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¿Por qué hay personas que siempre llegan tarde?

Durante nuestra documentación acerca de esta tendencia que tienen algunas personas de llegar siempre tarde, no nos ha resultado difícil inferir qué redactores y periodistas son “culpables” y cuáles no: aquellos que llegan incluso a excusar a los que siempre llegan tarde diciendo que no hay un “bien” ni un “mal” con respecto a la puntualidad, están afirmando bien alto: “sí, yo también llego tarde, pero la culpa no es mía y tampoco está tan mal, tal vez tú pienses que tú tiempo es más importante que el mío, pero no. De hecho, no coartes mi neurodiversidad, a ver si el problema lo tienes tú, ¡puntual!”. 

Pero, no, amigos, no confundamos términos. Si bien la impuntualidad puede tener causas complejas de índole neurológica y cognitiva (además de otras mucho más convencionales), eso no exime a la mayoría de estas personas de, al menos, tratar de solucionar el problema: “es que el mundo me ha hecho así”, no sirve. Si no, casi cualquier tendencia nociva para uno mismo y para los demás se podría justificar y entraríamos en una peligrosa espiral

Diez causas que explican por qué llegas siempre tarde 

Síndrome de la vida ocupada
Corriendo – Fuente: Unsplash

A continuación, os describimos, siguiendo diferentes estudios científicos, las causas más comunes que explican la costumbre de llegar siempre tarde en algunas personas. Y sí, lo habéis adivinado, yo soy puntual y no me gusta que me hagan esperar si no hay una causa de peso que lo justifique. Veamos, pues, qué tenéis para ofrecerme. 

La culpa es de mi hipocampo 

Suena bien. Vamos a verlo. Un estudio publicado en 2014 habla de codificación temporal en el hipocampo y cómo esta se observa en una amplia gama de tareas conductuales: las denominadas “células del tiempo” del hipocampo proporcionan un mecanismo para la organización temporal de los recuerdos episódicos.  

Por supuesto, estas células no funcionan de la misma manera en todos los hipocampos influyendo en los recuerdos y la percepción del tiempo de los mismos de forma que una persona puede recordar que tarde menos de lo que realmente tardó en recorrer el espacio del punto A al punto B. Al volver a tener que recorrer el mismo espacio, en base a su recuerdo, se organiza creyendo que tardará menos de lo que realmente va a tardar. 

Es que tengo TDAH 

Una de las consecuencias de este trastorno es el deterioro de funciones cerebrales como la organización y la planificación, de forma que a las personas con TDAH les resulta más complicado organizar el tiempo para no llegar tarde a las citas.

Los psicólogos diferencian, en este sentido, tres tipos de procrastinación relacionada con este hecho: la perfeccionista, la evitativa y la productiva. Todas ellas perjudican la gestión del tiempo, especialmente en personas con TDAH. 

La culpa es de mis genes 

En algunos casos, lo que hayamos visto a lo largo de nuestra infancia ha podido influir en nuestras costumbres. Si nuestros padres siempre han llegado tarde, tal vez copiemos esta tendencia.

De hecho, a nivel genético, en la formación de nuestras facultades cognitivas, podría existir una influencia más fuerte en la configuración de nuestra personalidad que tendría como consecuencia, por ejemplo, una mayor laxitud en la organización del tiempo y con ello la posibilidad de establecer la costumbre de no llegar a tiempo. 

La culpa es de mi sesgo temporal 

cambio de hora
Relojes – Fuente: Pixabay

Un estudio de 2016 del Departamento de Psicología y Ciencias del Cerebro de la Universidad Washington en St. Louis en Estados Unidos incidía en el aspecto clave en la puntualidad, la gestión del tiempo que deriva de la percepción del mismo.  

En concreto, los investigadores hablan de las tareas de memoria prospectiva basadas en el tiempo (TBPM en sus siglas en inglés): “Por ejemplo, para asistir a una cita a tiempo, se debe estimar la duración del viaje hasta la cita y luego usar esta estimación para crear y ejecutar una intención TBPM secundaria”, es decir, tengo que montar en el coche a la 1.30 para llegar a las 2.00 a la cita.

“Las subestimaciones y sobreestimaciones futuras del tiempo de conducción pueden conducir a un desempeño ineficiente del TBPM; lo primero, se presta a citas perdidas y, lo segundo, a largos períodos en la sala de espera”. Correcto: llegar puntual no es llegar siempre media hora antes y quejarse de que la otra persona llegue cinco minutos tarde porque tú hayas esperado (sin sentido) 35 minutos. Eso, que también conste en acta. 

