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¿Cuántos tipos de inteligencia hay según Gardner?

La inteligencia como facultad cognitiva lleva siendo investigada y debatida por neurocientíficos de diferentes disciplinas durante muchas décadas. La aportación del psicólogo de Harvard Howard Gardner ha supuesto un enfoque alternativo a la tradicional definición de inteligencia como una facultad única de la que derivan el talento, la habilidad, el razonamiento y otras formas específicas de cognición y procesamiento de la información.

A continuación, te explicamos la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner, cuáles son los tipos de inteligencia según el psicólogo estadounidense y si esta teoría puede calificarse como “neuromito”.

Inteligencias múltiples frente a la inteligencia ‘tradicional’

Mujer y matemáticas - Pexels
Mujer y matemáticas – Pexels

“Mi teoría gustó a unos cuantos psicólogos, desagradó a unos pocos más y la mayoría la ignoró”. Con estas palabras resume Howard Gardner el primer impacto en la comunidad científica de su teoría de las inteligencias múltiples presentada por primera vez en 1983 aunque muy ampliada posteriormente.

Y es que la propuesta de inteligencias múltiples (no estrictamente vinculadas entre sí) de Gardner que tomaba en consideración no solo aspectos biológicos, sino culturales, suponía un considerable cambio de enfoque con respecto a la concepción tradicional de inteligencia que hasta ese momento se centraba en las habilidades lógicas y lingüísticas.

En este sentido, Gardner explica cómo las particularidades de cada cultura pueden definir la evolución cognitiva de sus miembros, así como su “tipo” de inteligencia. Por ejemplo, los aborígenes australianos se comunicaban con relatos orales y no tenían escritura. ¿Supone eso que “no eran inteligentes” o tenían un menor grado de inteligencia que los europeos que llegaron con un alfabeto?

En este interesante artículo, la psicóloga María Amarís Macías de la Universidad del Norte en Colombia explica que Gardner se inscribe en el enfoque de sistemas simbólicos, cuyos miembros sostienen que la capacidad comunicativa del ser humano da lugar al desarrollo de su capacidad para la creación de símbolos, lo que nos distinguiría de los animales y nos permitiría desarrollar nuestra cognición.

Así, mientras ciertos logros como los lógico-matemáticos son universales, otros están solo en determinadas culturas: “leer puede ser algo más valorado en unas culturas que en otras”. Para Macías hay muchos sistemas simbólicos posibles y de esta diversidad no informan las teorías anteriores sobre la inteligencia: “Piaget no explica, por ejemplo, cómo puede alguien ser precoz en un área y en otra no“.

En este contexto, “Gardner asume una posición crítica frente al concepto tradicional de inteligencia (…) concebida dentro de una visión uniforme y reduccionista, expresada en un constructo unitario y/o un factor general”.

¿Y si la inteligencia no fuese una propiedad estrictamente individual, propia de la persona sino también de su entorno, fruto de las interacciones con otras personas, de la acumulación de conocimientos, de la asimilación de las herramientas que le brinda la cultura?

Inteligencias múltiples: ¿atención a la diversidad… cognitiva?

Una clase - Fuente: Pexels
Una clase – Fuente: Pexels

“Existía un público con un auténtico interés por mis ideas: los profesionales de la educación”. Fue justamente la comunidad educativa la que dio un espaldarazo a las teorías de Gardner que no habían tenido gran repercusión en psicología, al menos en primera instancia.

Y para elaborar su teoría, Gardner tan solo tuvo que extraer conclusiones de lo que vio cuando trabajó con niños de distinta procedencia y pacientes con daño cerebral. Dependiendo de la zona dañada se dan fortalezas y debilidades mientras que los niños sin ningún daño también mostraban un proceso similar. ¿Y si, por lo tanto, no hubiese una facultad única de la que deriva el talento y la capacidad cognitiva, sino varias facultades no directamente relacionadas entre sí?

Nace así la teoría de las inteligencias múltiples en la que cada inteligencia “expresa una capacidad que opera de acuerdo con sus propios procedimientos, sistemas y reglas, y tiene sus propias bases biológicas” elevando a la categoría de inteligencia un conjunto variado de capacidades.

Si bien hasta ese momento la inteligencia se asociaba esencialmente a cuestiones vinculadas “al lenguaje y a los números”, Gardner reconoce la “diversidad” de la inteligencia e incluye en esta definición otras ideas como “el talento, habilidad, competencia, destreza, ingenio en campos diferentes al lógico-matemático y el lenguaje”.

En la práctica, la teoría de las inteligencias múltiples aplicada al ámbito educativo supondría también una suerte de “revolución” ya que Gardner considera que, independientemente de la materia que se enseñe (arte, ciencias, historia o matemáticas), se deben presentar de múltiples maneras los materiales de aprendizaje.

Y el psicólogo pone un ejemplo muy elocuente de este enfoque: “Los profesores descubrimos que, a veces, nuestro propio dominio de un tema es precario, cuando un estudiante nos pide que transmitamos el conocimiento de otra manera y no sabemos qué hacer“. Cierto, ¿a que sí?

Los criterios para la inteligencia según Gardner

Mujer y libros - Pexels
Mujer y libros – Pexels

Si para Gardner la inteligencia implica la habilidad necesaria para resolver un problema o para elaborar productos que son importantes en un contexto cultural, el psicólogo de Harvard fija ocho criterios para que una inteligencia pueda ser considerada como tal, base de su teoría de las inteligencias múltiples.

