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Menopausia: Síntomas y mitos de esta fase

“Son pendencieras y obstinadas, mezquinas, sádicas, y anales neuróticas”, decía Sigmund Freud de las mujeres menopáusicas con su habitual brutalidad. “Se parece a una diosa destronada o a una diosa cuyos adoradores ya no frecuentan el templo”, metaforizó el médico y prestigioso logopeda Marc Colombat de Isère. Pero es que hasta Gregorio Marañón usó el término “edad crítica” de la mujer para conjugar la menopausia con el climaterio.

La historia del análisis de la menopausia nos ofrece un panorama desolador, que incluye falta de análisis concienzudos y científicos, (comprensible en determinadas etapas) además de crueldad (y mezquindad) en muchas reflexiones. De hecho, en muchas sociedades feudales medievales la vida de la mujer menopáusica tenía un valor casi nulo porque ya no podía concebir: una mujer que perdía su capacidad reproductiva ya no tenía trascendencia social.  

¿Pero es realmente la menopausia “una edad crítica”? ¿Es más crítica la menopausia que la adolescencia o la maternidad? ¿Hay alguna etapa en la vida de un ser humano que no sea “crítica”, que no suponga un nuevo reto físico y psicológico? ¿O es que interpretamos la propia vejez como un proceso “crítico”… porque seguimos sin soportar la idea de finitud, porque aún reclamamos puerilmente la eternidad? 

A continuación, tratamos de responder a estas preguntas abordando los mitos y los condicionantes culturales y sociales de la menopausia explicando en primer lugar sus causas y síntomas. 

Menopausia: ¿por qué se produce? 

Representación de útero - Fuente: Depositphotos
Representación de un útero – Fuente: Depositphotos

En términos estrictos, la menopausia es el fin del ciclo menstrual, mientras que climaterio —un término también de etimología compleja y que está relacionado con el adjetivo “climatérico” o periodo crítico— hace referencia al periodo anterior y posterior a la presentación de la menopausia que incluye la perimenopausia, cuando los ciclos menstruales se van haciendo progresivamente menos frecuentes e irregulares, y la postmenopausia, la fase posterior al final del ciclo menstrual. 

Como indica esta publicación el Instituto de la Mujer, existen tres cambios esenciales asociados a la menopausia: el organismo disminuye la producción de hormonas femeninas (estrógenos y progesterona), los ovarios dejan de liberar óvulos y los periodos finalizan.  

Hay que recordar, en este sentido, que las mujeres poseen una reserva ovárica (óvulos inmaduros u ovocitos) de la que no todos los óvulos llegan a madurar y de la que son liberados a mitad de cada ciclo hasta que terminen las reglas. Por tanto, esta reserva ovárica se reduce desde la primera menstruación.

Como señala este manual de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, la comunicación que existe entre dos glándulas que se sitúan en el cerebro (hipotálamo e hipófisis) y los ovarios será imprescindible para que se produzca la ovulación y la menstruación durante la etapa reproductiva. 

Para que el ciclo se complete deben existir estrógenos, que son los responsables del crecimiento de la capa interna del útero (endometrio) durante la primera mitad del ciclo menstrual para albergar un posible embarazo. 

Así pues, el ciclo menstrual se va a basa en la fluctuación de una serie de hormonas: una vez que los óvulos se agotan y los ovarios dejan de responder a los estímulos del hipotálamo e hipófisis, disminuyen los estrógenos y la progesterona, parándose la ovulación y la menstruación. Es la menopausia, el punto culminante a nivel biológico del climaterio. 

Síntomas y cambios asociados a la menopausia 

mujer meditación
Mujer – Fuente: Pxhere

Como advierte esta publicación del Departamento de Salud del Gobierno Vasco hay que recalcar que la menopausia es un proceso fisiológico natural “para la mitad de la humanidad” y no debe considerarse una enfermedad ni una patología. Por lo tanto, en este caso hablamos de “síntoma” en su segunda acepción según la RAE, como indicio o señal de que algo está sucediendo o va a suceder, no como “manifestación reveladora de una enfermedad”.  

Por otro lado, y es algo que ya habrás oído muchas veces, se dice que “existen tantas menopausias como mujeres”. Por supuesto, los indicios de esta fase biológica son comunes entre la mayoría de las mujeres, pero su impacto e influencia física y psicológica varía considerablemente de una mujer a otra: “Hay mujeres que ni la notan y otras que la padecen. Entre unas y otras hay un abanico de posibilidades”, como dice Montse Roura, impulsora la Plataforma Ella y el Abanico. 

En síntesis y como señala la OMS, el estado de salud que presenten las mujeres al entrar en la etapa perimenopáusica estará muy condicionado por su historial sanitario y reproductivo previo, su estilo de vida y los factores ambientales. 

Osteoporosis 

Este artículo publicado en Elsevier explica que la pérdida de masa ósea se produce por la descalcificación que sufren los huesos y, en el caso de las mujeres menopáusicas, se ve intensificada por la pérdida de la acción protectora que las hormonas femeninas ejercen sobre ellos. Esta es la razón por la que más mujeres que hombres se rompen huesos a estas edades. 

