//

¿En qué consiste la parálisis del sueño?

Crees que abres los ojos, pero sigues dormido. Percibes tu dormitorio, pero no lo ves. Luchas por moverte, pero no puedes. Tu cerebro está despertando, pero tu cuerpo ha quedado atrapado en el sueño. Y debes hacer un esfuerzo por ordenar a tus músculos que se pongan en movimiento. Tras unos segundos inquietantes, por fin te libras de los brazos de Morfeo. Abres los ojos, ahora de verdad. Has vivido una parálisis del sueño. 

A buen seguro que aquellos que no hayan quedado atrapados en un sueño pensarán que se trata de algo exagerado, un poco “peliculero”, pero la realidad es que la parálisis del sueño puede angustiar considerablemente a quien lo padece. Os explicamos por qué se produce este fenómeno que, de cualquier forma, no suele ser indicativo de una patología física ni psicológica. 

La parálisis del sueño, una fugaz pesadilla 

Mujer con ojos cerrados - Fuente: Unsplash
Mujer con ojos cerrados – Fuente: Unsplash

Súcubos, íncubos, posesiones, abducciones, brujería, vampiros… Cuando la ciencia no tenía aún una respuesta (o no queríamos escucharla), asociamos la parálisis del sueño a figuras terroríficas, a castigos divinos, a maldiciones e incluso a visitas de extraterrestres, sondas en mano.   

En este sentido, llama la atención que una de las acusaciones a las brujas de Salem en el célebre juicio de 1692 estuvo vinculada a sucesos que podrían asociarse a la parálisis del sueño: alucinaciones y “contactos demoniacos” que pueden aparecer en una de estas fugaces pesadillas.  

Estas fantasmagorías son denominadas científicamente como alucinaciones hipnagógicas, produciendo representaciones visuales que generan una sensación de vivencia paranormal que incluye premoniciones, profecías o apariciones: en el estado hipnagógico crees que estás despierto, pero estás entre la vigilia y el sueño, “viendo” y “oyendo” cosas que solo están en tu mente.  

Parece probable, por tanto, que una suerte de “epidemia” de parálisis del sueño y alucinaciones vinculadas al mismo en Salem pudiese haber generado un clima de perturbación transitoria en la población. Y como no había a quién culpar de aquellos terroríficos episodios, buscaron unas “brujas” como cabezas de turco. 

Parálisis del sueño, una parasomnia inofensiva 

Mujer durmiendo - Fuente: Unsplash
Mujer durmiendo – Fuente: Unsplash

Pese al terror momentáneo que puede suponer vivir un evento de estas características, su explicación es mucho más sencilla que la intervención de una bruja o un marciano: se trata un fenómeno que ocurre durante la transición del sueño a la vigilia, vinculándose a una disfunción de las transiciones del sueño REM (movimiento rápido de los ojos), cuando los sueños son más vívidos. 

Conviene recordar, en este sentido, que el cerebro pasa por cinco fases distintas a lo largo del sueño, siendo la última la REM que representa el 25% del ciclo del sueño, entrando en esta fase varias veces a lo largo de las horas de sueño: son fases en las que el cerebro y el organismo “se energizan” viviendo esos sueños que, a menudo, somos capaces de recordar. 

A este respecto, se cree que el sueño REM es clave en el proceso de almacenamiento de recuerdos y aprendizaje, equilibrando el estado de ánimo. Entre las diversas señales que el sueño REM envía al resto del cuerpo está la incapacidad temporal de mover los músculos. ¿Por qué? Para que estos sueños tan “reales” no provoquen que saltemos y corramos por el dormitorio. 

No obstante, una alteración de esta parálisis temporal puede hacer que las personas se muevan mientras sueñan: pero no estaríamos hablando de sonambulismo que sería un evento diferente ya que sucede en las fases de sueño más profundo, no en la fase REM. 

Pero, ¿qué pasa cuando se produce el efecto contrario, cuando la mente ya ha despertado y el cuerpo sigue presentando la atonía muscular de la fase REM? Es la parálisis del sueño, una desincronización entre la consciencia del sujeto que ya está en fase de vigilia y el cuerpo que permanece dormido. 

Clasificada como una parasomnia junto a otras alteraciones del sueño, suele tratarse de un evento sin más trascendencia, no vinculado a otras patologías, salvo casos especiales como el descrito en este artículo: un joven paciente con parálisis del sueño ocasional que sufre estos episodios con especial ansiedad además de cataplejías y algunos ataques de sueño matutinos, sobre todo “en las clases de matemáticas”.  

La parálisis del sueño y el sueño irregular 

Una persona durmiendo - Fuente: Unsplash
Una persona durmiendo – Fuente: Unsplash

Aquellos que hayáis vivido de forma esporádica una parálisis del sueño habréis notado que, en la mayor parte de los casos, se vincula a episodios de sueño irregular. En este sentido, los especialistas consideran que una de las causas de este evento es justamente la falta o el exceso de sueño.  

Así pues, es más probable que vivamos una parálisis del sueño si dormimos en periodos muy cortos o muy largos y/o alteramos nuestro habitual ciclo del sueño. En este sentido, es muy común que las parálisis del sueño aparezcan en las siestas, como narraba el chico del caso referido más arriba.  

También cuando alargas demasiado las noches y luego te administras “atracones de sueño” de más horas de lo habitual. Así mismo, pueden aparecer cuando te despiertas y te vuelves a dormir a pesar de no tener necesidad física de hacerlo: la mente está tan despierta que apenas entra en el sueño profundo lo que también abre la puerta a los sueños lúcidos, una experiencia a menudo más duradera y menos inquietante. 



Dejar una respuesta

Your email address will not be published.