Descubrir, concretar y etiquetar el tipo de personalidad de cada individuo es una manera de facilitar el análisis y la evaluación del mismo, explicar su comportamiento, así como apoyar diagnósticos psicológicos además de establecer vías para el crecimiento personal. Una popular herramienta para definir los tipos de caracteres individuales es el eneagrama de la personalidad que incluye 9 tipos básicos.
Descifrando el eneagrama de la personalidad
Partiendo de las supuestas propiedades mágicas de los números y de diferentes corrientes filosóficas y de pensamiento oriental, personajes como el maestro místico y escritor ruso George Gurdjieff o el chamán místico boliviano Óscar Ichazo dan forma a una teoría de las diferentes personalidades básicas del ser humano que ilustran con un eneagrama, una estrella de nueve puntas insertada en una circunferencia.
Esta figura sería la representación gráfica de esta clasificación de la personalidad que pretende explicar la estructura mental de los seres humanos, una suerte de cartografía psicológica que esclarecería nuestro modo de pensar, sentir y actuar en base a una serie de patrones que incluyen los 9 eneatipos o tipos básicos de personalidad, los centros o tríadas, así como los desplazamientos e interacciones, niveles y dirección del desarrollo de la personalidad.
Tipos básicos de personalidad
Los valedores del eneagrama como forma de clasificación de la personalidad advierten que las personas no cambian de un tipo básico de personalidad a otro, aunque existen “desplazamientos” entre tipos dependiendo del contexto y la situación individual señalando que “no existe un tipo mejor que otro”.
El perfeccionista (1)
Se refiere a personas muy exigentes y meticulosas que sufren por los errores propios tratando de acercarse a la versión ideal que tienen de sí mismos. Suelen comportarse de forma rígida adoleciendo de falta de flexibilidad con otras personas y teniendo predisposición al resentimiento y a la ira.
El altruista (2)
Se define como aquella persona generosa que trata siempre de ayudar. Una suerte de “salvador del mundo” que se sienten cómodos proyectándose hacia afuera, minusvalorando sus propias necesidades. Precisa libertad en su modo de actuar generando empatía como forma de ganarse el afecto de los demás.
El triunfador (3)
Dando mucha importancia a la imagen que proyecta hacia los demás, suelen mostrarse como líderes naturales con cierta tendencia al narcisismo intentando de forma recurrente mostrar la mejor versión de sí mismos lo que los lleva a un elevado grado de autoexigencia. Suelen ocultar sus sentimientos y sus rasgos más inseguros buscando la aprobación de los demás.
El individualista (4)
Persona muy expresiva, con tendencia al drama, generalmente ensimismada y con mucho temperamento, suele presentar alto grado de sensibilidad lo que le puede ocasionar episodios melancólicos.
El observador (5)
También individualistas, el observador, sin embargo, prefiere mantener la distancia evitando los arrebatos pasionales. Disfruta observando y analizando la realidad desde una situación externa, no sintiéndose cómodo cuando debe tomar partido. Reservado y frío por naturaleza, puede tener tendencia a la avaricia rechazando el compromiso emocional.
El cumplidor (6)
Se siente cómodo en entornos reglamentados en los que unas normas básicas marcan unos límites claros. Personalidad leal y responsable puede, no obstante, caer en una cierta falta de cintura para adaptarse a los cambios mostrando inseguridad, ansiedad e incertidumbre en entornos menos reglados.
El entusiasta (7)
La espontaneidad, la versatilidad y la creatividad son sus principales valores mostrándose polifacético y flexible a los cambios, acudiendo al sentido del humor como forma de relativizar los conflictos. Con tendencia al hedonismo y a la huida de la realidad son individuos que pueden adolecer del síndrome de Peter Pan.
El justiciero (8)
Muy seguro de sí mismo, decidido y tenaz pero también conflictivo, dominante, desconfiado y poco empático, muestra una confianza ciega en la justicia en su sentido más amplio. Para él, el que la hace la paga y cada cual debe tener lo que se merece en base a su esfuerzo y actitud. Líder y defensor de los suyos y de lo que considera suyo, su figura se relaciona con el ‘líder de la manada’.