Consejos: teniendo en cuenta que la detención precoz de la pérdida excesiva de masa ósea es la única manera de prevenir la aparición de la osteoporosis, se recomienda una densitometría ósea en mujeres con menopausia precoz (antes de los 40 años), con bajo peso, con antecedentes familiares de osteoporosis o fracturas previas sospechosas. Consulta con tu médico. 

Los sofocos 

En una investigación publicada en Obstetrics and Ginecology se cifró en un 80% el porcentaje de mujeres que sufría sofocos en algún momento de su climaterio, prologándose una media de diez años.

Se describen como una sensación de calor en cara y cuello que puede ser desencadenado por el estrés, algunas emociones o la propia temperatura. No es grave, pero puede ser limitante para algunas mujeres, afectando, por ejemplo, al ciclo del sueño. 

¿Por qué se producen los sofocos? Una combinación de genética e influencia ambiental de forma que, por ejemplo, en las mujeres fumadoras suele adelantarse la menopausia, lo que aumenta la probabilidad de sufrir más sofocos. 

Consejos: limita los hábitos tóxicos, cuida tu alimentación, haz ejercicio físico adecuado a tu edad y condiciones físicas y trata de adaptarte de forma progresiva a los cambios físicos que experimentas. Y trata de no angustiarte frente a situaciones que no puedes controlar.  

Sequedad vaginal 

Cuando la producción de estrógenos disminuye, las paredes de la vagina se hacen más frágiles y delicadas reduciendo su humedad natural lo que puede producir una sensación de escozor, tirantez o sequedad.  

Es un aspecto que influye en las relaciones sexuales ya que la penetración podría ser molesta o dolorosa, además de que hay mayor riesgo de infecciones vaginales o de orina. No obstante, la sequedad vaginal, que no aparece en todas las mujeres, ni es progresiva ni irreversible, dependiendo de numerosos factores personales. 

Consejos: infórmate, hay muchas formas de expresar la sexualidad y muchas formas de lubricar una vagina. 

Obesidad 

Como indica Montse Vilaplana i Batalla en el artículo de Elsevier, durante la menopausia se produce un aumento del índice de masa corporal, pero también un incremento de la grasa corporal debido a cambios metabólicos. Así, según datos de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), la proporción de grasa corporal pasa del 26% a los 20 años al 42% a los 50. 

No obstante, Vilaplana i Batalla señala que este incremento estaría más relacionado con una mayor ingesta calórica y una disminución del gasto energético, lo que favorece la obesidad que, como sabemos, aumenta el riesgo de diversas patologías. 

Consejos: “Hay que desterrar las creencias de que el incremento de peso y la menopausia van siempre de la mano” o que no es posible mantener un peso saludable con la llegada de la menopausia. Así pues, la dieta para las mujeres en la menopausia no dista demasiado de las recomendaciones que debería tener en cuenta el resto de la población.  

Alteraciones psicológicas 

Una mujer mira por la ventana - Fuente: Depositphotos
Una mujer mira por la ventana – Fuente: Depositphotos

Los estrógenos ejercen una función importante en el sistema nervioso central siendo responsables de la sensación psicológica de bienestar. Así mismo, la influencia de los condicionantes sociales y culturales y los mitos acerca de la menopausia que veremos después, así como la falta de información y el temor a los síntomas asociados a esta fase biológica que hemos descrito, influyen en la aparición de alteraciones psicológicas. 

Consejo: “«Uy, qué calor te ha entrado». «No, es que tengo la menopausia». ¿Por qué me voy a esconder si tengo la menopausia?” Montse Roura explica con esta anécdota la imprescindible desmitificación y normalización de la menopausia como proceso natural que vive aproximadamente un 25% de la población femenina mundial, aquella que tiene más de 50 años.  

Acabar con el tabú de la menopausia es básico para minimizar los efectos psicológicos que esta fase fisiológica puede generar en las mujeres. Buena parte de estas alteraciones derivan de la presión y la incomprensión social, así como de la falta de información y la proliferación de mitos más o menos exagerados acerca de este proceso. 

Así pues, es normal sentirse asustada ante el inicio de la menopausia por lo que puede conllevar a nivel físico y emocional, pero no hay que olvidar que también es normal tener la menopausia. 

¿Cuándo consultar al médico por la menopausia? 

El manual citado editado por la Comunidad de Madrid, indica una serie de síntomas generales para los que se recomienda consultar con el médico, especialmente en el caso de problemas ginecológicos. Hay que considerar que la menopausia puede llegar acompañada de patologías que deben tratarse específicamente.

Por supuesto, si los síntomas descritos, aunque sean considerados “normales”, afectan o limitan tu calidad de vida, no dudes en consultar a un profesional, también de salud mental.

¿Es necesario un tratamiento médico para la menopausia? 

