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ADICCIÓN AL JUEGO La Comunidad de Madrid avala una tragaperras infantil instalada en un centro comercial

La Asociación Leganense de Jugadores en Rehabilitación (ALEJER) denunció el caso, pero el Gobierno regional la considera "un mero pasatiempo infantil" y archivó la reclamación.

Varias imágenes de la máquina tipo tragaperras denunciada por ALEJER.

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La Comunidad de Madrid ha archivado una denuncia interpuesta por la Asociación Leganense de Jugadores en Rehabilitación (ALEJER), contra una máquina infantil similar a una tragaperras instalada en un área de juegos del centro comercial Islazul.

La asociación contra la ludopatía solicitó al Gobierno regional que retirara la máquina al considerar que infringía el Reglamento de Máquinas Recreativas de la Comunidad, que impide el uso, por parte de menores de edad, de este tipo de juegos con premio programado.

La máquina infantil —denominada Big Bass Wheelfunciona del mismo modo que una tragaperras, aunque el premio no se obtiene en metálico, sino en fichas de diferente valor que pueden ser canjeadas luego por un juguete. En cualquier caso, la única destreza para el jugador consiste en bajar una palanca que hace girar un tambor que, en función del azar, termina deteniéndose en alguno de los premios rotulados en la pantalla, que van desde los cuatro a los 1.000 tickets posibles.

El área de Ordenación y Control de Juego de la Comunidad, que mandó un inspector al centro comercial el 17 de octubre, ha decidido sin embargo archivar la reclamación. Según se desprende del documento oficial sobre el caso, el Gobierno regional considera que la máquina es “de mero pasatiempo o recreo” que requiere “una acción más o menos habilidosa del usuario al bajar con mayor o menor fuerza una palanca” y que, por tanto, puede “ser calificado como deportivo o infantil”.

La Comunidad argumenta su decisión en que ese tipo de máquinas están excluidas del Reglamento de Máquinas Recreativas de la Comunidad, redactado en 2009, que no considera máquinas recreativas aquellas “de mero pasatiempo o recreo que, disponiendo de juegos infantiles o deportivos, permiten obtener a la persona usuaria, dependiendo de su habilidad, además de un tiempo de uso o de juego, vales, fichas o elementos similares que sean canjeables por juguetes de un valor preestablecido y conocido por el usuario, siempre que el valor reflejado en los vales sea inferior al coste dinerario de las partidas necesarias para conseguirlos”.

“Si hubiera máquinas como las de tabaco que dispensaran cigarrillos de chocolate todos nos escandalizaríamos. Hace años que se quitaron los cigarros de chocolate porque entendimos que suponía para los niños imitar una actividad perjudicial de los mayores”, dice a este periódico Emilio Delgado, diputado de Ahora Podemos en la Asamblea de Madrid, que también denunció el caso de esta máquina ante la Consejera de Economía en un Pleno del parlamento autonómico.

“Si la normativa ha quedado obsoleta habrá que cambiarla, pero no se puede permitir que siga funcionando esta máquina porque la norma no la contemple”, señala el diputado, que ha anunciado que va a pedir el censo de máquinas Big Bass Wheel que existen en la Comunidad para detectar otros posibles casos.

El grupo ha propuesto la creación de un Consejo del Juego en la que se integre a representantes del sector, asociaciones de afectados por la adicción al juego y a administraciones de la región de cara a elaborar una legislación más avanzada que regule casos como este o el que afecta a la distribución geográfica de las casas de apuestas, que hoy por hoy pueden instalarse cerca de colegios o de centros de rehabilitación.

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