Seis “green flags” para una relación saludable

Honesta, ingeniosa, respetuosa, serena, divertida, inteligente, empática, seductora… Son tantas las características que nos gustaría que tuvieran nuestras relaciones que es difícil (o imposible) encontrar una persona que las reúna todas. Pero sí que podemos (y debemos) aspirar a que nuestras parejas o personas con las que compartimos nuestro tiempo alcancen unos “mínimos exigibles”.  

Y a eso nos referimos cuando seleccionamos estas green flags que debemos encontrar en nuestras parejas porque se consideran características esenciales para que una relación funcione y sea saludable. Así que saca el boli y haz check en estas seis green flags, porque si tu actual pareja falla en alguna, o en varias, puede que tengas que repensar tu relación. 

Te respeta 

¿Te sientes respetado por tu pareja? La respuesta a esta pregunta no admite dudas. Es un sí o un no. Si es un no, no hay mucho más que divagar. Esa relación nunca será saludable si la persona con la que más tiempo compartes no te respeta.  

Desde luego, el término respeto también se aplica en contextos menos relevantes, y alguien puede considerarse “no respetado” porque su pareja no sienta lo mismo que ella en los conciertos de Metallica o viendo la saga completa de Star Wars. Por supuesto, no hablamos de esa clase de “respeto”.  

Respetar a una persona significa, entre otras cosas, que no te quiere cambiar, que asume tu personalidad, que no te compara con otras personas de forma recurrente y, por supuesto, que no te somete a ninguna clase de deliberado maltrato, ni siquiera emocional. Sin respeto, no hay relación posible, ni sentimental ni de ninguna otra clase. 

Te apoya 

El respeto es la flag más green de todas, pero con solo respeto, naturalmente, no se puede construir una relación. Se necesitan más cosas. Y una de las razones principales por las que nos relacionamos es porque buscamos apoyo, necesitamos apoyo.  

De puertas afuera, especialmente en entornos adversos, nos mostramos muy fuertes a nivel emocional, pero en la intimidad nos gusta abrir nuestro corazón y exponer nuestras dudas y temores. Una pareja debe saber apoyarte tanto en los momentos más bajos como en los más altos. Sí, también en estos, haciéndonos bajar de la nube de la que muchas veces caemos y el golpe, sin red, puede ser morrocotudo. La pareja es esa red que nos impulsa y nos sostiene.

Celebra la diversidad, aprecia la diferencia 

Hay personas que buscan rodearse de gente muy similar porque así se sienten más cómodos, especialmente por los intereses comunes, pero también por los valores. De cualquier forma, no hay dos personas iguales. Y cuando afloran las diferencias, las relaciones se ponen a prueba: puede ser la antesala de un paso adelante en la relación… o la antesala del conflicto. 

Pero una persona cabal, madura y sensata debe saber que no hay nada más gratificante en las relaciones interpersonales que aprender de las diferencias, de los puntos de vistos diversos, del diferente conocimiento que ofrecen los demás.

Si todos fuéramos iguales, supiéramos lo mismo, pensásemos igual y nos gustasen las mismas cosas, la vida sería un soberano aburrimiento, tal vez tendríamos menos conflictos, pero ningún avance. Porque los mayores avances (los de verdad, los que se consolidan) siempre surgen del debate entre diversos (incluso opuestos) que comparten un objetivo común. Y una pareja siempre comparte un bien común.  

Así pues, si tu pareja no respeta más que su propia diversidad, su propio conocimiento y sus propios puntos de vista, si nunca tiene en cuenta los tuyos, los minimiza o los pasa por alto, tenemos un problema. Porque el respeto a la diversidad se mide, sobre todo, en las distancias cortas, íntimas, no en los eslóganes en redes sociales. 

Mantiene una comunicación efectiva: sabe escuchar, sabe hablar 

De la selección de green flags que os hemos propuesto, quizás sea la más complicada de cumplir y la que más escasea en las relaciones interpersonales, incluso entre parejas que lleven “felizmente” unidos muchas décadas: personas que son incapaces de entenderse, que apenas se escuchan y que rara vez mantienen una conversación sustanciosa, más allá de decidir lo que compran en el supermercado o a dónde van a pasar las vacaciones. 

Pero si buscas en tu pareja algo más que respeto, apoyo y comprensión, si buscas una persona que te enriquezca y te permita avanzar, necesitarás hablar y entenderte con ella. Si en cuanto pasas de la tercera frase evitando los temas virales de actualidad, tu pareja ya pone el piloto automático, mira de reojo el móvil o la lluvia otoñal por la ventana… es que no hay comunicación efectiva.

Es afectivamente responsable 

La responsabilidad afectiva es el eje en torno al que debe girar cualquier relación interpersonal íntima, incluidas las de pareja. Te recordamos que este concepto define una forma de comportamiento social que pivota en torno al respeto, equilibrio y cuidado mutuo que incluye facetas como la comunicación sincera y honesta y el establecimiento de límites claros. 

De alguna manera sería el concepto que engloba a los anteriores: respeto, apoyo, empatía y comunicación. Desde luego, no es fácil detectar a una persona afectivamente responsable en un par de citas, pero con el tiempo lo podrás ir comprobando. Que no sea demasiado tarde cuando descubras que aquella chica o chico tan interesante escondía otro irresponsable afectivo más. 

Te quiere 

Y la última green flag es la más abstracta, pero, a la vez, la más sencilla. Porque puede respetarte, apoyarte y escucharte como el que más. Pero eso también lo hacen los (buenos) amigos, ¿no? Pero para que una relación funcione debe haber amor, ese concepto milenario que llevamos definiendo varios cientos de años sin demasiado cuórum. Sea lo que sea el amor, si este falla en una relación, sí que podemos tener una relación saludable, pero carente de la intimidad (y la pasión) necesaria para consolidarse. 

¿Y tú, también tienes las seis ‘green flags’? 

Cuando escuchamos en televisión a personas que buscan pareja enumerar su lista de requisitos siempre pensamos en: ¿y esa persona? ¿qué puede ofrecer a los demás para tener una lista tan exigente de requisitos? Y es que una relación siempre es cosa de más de uno, dos como mínimo. 

Y antes de ponernos en plan exigente (y crítico) con los demás, y maldecir por qué nunca encontramos a esa persona que nos ame y nos comprende tal y como somos, debemos evaluarnos a nosotros mismos, con la mayor objetividad posible, sin pasar por alto nuestros defectos. ¿Respeto a los demás? ¿Escucho a los demás? ¿Soy realmente capaz de amar a alguien? 

Así pues, el primer paso para tener una relación saludable es que el respeto, la comprensión, la empatía, la responsabilidad afectiva, la comunicación y el amor parta (también) de nosotros mismos. Si estamos siempre a la defensiva, expectantes, poniendo checks a las personas de nuestro entorno, las cosas nunca funcionarán. No esperes a que te escuchen para escuchar, no esperes a que te respeten para respetar, y no esperes a que te amen para amar.