El pacificador (9)
Tiene grandes habilidades diplomáticas siendo de gran ayuda para resolver conflictos intentando siempre mantener una actitud neutral lo que le conlleva dificultad para posicionarse, siendo poco rotundo y asertivo. Es muy precavido, paciente y flexible, aunque ambiguo y dubitativo cuando se trata de tomar decisiones personales.
Los centros del eneagrama
Tal y como señalan los valedores del eneagrama, los 9 tipos de personalidad son solo uno de los factores que explican la identidad de cada sujeto, precisándose otros elementos de análisis como los tres ‘centros de personalidad’ para completar una visión integral del individuo. Cada centro es definido por una respuesta emocional dominante que caracteriza los tres eneatipos que convergen en ese centro:
- Centro instintivo: eneatipos 1, 8, 9 en los que domina la ira y la rabia.
- Centro sentimental: eneatipos 2, 3, 4 en los que domina la vergüenza.
- Centro del pensamiento: eneatipos 5, 6, 7 en los que domina el miedo.
El desplazamiento de la personalidad
Aunque los defensores del eneagrana niegan que un individuo pueda salirse de su tipo básico de personalidad sí admiten el ‘desplazamiento’ hacia otro eneatipo que suele ser perteneciente al mismo centro. Es decir, si eres un cumplidor puedes desplazarte hacia el entusiasta o al observador dependiendo de las circunstancias. Este desplazamiento vendría a ser una suerte de alter ego de cada persona que le mostraría hacia dónde puede llegar al margen de su rol cotidiano.
Los niveles de desarrollo de la personalidad
Como quiera que la personalidad es dinámica, flexible y adaptativa a los cambios que se producen también en el entorno del individuo, el eneagrama de la personalidad fija 9 niveles de desarrollo agrupados en tres grupos, una manera de reflejar la naturaleza cambiante de los propios patrones de la personalidad:
Saludable
- Nivel 1: Nivel de liberación
- Nivel 2: Nivel de capacidad psicológica
- Nivel 3: Nivel de valor social
Promedio
- Nivel 4: Nivel de desequilibrio / rol social
- Nivel 5: Nivel de control interpersonal
- Nivel 6: Nivel de sobrecompensación
Nocivo
- Nivel 7: Nivel de transgresión
- Nivel 8: Nivel de obsesión y compulsión
- Nivel 9: Nivel de destructividad patológica
La dirección del desarrollo de la personalidad
Por último, el eneagrama fija una dirección en la que se está desarrollando la personalidad, reflejando, de la misma forma, que los eneatipos no son categorías estáticas. En este sentido, la dirección de integración o crecimiento denota que la persona avanza en sentido positivo, mientras que la dirección de desintegración o estrés indica que la persona se mueve en sentido negativo debido a la falta de control de una situación que puede generar estrés y, por consiguiente, cambios en la personalidad.
Aplicaciones y críticas del eneagrama de la personalidad
Un buen uso del eneagrama de la personalidad puede conducirnos a un mayor autoconocimiento lo que supone optimizar la mejora de la gestión de nuestras emociones y actitudes tanto hacia nosotros mismos como hacia la realidad circundante siendo un instrumento que se puede aplicar tanto en recursos humanos en las organizaciones como en el ámbito de la resolución de conflictos.
No obstante, como cualquier otra fórmula de clasificación de las personalidades, el eneagrama tiende a etiquetar a los individuos bajo rasgos recurrentes y hasta tópicos obviando que la personalidad es una compleja red de cualidades y circunstancias personales en las que también influye decisivamente el entorno.
A pesar de que al eneatipo básico se suman otros factores, como los centros, los desplazamientos o los niveles y dirección que tratan de ampliar las fórmulas de identificación de la personalidad del sujeto, el eneagrama no es considerado como un test de personalidad válido desde el punto científico al fundamentar sus raíces en el esoterismo y/o la numerología.