El profesor de Psicología de la Universidad de Harvard Daniel Goleman popularizó en todo el mundo la teoría sobre la inteligencia emocional, y, aunque mucho ha pasado desde aquel entonces, sigue estando de completa actualidad. De hecho, Goleman sigue siendo todo un referente en su especialidad.
Pero tal vez desconozcas que es posible efectuar el test de Goleman para conocernos un poco mejor a nosotros mismos y saber qué tal andamos de eso que se denomina inteligencia emocional. Este es un dato muy importante, puesto que se trata de uno de los factores fundamentales para gestionar las emociones y los problemas que surjan, cuidando nuestro equilibrio emocional. Descubre con nosotros el test de inteligencia emocional de Goleman.
¿Qué es la inteligencia emocional?
Goleman define la inteligencia emocional como la capacidad de reconocer, aceptar y canalizar las emociones que sentimos, de manera que podemos dirigir nuestras conductas. Además, contribuye a que podamos conocer y comprender mejor a los demás, por lo que una inteligencia emocional elevada mejora nuestras relaciones personales y laborales de una forma notable.
De hecho, el psicólogo divide la inteligencia emocional en cuatro apartados fundamentales: la autoconsciencia o autoconocimiento y la autorregulación, que constituyen la inteligencia intrapersonal, es decir, en relación a nosotros mismos; y la empatía y las habilidades sociales en referencia a la inteligencia interpersonal, es decir, en la relación con los otros.
Los beneficios de una buena gestión emocional gracias a este tipo de inteligencia afectan a diversas facetas de nuestra vida. Así, se siente una mayor satisfacción en lo laboral y en lo personal, hay una mejora de la salud en general y un refuerzo del sistema inmunológico, y se vive con un menor nivel de estrés y ansiedad.
Test de inteligencia emocional de Goleman
El test de inteligencia emocional de Goleman, conocido también como test emocional de Goleman, consta de 15 preguntas a través de las cuales se mide el nivel de la misma en relación a la media del resto de la población. Sirve así para tener una orientación, aunque no te proporcionará un detalle científico de tu mente, pero sí te ayudará a saber en qué facetas estás más flojo y deberías trabajar en ellas para mejorar.
Las preguntas se estructuran en función de los cuatro factores de la inteligencia emocional. Así, respecto al área de conocimiento personal o autoconsciencia, se valora la capacidad que tienes de detectar y reconocer tus emociones y lo que sientes. Respecto al autocontrol emocional se tiene en cuenta si eres capaz de controlar tus emociones una vez que las has reconocido.
En el apartado de la empatía, se analiza la capacidad de conocer las emociones y sentimientos de los demás, mientras que las habilidades sociales se centran en comprobar si tienes capacidad de utilizar esos conocimientos en mejorar tus relaciones con otras personas e interactuar del mejor modo posible con ellas. Esto último afecta a todas las facetas de la vida, ya sean relaciones familiares, de pareja, amistad, laborales o en nuestro día a día con las personas con las que nos cruzamos.
Cómo desarrollar la inteligencia emocional
Tal vez la gestión de emociones que implica este tipo de inteligencia te parezca compleja, sobre todo, si estás acostumbrado a actuar por impulsos o de manera individualista sin tener en cuenta a los demás. Pero lo cierto es que la inteligencia emocional puede desarrollarse para aprovechar sus beneficios y vivir de manera más satisfactoria.
Para ello, deberás sentir tus emociones. En este punto resulta fundamental reflexionar. Es necesario que te observes para conocerte mejor y escuchar tu voz interior, siendo sincero contigo mismo. ¿Cómo te sientes ante determinado hecho o comentario de alguien? ¿Por qué motivo te sientes así?
Si te resulta más sencillo plasmarlo por escrito, puedes anotar en un papel cómo te sientes o llevar un registro diario con las emociones de la jornada, ya sean alegría, miedo, tristeza, ira o estrés. Además, una vez que las identifiques, deberás compartirlas. En el supuesto de que algo te alegre, dilo, y si una persona está haciendo algo que te molesta, exprésalo también con educación. Verbalizar las emociones es fundamental para nuestro bienestar emocional.
Otra forma de desarrollar la inteligencia emocional es trabajar en las habilidades sociales. Resulta necesario que practiques la empatía. Ponte en el lugar de esa otra persona e imagina qué sentirías si fueras ella y te trataran de igual modo o se dirigieran a ti de una u otra forma. Fíjate en su lenguaje corporal para tener más datos sobre cómo se siente, e intenta siempre comprenderla. Con todo ello, mejorarás tanto en tu relación contigo mismo como con el resto, y puede que, cuando vuelvas a realizar el test de Goleman, tu puntuación sea más alta.
