Este artículo se publicó hace 3 años.
La agenda antifeminista, uno de los ejes centrales cuando hablamos de la extrema derecha en Europa y el mundo
María Eugenia Rodríguez Palop, Amelia Martínez Lobo e Hibai Arbide comparten sus reflexiones sobre el antifeminismo de la extrema derecha en un debate organizado por Público.
Madrid-Actualizado a
El antifeminismo y la misoginia son dos de los puntos que marcan las agendas y políticas públicas de la extrema derecha, contrarias a los derechos de las mujeres y que contribuyen a la discriminación por razón de sexo y género.
Durante las últimas semanas, numerosas firmas reconocidas de ámbitos académicos, políticos y activistas han aportado sus análisis en las páginas de Espacio Público, recogiendo ejemplos y experiencias internacionales.
Tras este análisis ponentes tan destacadas como María Eugenia Rodríguez Palop, Amelia Martínez Lobo e Hibai Arbide comparten sus reflexiones sobre el antifeminismo de la extrema derecha, y cómo el feminismo despliega sus propias estrategias para hacerle frente en el debate organizado por Público: Antifeminismo y extrema derecha.
Las políticas de la AfD en Alemania, con su propuesta de la derogación del matrimonio igualitario; el grave paso atrás de Polonia con la prohibición del aborto legal y seguro o la campaña de Hungría en 2018 por la no ratificación del Convenio de Estambul han puesto de manifiesto que la agenda antifeminista es uno de los ejes centrales cuando hablamos de la extrema derecha en el mundo entero y en Europa.
En el caso del estado español, la famosa censura parental, la erradicación en Andalucía de presupuesto público al 016, el teléfono de las violencias contra las mujeres o las declaraciones de Ayuso, dispuesta a modificar todas las leyes que tienen que ver con el colectivo LGTBI.
"Para algunos líderes ultraconservadores como Bolsonaro en Brasil, la derecha polaca ultracatólica o para el propio Vox una de sus principales motivaciones políticas se basa en intentar destruir los avances feministas que se han conseguido durante las últimas décadas", sostiene el periodista Hibai Arbide.
Así, tienen una respuesta de diccionario conservadora, que viene a defender unos "enclaves seguros" frente a una situación de incertidumbre de fragmentación social y plantea una respuesta que es "familia, iglesia, nación y clase".
"El feminismo pretende representar un imaginario común alternativo a los vínculos alienantes que suponen estos valores y la mercantilización de la vida", subraya la eurodiputada de Unidas Podemos, María Eugenia Rodríguez Palop, poniendo como ejemplo el discurso de Bolsonaro de "Buey, Bala y Biblia", o sea, agronegocio, militarismo y Pentecostales.
Ante este planteamiento, la eurodiputada defiende el feminismo como un antídoto que dice "no" al estado policial, al militarismo, al colonialismo, a la comunidad nacional en términos reaccionarios y en el que es mucho más importante el "expediente de la vecindad que el expediente de la ciudadanía".
Sin embargo, advierte que lo más peligroso es el intento que hace la ultraderecha de apropiarse del discurso feminista de una manera estratégica.
"Niegan la violencia de género porque no se asume que el padre, marido, pareja pueda ser un agresor, pero no se niega la violencia contra las mujeres porque las personas árabes son por definición agresores y las mujeres islámicas son por definición víctimas", señala Rodríguez Palop.
Un imaginario de miedo que "niega sistemáticamente la violencia machista en lo concreto y plantear que unas vidas merecen la pena tiene un valor y otras no lo tienen", comenta la periodista y Project Manager en la Fundación Rosa Luxemburg, Amelia Martínez Lobo, que insta a incidir en un feminismo que reivindique lo material y que cuestione las políticas neoliberales.
En este sentido, defiende una vacuna feminista de acuerpo que luche por ampliar derechos a personas y colectivos que a día de hoy no los tienen.
Además, ha querido enviar un mensaje respecto a los ataques por la lucha del feminismo. "Los ataques a las feministas y las mujeres son al proyecto político que defendemos y como no hay ataques políticos tratan de hacerlo como un ataque personal", denuncia Lobo.
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