Los experimentos de este estudio arrojaron una conclusión no por esperada, menos rotunda: algunas personas creen que han pasado cinco minutos cuando, en realidad, han pasado 20, lo que algunos llamamos “reloj mental”, esa facultad de saber qué hora es sin necesidad de mirar permanentemente el reloj. 

Pero no solo se trata de tener un buen “reloj mental”, sino de calcular bien el tiempo y organizarse y planificarse en base a ese cálculo. Lo que los puntuales hacemos de forma automática y sin esfuerzo porque lo hemos hecho así toda la vida y lo que a los impuntuales, por diversas razones, les cuesta un triunfo. 

“Los resultados (del estudio) sugieren por primera vez que los adultos jóvenes y mayores no siempre utilizan estrategias de sincronización similares y, como resultado, pueden producir sesgos de sincronización diferenciales bajo exactamente las mismas condiciones ambientales”. 

Es que soy multitarea 

Un estudio publicado en 2003 por la Universidad Estatal de San Diego analizó la “policronicidad”, el grado en el que las personas prefieren participar en dos o más tareas o actividades al mismo tiempo. El resultado descubrió que aquellos que preferían la multitarea solían llegar más tarde al trabajo que los que preferían separar las tareas. 

Jeff Conte, autor del estudio precedente, también sugirió en otra de sus investigaciones que existen dos tipos de individuos en relación a su planificación del tiempo: los muy nerviosos y orientados a logros tienen más posibilidades de ser puntuales mientras que los más relajados tienden a la impuntualidad.

Es que soy un optimista 

Industria de la felicidad
Optimismo – Fuente: Pexels

La personalidad también influiría en este sesgo temporal al que nos hemos referido. Las personas optimistas suelen consideran menos los posibles contratiempos que puedan surgir, nunca mejor dicho, de forma que no están preparados ante cualquier situación que retrase su llegada del punto A al B. Si a este optimismo se une una mala planificación y un sesgo temporal, el resultado no puede ser otro: un impuntual incorregible

Es que estoy muy ocupado

Algunas personas están más ocupadas que otras (o creen que lo están, o creen que los demás estamos más desocupados que ellas, o consideran que sus ocupaciones son más importantes que las de los demás, o…) y llegan siempre tarde porque han tenido una reunión, porque han estado hablando con su madre, porque su hijo tuvo algún altercado en el colegio o porque tenían que cortarse el pelo. Lo que sea, pero siempre hay una “ocupación” que se intercala entre el punto A y el punto B, allí donde está el puntual, desocupado, esperando.

La culpa es de mi profecía autocumplida 

Entre los impuntuales que, al menos, luchan contra ellos mismos, están aquellos que se quejan de la profecía autocumplida: “si siempre llego tarde; si, aunque lo intento, siempre llego tarde; si todo el mundo sabe que llego tarde… ¿realmente tiene sentido que llegue a la hora?”. ¿Para qué luchar contra un imposible? 

La culpa es de mi cultura: “calma, Bobby, calma” 

Este divertido artículo habla sobre la experiencia de un psicólogo en Brasil en los años 70 cuando se encontró con que la impuntualidad era costumbre: “por muy lento que intentara avanzar, nunca fue lo suficientemente lento”. ¿Eres puntual y alguna vez has tratado de vengarte de un impuntual? ¿Cuál ha sido el resultado? ¿A que no has logrado llegar tan tarde como tu amigo y, encima, te has sentido mal?  

Algo así vivió Robert Levine en Brasil, aunque nos negamos a creer que todos y cada uno de los brasileños sean impuntuales. Porque (algunos) británicos se quejan de la impuntualidad española y podemos dar fe de que en esta tierra no todos somos, ni mucho menos, impuntuales. Suponemos que en Brasil será similar. 

La culpa es tuya, que eres ‘patológicamente’ puntual 

Finalmente, y aunque no hay ningún estudio científico para ilustrar esta causa, está la posibilidad de que, rizando el rizo, la culpa sea del que llega a tiempo, porque solo se rige por una hora, la regla del tiempo, que solo se preocupa de las cosas pequeñas y no valora lo importante, que piensa que su tiempo es más relevante, etc.

Pues muy bien, me habéis convencido, es hora de empezar a llegar tarde. Pero, como soy nuevo en esto, una pregunta: si todos llegamos tarde, ¿a qué hora quedamos? 



1 Comment

  1. O vive en la Argentina y depende del transporte público. Si quedas con alguna persona para reunirte a las 11.00hs en su oficina, nunca sabrás a qué hora debes salir de tu casa para llegar puntual sabiendo que el viaje en bus toma unos 20 min. Me ha ocurrido, haber salido con 1 hora y media de antelación (para el ejemplo, a las 09.30hs) y llegar 15 min. tarde. Causa mucha frustración y sentimiento de desamparo.

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