“La incapacidad de la ciencia para verificar la existencia del qi no afirma su inexistencia” nos dice en este artículo George Chengxi Bao del Departamento de Medicina del Weill Cornell Medicine de Nueva York. Es la misma argumentación que sugiere que no podríamos refutar (científicamente) la existencia de Dios, porque no podemos verificar su inexistencia.
No obstante, la Unidad de Evaluación de Tecnologías Sanitarias junto al Ministerio de Sanidad dejan a un lado la metafísica y aconsejan “no mezclar el concepto acientífico de la energía vital (o energía qi) en la introducción del Chi Kung/Qi-gong en la cultura occidental”.
La energía qi, ¿la energía que mueve al mundo?
Concepto clave en la cultura, filosofía y medicina oriental, desde un punto de vista etimológico, el término qi tiene dos componentes, uno para arroz y otro para vapor o aire, “porque puede ser tan denso y material como el arroz y tan etéreo e inmaterial como el vapor”.
En este sentido, el médico y cinturón negro negro primer dan de karate Shotokai Rafael V. Garcia Doménech nos da esta definición de qi: se trataría, por un lado, de una especie de energía sutil, invisible y universal que genera, mantiene y mueve todo lo que existe en el universo. Por otro lado, la energía qi se aplicaría a la cualidad energética de un ser concreto: así se hablaría del qi del agua, del aire, de la comida, etc.
A este respecto, Chengxi Bao vincularía el qi oriental con la materia de Platón y Aristóteles, con la pneuma estoica, con la prana india o la ruah hebrea: “El concepto de qi es tan antiguo como la historia del pueblo chino, un concepto que se encuentra en su antigua filosofía, en sus diversas religiones populares y en el taoísmo”.
La energía qi y su papel en la medicina tradicional china
El Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos define el qi en relación a su vinculación a la medicina tradicional china como energía vital o fuerza de vida que mantiene el equilibrio de la salud espiritual, emocional, mental y física de una persona.
En este sentido, hay que recordar que la medicina tradicional china o MTC se inspira en la tradición cultural oriental y en las prácticas médicas tradicionales chinas habiendo sido institucionalizadas en el país oriental por la Revolución Cultural por ser “barata y popular”.
Pero desde Occidente muestra cautela y escepticismo hacia estas prácticas médicas alternativas (alternativas a las nuestras) que incluyen, por ejemplo, la acupuntura y el uso de hierbas medicinales.
Así se manifestaba el editorial de Nature hace unos años en relación a la medicina tradicional china: “Es comprensible que las compañías farmacéuticas estén ansiosas por ingresar a un mercado interno chino cuyo valor fue estimado por Boston Consulting Group el año pasado en 13 mil millones de dólares y que está creciendo rápidamente (…) pero si la medicina tradicional china es tan excelente, ¿por qué el estudio cualitativo de sus resultados no ha abierto la puerta a una avalancha de curas? La respuesta más obvia es que en realidad tiene poco que ofrecer: en gran medida es sólo pseudociencia, sin ningún mecanismo de acción racional para la mayoría de sus terapias”.
Y uno de los principios básicos de la misma, tampoco comprobable ni medible empíricamente, es el qi, la energía vital de cuerpo, “una sustancia siempre presente, más o menos material, más o menos etérea que, imbuyendo todas las cosas en el universo, toma formas apropiadas: su naturaleza fundamental es fluir y es dinámico, cambiando de expresión continuamente”, tal y como se expresa en este libro sobre la Medicina Energética de Oriente y Occidente.
A nivel más práctico, y siempre según los postulados de la MTC, el qi sería el responsable del bienestar del ser humano, pero también de la enfermedad: “En buena salud, el qi fluye suavemente a cada parte del cuerpo, tomando su forma adecuada (…) las quejas, los síntomas y los signos negativos surgen cuando hay una mala distribución o un carácter anormal del qi”.
Así, la interrupción del libre flujo del qi en el cuerpo sería la base de los trastornos físicos, pero también de los psicológicos. Y para solventar esta situación, la MTC aporta diversas técnicas que permitirían controlar y utilizar esa energía, como el taichí o el qigong.
Qigong: ¿puede ser beneficioso para la salud?
Definido como “el trabajo de la respiración” y considerada la “madre del taichí”, el qigong sería un método terapéutico que incide especialmente en la importancia de que nuestra respiración sea consciente y acompañe a cada uno de nuestros movimientos y pensamientos: “una actividad física combinada con ejercicios respiratorios sincronizados, y la evaluación de sus beneficios para la salud en un conjunto de enfermedades y actividades preventivas se hace desde esa perspectiva, con una completa abstracción de las ideas filosóficas ajenas a los conceptos científicos de las terapias”.
Algunos de los “maestros” en qigong afirman que puede llegar a ser tan popular como el yoga en Occidente. Y es que ya lo sugirió Nature en su editorial citado más arriba: hay mucho dinero en juego en el mercado chino… y en el occidental. Y si las prácticas y tradiciones chinas conquistan Occidente puede ser una inmensa oportunidad de negocio, como lo está siendo el yoga, al margen de sus mayores o menores beneficios para sus practicantes.
Pero dejando al margen estas cuestiones lucrativas, el Ministerio de Sanidad a través de su iniciativa #CoNprueba y su Plan de Protección de la Salud frente a las pseudoterapias sigue analizando terapias alternativas, pseudociencias y pseudoterapias para ofrecer a pacientes y usuarios información verificada y contrastada científicamente.
Y recientemente presentaba un informe específico sobre le eficacia y seguridad del Chi Kung/ Qi-Gong definiéndose como “un conjunto de ejercicios de respiración y movimiento con algún posible beneficio para la salud debido a la práctica de ejercicio físico y a la educación de la respiración”.
Y es que, en algunos casos, estas prácticas, que tienen su origen teórico, recordemos, en el control de la energía qi que sería la responsable del bienestar o malestar físico o psicológico del ser humano, se presentan como beneficiosas para tratar enfermedades tanto del área osteomuscular (cervicalgia, fibromialgia o gonartrosis) como enfermedades cardiovasculares, así como otras enfermedades como cáncer, depresión o Parkinson.
Pero también existen testimonios y artículos de opinión investigados por los responsables del informe en los que se afirma que el qigong podría combatir el insomnio o el asma, aliviar los dolores de cabeza, fomentar la introspección o incluso tratar el covid.
Tras hacer una revisión sistemática de ensayos clínicos aleatorizados publicados entre 2014 y 2020, los investigadores concluyeron que “la introducción del Chi Kung en la cultura occidental como ejercicio y sin necesidad de mezclar con el concepto acientífico de la energía vital, pudiera tener el beneficio propio de una actividad física de bajo impacto sobre las personas con enfermedades osteomusculares y en aquellas donde pueda contribuir a disminuir los niveles de estrés y mejorar la calidad de vida”.
Por lo tanto, dado “el aparente bajo riesgo de esta práctica asociada a las terapias que han mostrado beneficio en estudios científicos más sólidos, no parece suponer un riesgo para las personas que lo practiquen”.
No obstante, los investigadores también inciden en que las conclusiones a este informe se basan “en estudios de baja calidad por lo que no se pueden asumir estas conclusiones con un alto grado de certeza”.
Así, el informe, señala, por ejemplo, que tras el análisis de los estudios sobre el qigong en pacientes con cáncer, depresión o Parkinson no se pueden certificar beneficios significativos… ni efectos adversos.