Personas que no se sienten identificadas con el género masculino o femenino y que construyen su identidad al margen de la lógica binaria del sistema cisnormativo según el cual el sexo biológico y la identidad de género coinciden. En el siguiente artículo, abordamos la siempre sustanciosa noción de identidad, su estrecha relación con el género, además de la historia y las investigaciones más actuales sobre el denominado género no binario.
Género no binario: identidad y género
Vivir es forjar identidad. Desde las propias condiciones innatas a nuestra relación y contacto social, la identidad es proceso, no se detiene, siendo la suma del carácter y la percepción y experiencia del mundo. Y es que el proceso de autoconocimiento puede llevar la vida entera. Y aunque este proceso de identidad está en permanente diálogo con el otro, sus hallazgos se descubren en la intimidad, siendo el resultado de este proceso la respuesta a la pregunta: ¿quién soy?
Uno de los factores que definen la identidad es el género entendiendo este como la relación que tenemos con nuestra sexualidad incluyendo en ella los procesos socioculturales a través de los cuales un individuo se reconocería como masculino o femenino. El género apela, por lo tanto, a los rasgos culturales entre los que se encuentran los roles, las convenciones y los condicionamientos históricos.
De la unión de ambas nociones —identidad y género— el concepto identidad de género nace para apelar a esta percepción global que tiene un individuo de sí mismo haciendo especial hincapié en su género que, como sabemos, puede coincidir o no con su sexo biológico.
En este sentido, el modelo binario o binarismo de género es la categorización clásica de los individuos como masculino y femenino. Esta lógica binaria, al presuponer diversas actitudes y rasgos para cada género, supone una fuente de asunción de roles y actitudes que generan convencionalismos en el modo de pensar y actuar de los individuos que ya no tienen que responder por sí mismos a la pregunta quién soy, porque la respuesta ya está dada de antemano.
Género no binario: trascender el binarismo
En este contexto de binarismo de género comienza a discutirse la existencia de un género no binario al que pertenecen individuos que asumen un género más allá del binarismo, no correspondiéndose con el género masculino ni con el femenino.
En este sentido, más bien cabría hablar de identidades no binarias ya que la categorización implica diversas variantes entre las que se incluyen el bigénero, trigénero o pangénero, englobando este último a aquellas personas que pueden identificarse con diversos géneros que coexisten en su cultura, además del género fluido de aquellas que transicionan entre dos o más géneros de forma esporádica o permanente.
Para contextualizar el género no binario resulta más que pertinente explorar la historia y las relaciones que han tenido los individuos con su identidad, sexualidad y género. En la antigua mitología mesopotámica, con más de 7000 años de historia, ya existen referencias a divinidades no definidas por sus rasgos femeninos o masculinos, sino descritos como un sincretismo entre ambos o como una superación de los mismos.
Así mismo, en la cultura tradicional de los pueblos isleños de Pacífico también existen referencias a variaciones de género como los māhū hawaianos que eran parte de un tercer género que tenía sus propios roles dentro de la sociedad, algo similar a lo que sucedería con los fakaleiti de Tonga o los fa’afafine de Samoa.
En la cultura indígena de América se cita la Xochiquétzal, divinidad azteca de la fertilidad. Una de sus historias asociadas narra cómo se transformó en un ser ambiguo tras ser violada. Así mismo, también cabe señalar a las comunidades berdache o dos espíritus, en las que algunos miembros podían adoptar actitudes más propias de los dos géneros clásicos teniendo la capacidad de desafiar a la naturaleza y teniendo así gran valor en su comunidad. En última instancia, tenemos los muxes de la cultura zapoteca, con una gran consideración y respeto social.
Exposiciones como ‘Trans. Diversidad de identidades y roles de género’ de 2017 en el Museo de América ya abordaron la historia de las identidades en relación al género adoptado acudiendo también a fuentes griegas que narran mitos o historias de transición entre géneros. En el propio Banquete de Platón en el que se debate sobre diferentes cuestiones como el amor platónico también se señala la existencia de un tercer tipo de ser conocido como andrógino.
El género no binario: trascender la etiqueta
Son diversos los estudios recientes que tratan de abordar el género no binario desde una perspectiva científica, independiente de las urgencias y la ambivalencia de las agendas políticas y mediáticas, apoyándose en disciplinas como la antropología, la sociología, la biología, la historia o la propia psicología.
Un estudio de la Universidad British Columbia de Vancouver ha analizado la integración de las identidades no binarias en procesos de investigación haciendo especial hincapié en la atención médica inclusiva para jóvenes no binarios destacando los desafíos a los que se enfrenta la investigación de la salud más allá de la lógica binaria.
Así mismo, una investigación publicada por la Universidad de Cambridge amplifica las demandas de activistas y académicos LGBTQ por la necesidad de usar categorías de género no binarias para incluir a personas que no se identifican estrictamente como hombres ni como mujeres no percibiendo reacciones negativas entre los encuestados a preguntas de género no binario.
Esta última consideración nos sirve para enfocar con esperanza los debates futuros sobre la identidad de género, a menudo atrapados en la contradicción entre la fría terminología que los define y su obsesión con la etiquetación humana frente a la naturalidad con la que, sin embargo, los individuos construyen su identidad en un constante y sustancioso diálogo consigo mismos y con el entorno y que rompe con los gélidos precintos que tratan sin éxito de envolver una noción tan expansiva como la individualidad.
Por suerte, y parafraseando a Albert Camus, cada vez gastamos menos energía en tratar de parecer normales, concentrando nuestros esfuerzos en tareas un poco más agradables.
ponele H es un degeneramiento degenerar al ser humano y encasillarlos a cuál título inventado por la civilización del superado e inventado victimizado lgtb y después hablan que son discriminados ellos mismo lo hacen algún día va a salir uno que se siente no ser humano jajaja
Tienes razon, yo hace tiempo que digo que La Consciencia que habita en estos “cuerpos humanos”…, NUNCA ES HUMANA…, sino que habitamos en todos los seres vivos…
Pienso que en el primer párrafo de la definición debería cambiarse la letra O por una Y: Personas que no se sienten identificadas con el género masculino “o”(cambiar por Y) femenino y que construyen su identidad al margen de la lógica binaria del sistema cisnormativo según el cual el sexo biológico y la identidad de género coinciden.
Esto parece una película de ciencia ficción.
Hola David! Te estoy citando en mi investigación sobre educación sexual integral. Es un aporte muy importante tu artículo. Inclusive del otro lado del Océano en Argentina. Que viva la construcción social iberoamericana.
Saludos.