Abusos a menores Abusa de su nieta de cinco años y el tribunal le rebaja la pena "porque estaba dormida"
La víctima se despertó cuando su abuelo le estaba practicando sexo oral. La "indemnización simbólica" es de mil euros
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Zaragoza, Actualizado:
Un abuelo ha sido condenado a tres años de prisión por haber abusado sexualmente de su nieta. Por ese delito podía haber sido castigado con hasta seis años de prisión, pena que pedía la Fiscalía. Sin embargo, el tribunal que le ha juzgado en Zaragoza ha suavizado la pena porque la niña estaba dormida cuando sufrió el abuso. Según informa El Correo, desnudó a la niña y le practicó sexo oral y tocamientos en sus genitales.
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Según consta en la sentencia, dictada por la Audiencia Provincial de Zaragoza, no le han aplicado la agravante de "prevalimiento" (aplicada a aquellos que, por una relación de superioridad o parentesco, fuerzan a un menor a acceder al abuso sexual por temor) ya que la niña estaba dormida y, por tanto, no hubo ocasión de que el abuelo (de 5 años) se viera en la tesitura de tener imponer su superioridad ante la niña.
La sentencia da por hecho que tampoco forzó a la menor cuando se despertó y se dio cuenta de lo que el abuelo le estaba haciendo, porque según argumenta el tribunal, la niña fue inmediatamente a contarle lo ocurrido a su abuela (dando por hecho la Audiencia que no lo hubiera contado si se hubiera visto presionada o sometida por el abuelo).
Finalmente la Audiencia Provincial de Zaragoza ha castigado al acusado con el tramo inferior de las penas previstas para el delito de abusos sexuales a menores de 13 años. La sentencia condena al abuelo a tres años de prisión y a pagar a su nieta mil euros. El tribunal reconoce en la sentencia que se trata de una "indemnización simbólica" porque "la menor no parece haber sufrido ningún tipo de trauma" por aquellos abusos sexuales. Además, el abuelo tiene prohibido acercarse a su nieta ni comunicarse con ella por ningún medio durante diez años. Y permanecerá durante cinco años en libertad vigilada, con la obligación de someterse a cursos "formativos y de educación sexual".
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Los hechos se produjeron en la vivienda familiar, en Zaragoza, en la noche del 12 al 13 de marzo del año pasado en el piso en el que convivían el acusado, su esposa, varios hijos de la pareja y una nieta que hacía escasas semanas había llegado desde Colombia, país de origen del condenado.
Él ha insistido en todo momento en negar los hechos, pero la sentencia da por probado que aquella noche, "aprovechando que todo el mundo dormía en la vivienda", el abuelo fue a la habitación en la que dormían su nieta y su hija (ambas de cinco años), se dirigió hacia la nieta y "tras bajarle la braguita, con ánimo libidinoso, le tocó y chupó su órgano genital, tras lo cual la niña se despertó y se dirigió al cuarto donde dormía su abuela, esposa del acusado, contándole lo sucedido". Tras esto, hubo una fuerte discusión que hizo necesaria la intervención de la Policía. Fue entonces cuando la madre y el hijo denunciaron a los agentes los abusos sexuales que había sufrido la nieta.
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El tribunal da credibilidad no solo al testimonio de la madre y del hijo contra el acusado, sino que valora especialmente el relato de la propia nieta, que la niña sostuvo ante la juez instructora.