La falta de luz del sol. Esa es la principal razón que puede explicar la tristeza asociada al mes de noviembre. Los días se acortan a lo largo del otoño hasta que llega su culminación en diciembre, cuando remontan de forma sostenida hasta junio.
Para echar más leña al fuego, a finales de octubre llega el cambio de hora que (casi) todo el mundo aborrece y ya nadie entiende, a estas alturas.
Teniendo en cuenta lo que señala el Washington Post sobre el índice de miseria de Google y lo que dicen los expertos sobre el trastorno afectivo estacional, había que empezar a reflexionar sobre la pertinencia (para la salud mental) de este cambio de hora. Aunque, no obstante, en este sentido, el horario que nos convendría, según muchos expertos, sería el de invierno todo el año, sin el cambio de verano. Al menos en España.
Pero, aún con todo, otros datos y reflexiones rechazan que noviembre sea tan triste como nos lo pintan algunos. ¿No será que todos los meses pueden ser los más tristes (o alegres) dependiendo de nuestro enfoque (emocional), el uso que demos a nuestra inteligencia emocional y nuestra propia experiencia personal?
Nunca llueve eternamente… ni siquiera en noviembre
Solo hay que ver a Slash haciendo uno de sus mejores solos en November Rain (y fumando en una iglesia con la aquiescencia del párroco) para recordar que, maldita sea, este mes puede ser lo mejor del calendario. Y algunos cumplimos años en noviembre. Así que a ver qué pasa…
Pero, cumples aparte, los datos están ahí: en diversos países del hemisferio norte, noviembre es el mes más lluvioso. Y la lluvia siempre tiene ese componente melancólico, aunque no tanto para la irónica Shirley Manson…
Muchos expertos lo tienen claro: no es (solo) la lluvia, ni la caída de la hoja, sino los cambios de luz que traen consigo el temido trastorno afectivo estacional. Un artículo de la Universidad Loyola de Chicago nos cuenta, en este sentido, que la energía se puede desplomar cada noviembre.
A este respecto, se cree que el TAE está vinculado con “un desequilibrio químico en el cerebro provocado por la falta de luz debido a los días más cortos del invierno y los cielos normalmente nublados”.
Y como en noviembre teníamos poca luz, se nos ocurrió que era buena idea acortar un poco más las tardes con el cambio de hora. De repente, un buen día, la noche cae como un oscuro telón a eso de las seis de la tarde. ¡Ideal para nuestro ritmo circadiano!
Este desequilibrio químico otoñal que deriva de la falta de luz es también expuesto por el (un poco menos científico) índice de miseria de Google que se elabora con la búsqueda de cinco términos: depresión, ansiedad, dolor, estrés y fatiga.
Los picos de estas búsquedas tienen lugar en otoño… y en primavera. Según el análisis que el Washington Post publicó en 2013, el día más deprimente de aquel año (o en el que los internautas deciden buscar esas palabras por la red) fue el 23 de abril: ¿el Día del Libro es tan deprimente?
El experto consultado por el Post para explicar el pico otoñal del índice de miseria de Google nos dice lo que ya sabemos: “Se ha demostrado con bastante claridad que, a medida que disminuye la luz del día, a partir del otoño, las personas experimentan más depresión y ansiedad. Si sienten depresión y ansiedad, manifestarán estrés (…) lo que explicaría el aumento de búsquedas desde finales del verano hasta principios del otoño”.
Incluso hay quien acusa a noviembre de triste por no tener ninguna fiesta relevante, al margen del Acción de Gracias yanqui. La teoría es la siguiente: como ya ha terminado Halloween (que se celebra en España desde hace un puñado de años) y todavía queda “mucho” para Navidad, nos faltan motivaciones… ¿consumistas?
Es lo mismo que pensaron los expertos en marketing de Los Simpson cuando se sacaron de la manga “el Día del Amor”, aunque lo colocaron en agosto. Tal vez si lo llevamos a noviembre desciendan los índices de miseria de Google. ¿O es el Black Friday el Día del Amor de noviembre?
De cualquier forma, las estadísticas de suicidios, al menos en España, contradicen la supuesta “miseria” de noviembre, siendo uno de los meses en los que menos suicidios se registran, produciéndose algunos picos en verano, primavera… y diciembre.
Y, dejando al margen la evidente influencia de la falta de luz solar y la meteorología en nuestro ánimo, no hay otra razón de peso que explique la supuesta tristeza de noviembre, más allá de la que pueda tener otro mes del año. Desde luego no creemos que la solución sea otra fiesta más. Bastante tenemos con que pongan los turrones de Navidad en el súper desde el día siguiente a Halloween, ¿no?
La solución para cualquier tristeza moderada (es decir, normal, no patológica, que sería depresión) es usar nuestra inteligencia emocional evitando, siempre que se pueda, a los fanáticos de la exageración que también convierten un pobre lunes de enero en el día más deprimente del año, pero en inglés, que suena un poco menos deprimente.
Y si aún no te hemos convencido de que noviembre puede ser tan alegre como el que más, vuelve observar a Slash con su melenaza al viento en el solo de November Rain…