  • Debería ser vista de forma aislada en prodigios, autistas o víctimas de accidentes cerebrovasculares u otras poblaciones excepcionales: ciertos individuos deberían demostrar niveles particularmente altos o bajos de una capacidad particular en contraste con otras capacidades.
  • Debería tener una representación neuronal distintiva, es decir, su estructura neuronal y funcionamiento deberían ser distinguibles de las de otras facultades humanas importantes.
  • Las diferentes inteligencias deberían tener un desarrollo diverso. Es decir, las diferentes inteligencias deberían desarrollarse a diferentes ritmos y a lo largo de caminos que sean distintivos.
  • Deberían tener alguna base en la biología evolutiva, precursora en otros primates u otras especies con un supuesto valor de supervivencia.
  • Debería ser susceptible de ser fijada en sistemas de símbolos, del tipo utilizado en la educación formal o informal.
  • Debería estar respaldada por evidencia de pruebas psicométricas de inteligencia.
  • Debería ser distinguible de otras inteligencias a través de tareas psicológicas experimentales.
  • Debería demostrar un sistema central de procesamiento de información. Es decir, debe haber procesos mentales identificables que manejen la información relacionada con cada inteligencia.

Nueve inteligencias (o más) según Gardner

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Partiendo de los criterios antes mencionados y de su propia definición según la cual la inteligencia debe servir para resolver un problema y/o para la creación de un producto cultural, Gardner ha diferenciado hasta el momento nueve tipos de inteligencia, mientras se sigue evaluando nuevas inteligencias.

  • Inteligencia lingüístico-verbal. La dominación del lenguaje.
  • Inteligencia lógico-matemática. Capacidad de conceptualizar las relaciones lógicas entre las acciones o los símbolos.
  • Inteligencia visual-espacial. Habilidad para manejar los espacios, planos, mapas, y a la capacidad para visualizar objetos desde perspectivas diferentes.
  • Inteligencia corporal-cinestésica. Capacidad de controlar los movimientos del propio cuerpo y de manipular objetos con destreza.
  • Inteligencia musical. Capacidad de producir y apreciar el ritmo, el tono y el timbre.
  • Inteligencia interpersonal. Capacidad de detectar y responder adecuadamente a los estados de ánimo, motivaciones y deseos de los demás.
  • Inteligencia intrapersonal. Capacidad de ser consciente de sí mismo y estar en sintonía con los sentimientos, valores, creencias y procesos de pensamiento internos.
  • Inteligencia naturalista. Capacidad de reconocer y categorizar plantas, animales y otros objetos de la naturaleza.
  • Inteligencia existencial. Sensibilidad y capacidad para abordar cuestiones profundas sobre la existencia humana.

Esta última inteligencia fue añadida a posteriori por Gardner que ha trabajado desde su primera aproximación a la teoría de las inteligencias múltiples para diferenciar nuevas clases de inteligencia como la moral que se referiría a la capacidad para discernir el bien del mal y de comportarse en función del valor que se cree es correcto mostrando habilidad para resolver problemas sociales y de convivencia.

¿Son las inteligencias múltiples un neuromito?

Cerebro - Fuente: Pexels
Cerebro – Fuente: Pexels

Ya hemos hablado aquí de algunos neuromitos, pero este caso es más delicado y controvertido por el éxito, especialmente en el campo educativo, que ha tenido esta teoría que parece encajar con la atención a la diversidad que se ha establecido en las aulas como medio imprescindible para conseguir el progreso de todos los alumnos.

Pero diversos neurocientíficos albergan muchas dudas acerca de estas inteligencias no relacionadas entre sí ya que se trataría de una teoría sin fundamentación neurológica a pesar de que pueda “sonar” muy bien a nivel educativo y social, como dice María Amarís: “ha llevado a que se reformule y renueven viejos asuntos no sólo en la educación sino con relación a las sociedades humanas que anhelamos construir, donde cada ser humano se reconozca valioso e inteligente con mucho que aportar y con la posibilidad de realizar sus sueños desarrollando sus potenciales cognitivos”.

Pero Amarís no puede evitar señalar que la teoría de Gardner se define más bien como “un hecho social con independencia de su exactitud científica” como también explica Lynn Waterhouse, directora de estudios de conducta infantil de The College of New Jersey en este artículo de Frontiers.

Pero es que el propio Gardner señala que su teoría no puede ser un neuromito porque nunca afirmó que fuera una teoría neurológica. Waterhouse señala, en este sentido, que “en los últimos 40 años, la investigación en neurociencia ha demostrado que el cerebro no está organizado en módulos separados dedicados a formas específicas de cognición”.

Así, a pesar de la falta de apoyo empírico para la teoría de Gardner, las estrategias de enseñanza de inteligencia múltiples se utilizan ampliamente en las aulas de todo el mundo. Waterhouse reclama con su artículo que “es el momento de rechazar la teoría de inteligencia múltiples de una vez por todas y de que los educadores recurran a estrategias de enseñanza basadas en la evidencia”.

Este estudio de varias universidades españolas está en la misma línea al negar una evaluación válida de las teorías de Gardner concluyendo que “el análisis cualitativo mostró que los estudios primarios tienen fallas metodológicas importantes (…) no recomendando las intervenciones inspiradas en la inteligencias múltiples para mejorar el aprendizaje académico”.

Por lo tanto, y a pesar del considerable (y justificado) interés que ha despertado la teoría de las inteligencias múltiples, la comunidad científica sigue sin aceptarla como válida y conviene analizarla, y sobre todo, aplicarla con mucha cautela, especialmente en el ámbito educativo.



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