Todas las publicaciones médicas consultadas señalan que la menopausia no requiere una intervención médica, a menos que sea estrictamente necesario, como en los casos descritos, cuando la prescripción de fármacos responde a una patología muy clara o cuando los síntomas son muy intensos y molestos.  

A este respecto, la Terapia Hormonal Sustitutiva (THS) se considera una fórmula muy polémica que conlleva diversos efectos secundarios: la estrogenoterapia se relaciona con la aparición de cáncer de mama y de endometrio. Consulta siempre con tu médico antes de abordar cualquier tratamiento en este sentido, ya que puede ser peligroso dependiendo de tu historial médico. 

¿Se puede retrasar la menopausia? 

“Personalmente, no me interesa una solución que sea una tirita; quiero que el ovario mantenga su función normal durante más tiempo”, dice Francesca Duncan, bióloga de la reproducción de la Northwestern en este reciente artículo de National Geographic que aborda las últimas investigaciones científicas sobre la menopausia. 

Y es que entender qué le ocurre al ovario a lo largo de la vida adulta es clave para abordar las situaciones más “críticas” de la mujer desde un punto de vista fisiológico, desde la primera regla o menarquia, hasta la propia menopausia. Así pues, retrasar la menopausia, teniendo en cuenta que la esperanza de vida es cada vez mayor, supondría una mejora en la calidad de vida de la mujer.  

Pero, de momento, la respuesta es “no”, no podemos retrasar la menopausia con fórmulas milagrosas, más allá de cuidar la salud en los aspectos básicos, como la alimentación y el ejercicio físico. 

Condicionantes sociales y culturales: los mitos de la menopausia 

Una mujer en bicicleta - Fuente: Pixabay
Una mujer en bicicleta – Fuente: Pixabay

“Abraham y Sara eran ancianos, entrados en años. Y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres”. Ese eufemismo bíblico es una de las primeras referencias literarias de la historia acerca del periodo menstrual y la menopausia.

Cuando los ángeles explican a Sara que va a tener otro hijo, esta se ríe. No es para menos porque tiene 90 años y hace aproximadamente 40 que no puede concebir. Pero lo que no sabe Sara es que los ángeles son capaces de devolver la menstruación a una mujer anciana. Y muchas otras cosas más. 

Y así arranca la mitología menopaúsica que tan bien se ilustra en el artículo ya citado con el que comenzábamos este texto: de los ángeles engendradores pasamos a las brujas menopaúsicas, las mujeres histéricas y a la edad crítica. 

La mujer que dejaba de menstruar fue durante muchas fases de la historia vilipendiada, ya que se consideraba que había perdido su función esencial como “máquina de hacer bebés”. Y es que la religión y los modelos culturales y sociales subyacentes han potenciado únicamente la función de madres de las mujeres, como si fuera su única razón de existencia: una vez que ya no se puede ser madre, “se da por terminada nuestra razón de existir”.

En la época previa a la Revolución Francesa, el estatus de la mujer en la corte y en la sociedad dependía fundamentalmente de su apariencia, atractivo y capacidad sexual, la menopausia era considerada como un sinónimo de muerte social, como tan bien describe el libro Las amistades peligrosas.  

Teniendo en cuenta que la historia (y la leyenda) ha sido escrita por hombres y los hombres no pasan la menopausia, los mitos más o menos crueles acerca de esta fase han sido habituales, especialmente en relación con el desprecio de la mujer que pierde su capacidad de engendrar. 

Porque seguro que has oído eso de que una niña que ya tiene el periodo ya es toda una mujer. Entonces, ¿el niño cuyos testículos ya producen espermatozoides ya es todo un hombre? Los hombres somos un poco más que eso, ¿no?

En este sentido, la sexualidad femenina tras la menopausia es la que acumula más leyendas: “todavía en la actualidad se piensa erróneamente que la menopausia representa el fin de la sexualidad, de la capacidad de dar y obtener placer”.  

Hombre y mujer - Fuente: Depositphotos
Hombre y mujer – Fuente: Depositphotos

Así mismo, “las concepciones procedentes de un modelo que se basa más en la parte biológica proporcionan una visión negativa asociada al riesgo de enfermedad, a la pérdida de capacidades para la vida y al envejecimiento, además de patologizar y medicalizar una etapa que es fisiológica”. 

Y es que, en el mundo occidental, la menopausia se ha visto como un proceso patológico, que ha pasado de ser invisibilizado a ser medicalizado, siempre considerándose como una “pérdida”.  

Romper con los estereotipos dominantes sobre la belleza femenina y la visión negativa de la vejez, así como sobre el rol reproductivo de las mujeres y de la idealización de la maternidad son las claves que determinarán el fin de la mitología, las leyendas urbanas y la desinformación acerca de la menopausia.  

Porque “las mujeres hemos comenzado a hablar (…) a descubrirnos como personas, como seres integrales más allá del modelo de belleza, de la maternidad, de la pareja, etc., y hemos descubierto que, simplemente, seguimos envejeciendo”. Y eso es la menopausia, ni más ni menos.  



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