Cinofobia: consejos para superar el miedo a los perros

Son muchos los hogares en España donde hay un perro, y es que constituyen un miembro más de muchas familias. Sin embargo, hay personas que lo pasan realmente mal ante estos encantadores animales de cuatro patas. Les tienen un miedo intenso e irracional que los paraliza, tanto que es una auténtica fobia.

Se la conoce como cinofobia, y hasta un 10% de la población la padece. Si eres uno de los que tiene este problema o alguien en tu entorno lo padece, aquí van algunos consejos para superar el miedo a los perros, o por lo menos minimizar ese malestar que te provocan.

Qué es la cinofobia

perro de terapia
Perro/Foto: Unsplash

La cinofobia es el miedo a los perros. Pero no olvidemos que, como todas las fobias, esta se produce si ese temor provoca reacciones físicas y psicológicas en el individuo, de manera que le impida actuar con normalidad o interfiera en su vida.

Los síntomas más habituales de la cinofobia son la ansiedad, la angustia y la inquietud, además de hiperventilación, palpitaciones, sudoración excesiva, tensión muscular e incluso llanto. Además, la conducta de quien sufre esta fobia se verá afectada para evitarla.

Por ejemplo, si el cinofóbico sabe que por determinado camino va a encontrarse a algún perro, lo evitará y será capaz de dar un largo rodeo, y si va a casa de algún amigo que tiene perro, le pedirá que lo encierre para no verlo o, en caso contrario, directamente no le hará la visita. Si no tiene la suficiente confianza, simplemente rechazará esas invitaciones con cualquier excusa, sin confesar el verdadero motivo: el perro.

Causas de la cinofobia

Perro negro. Cinofobia
Perro negro/Foto: Pixabay

Pero ¿cuál es la causa de la aparición de la cinofobia? Al fin y al cabo, a casi todos los niños les encantan los perros y la mayoría de los animales. Pues la razón suele ser bastante simple, pues tiene relación con alguna mala experiencia. Entre las más frecuentes se encuentran el haber sido mordido o arrollado de pequeño por un perro, o cualquier suceso traumático con el que el can esté vinculado.

No obstante, en otras ocasiones, no tiene por qué haber habido una mala experiencia previa. Es posible que desde pequeño se tenga ese temor irracional a los perros, aunque en estos casos esta fobia suele estar también ligada a otros animales, como pueden ser todo tipo de mascotas.

Asimismo, es posible que se haya aprendido por educación. Tal vez tus padres te hayan inculcado desde pequeño en ese temor, recordándote cada vez que te acercabas a un perro que te iba a morder. O incluso es posible que, al igual que sucede con otro tipo de fobias, la hayas adquirido por imitación. Si alguien de tu entorno tenía miedo irracional a los perros, puede que hayas acabado adquiriéndolo.

Sea como fuere, no se debe hacer sentir culpable a quien la padece ni insistirle a la fuerza en que se relacione con perros. Tampoco se debe ridiculizar su temor. Este es un problema que hace sufrir mucho a quien lo padece. El cinofóbico le temerá tanto a un caniche como a un pastor alemán o a un rottweiler. Es decir, tanto a perros pequeños como grandes, sin importar si se trata de razas peligrosas o no. Al fin y al cabo, hablamos de una fobia y el entorno ha de comprender y mostrar su apoyo a aquel que la padece para que pueda superarla o convivir con ella del mejor modo posible.

Cómo tratar la cinofobia

mujer
Mujer paseando con perro/Foto: Unsplash

Tal y como sucede con la mayoría de las fobias, si resulta incapacitante, siempre es recomendable acudir a un profesional para superarla. Suelen ser muy útiles las terapias cognitivo-conductuales, así como la desensibilización sistemática. Con esta última se va exponiendo paulatinamente a la persona al objeto de su temor, en este caso, el perro.

La exposición se produce de manera gradual y personalizada por completo según el paciente y su ritmo, así que no se le debe tener aprensión. Con este tipo de técnicas es posible ir perdiendo el miedo muy despacio y de manera paulatina hacia el causante de ese temor irracional que limita la vida. De tal manera, las sesiones de terapia y la exposición pueden ser más o menos prolongada, rondando con frecuencia la duración de cada una de ellas entre una y dos horas.

En cualquier caso, si tú o alguno de tus seres queridos tiene este problema, siempre vale la pena acudir a un terapeuta para superarlo o aprender a vivir con él. Es la opción más beneficiosa para ganar en calidad de vida y no dejar de hacer cosas que se desean por el temor a los perros. Después de todo, son unos de los seres más maravillosos con los que podemos contar y con los que compartimos el mundo.



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