cauce normal de estas peticiones.
La Audiencia Nacional admitió el recurso de su abogada contra la denegación de asilo al apreciar posible riesgo de tortura, sin embargo, no aceptó las medidas cautelarísimas que pedía la letrada. "En un CIE puede haber una expulsión en cualquier momento, por eso lo pedí", insiste Cabrera, que critica lo "automático e inhumano de estos procesos". Según el auto, al que ha tenido acceso Público, la Audiencia Nacional no apreció la urgencia de la abogada y dictó simplemente una medida cautelar que suspendía su expulsión.
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Al preguntar al CIE la fecha prevista de la deportación, le comunican que "la fecha de salida del recurrente de España es el 16 de abril", por lo que había tiempo de sobra para continuar con el proceso sin riesgo a que fuera deportado.
La realidad, dice Cabrera, es que lo que se le comunica a la Audiencia es el último día que Abderrahim podía permanecer en el CIE, donde los internados pueden pasar un periodo máximo de 60 días mientras se intenta ejecutar la deportación. Otro error más en la lista.
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Aun así, fue el "error de interpretación" de personal de CIE lo que lleva a que Abderrahim monte en el avión que lo va a deportar, un medio de transporte nada habitual en las devoluciones de ciudadanos argelinos, que suelen realizarse en ferris. "Nadie me comunicó que lo iban a deportar. Me enteré cuando él me llama desde Argelia", insiste Cabrera, que ha mantenido el contacto con su representado desde entonces.
El director del CIE notificó el fallo a la Audiencia Nacional, aunque para entonces, el joven ya había sido repatriado. Según el tribunal, los términos de la medida cautelar eran "tan unívocos que no precisan sino una somera lectura del oficio para ejecutarlo correctamente". La plataforma CIE NO València ha pedido el cese del director del CIE, aunque Interior ha declinado hacer declaraciones a Público sobre este asunto.