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Apego evitativo: en qué consiste y cómo detectarlo

Como parte de la teoría de la teoría de los apegos desarrollada por John Bowlby y ampliada por Mary Ainsworth, entre otros psicólogos, el apego evitativo es un comportamiento que puede generar dificultades en las relaciones interpersonales tanto en niños como en adultos. Te explicamos en qué consiste, cómo puedes detectarlo y cuáles son los retos a los que se enfrentan las personas con esta clase de apego.

El apego evitativo en la teoría de los apegos

Manierismo
‘Virgen del cuello largo’ de Parmigianino

Recordemos que el apego es un vínculo afectivo que existe entre dos personas, el cual suele ser recíproco en el caso de los niños y sus cuidadores, cuando estos vínculos se estrechan y, generalmente, nacen los tipos de apego.

En este sentido, la teoría del apego elaborado por Bowlby señala que los niños se apegan instintivamente a quien cuida de ellos por razones de supervivencia, pero también como la mejor manera de desarrollarse física, emocional y socialmente.

Como se explica en este artículo de la psiquiatra Magdalena Valverde Gómez, el apego, también observado en otros primates, tiene una base neurobiológica y genética que conecta a diferentes especies durante la historia evolutiva: es un sistema que ha evolucionado y sigue profundamente arraigado en la naturaleza humana porque evolutivamente ha resultado útil y ha proporcionado una buena solución para asegurar la supervivencia. Por lo tanto, la función biológica del apego es la supervivencia y la función psicológica, la seguridad.

No obstante, no todos los apegos evolucionan de la misma forma debido a diversas circunstancias, principalmente a la relación entre el individuo y la figura de apego, pero también a factores genéticos y otras influencias o acontecimientos relevantes que pueden afectar al individuo.

Y es así como Bowlby describe los cuatro principales estilos de apego, entre los que se incluye el evitativo. En este sentido, el estilo de apego suele desarrollarse durante la infancia, consolidarse durante la adolescencia permaneciendo durante la vida adulta.

¿Qué es el apego evitativo?

Un niño - Fuente: Pexels
Un niño frente a una pantalla – Fuente: Pexels

Se trata un estilo de apego caracterizado por el distanciamiento emocional entre el individuo y su figura o figuras de apego de forma que se suele mostrar independiente ante ellos.

Las personas con apego evitativo evitan buscar apoyo en los demás, también en sus personas más cercanas intentando eludir las relaciones profundas y marcando distancia emocional en las mismas.

El apego evitativo en niños

La psicóloga Mary Ainsworth elaboró una técnica llamada “situación extraña” con la que intentó profundizar en el comportamiento de apego de los niños. En ella se simulan interacciones naturales entre el cuidador y los niños, separaciones breves, encuentros con extraños y episodios de reunión con el cuidador.

Los niños con apego evitativo mostraban cierta indiferencia a la ausencia de la figura de apego y, en algunos casos, los ignoraban cuando volvían, mostrándose sociables con otras figuras extrañas.

Ainsworth concluyó tras estos experimentos que los niños con apego evitativo ocultaban malestar emocional probablemente porque habían desistido en su intento de comunicar necesidades emocionales a sus figuras de apego al comprobar que estas no cubrían dichas necesidades: es decir, los niños se han cansado de que “no les hagan (suficiente) caso”, y terminan por “no hacer caso” a sus figuras de apego.

No obstante, este apego no implica una falta de conexión emocional, sino que la actitud de desconexión emocional, de “desapego”, es un mecanismo de defensa.

Por supuesto, esta descripción es una generalización y cada caso debe valorarse de forma individual ya que en la formación del apego intervienen diversos condicionamientos: el apego evitativo no deriva exclusivamente de falta de atención (adecuada) por parte de los padres.

El apego evitativo en adultos

Trastorno mental - Fuente: Pexels
Apego evitativo – Fuente: Pexels

El apego evitativo en adultos suele ser una consecuencia del apego desarrollado en la infancia o adolescencia pero también puede surgir en la propia adultez debido algún desencadenante emocional, como una relación interpersonal traumática. De cualquier forma, el apego evitativo suele asociarse a comportamientos como estos:

  • Independencia (fingida o real). El individuo hace todo lo posible por no depender de nadie a nivel emocional lo cual tiene su faceta positiva pero también negativa ya que suele ser un mecanismo de defensa para evitar situaciones conflictivas a nivel emocional o frustraciones sentimentales.
  • Distancia emocional. Siempre tienden a marcar distancia en las nuevas relaciones, no solo sentimentales, sino también de amistad.
  • Falta de comunicación. Les cuesta “abrirse” y hablar de sus problemas, especialmente de tipo emocional o de salud mental, por miedo a exponerse demasiado.
  • Rechazo del compromiso. Tienden a no comprometerse con nadie porque eso supondría “dependencia”.
  • Indiferencia (aparente) y rechazo de las relaciones íntimas. Las personas con apego evitativo tienden a minusvalorar la importancia de las relaciones afectivas y se muestran indiferentes o frías ante las muestras de apego de otras personas.

¿Cómo manejar el apego evitativo?

Una pareja - Fuente: Pexels
Una pareja – Fuente: Pexels

En el caso de los adultos, el apego evitativo puede limitar la capacidad del individuo de relacionarse con los demás de forma más o menos plena lo que le puede conducir a la soledad y al aislamiento social.

La independencia aparente como fórmula de defensa desconecta emocionalmente al individuo de su entorno lo que, a la larga, complica la integración del individuo pese a que, por lo general, desean una conexión emocional íntima y segura, como cualquier persona.

La comunicación y la confianza son básicas para evitar las consecuencias más negativas de este tipo de apego: aprender a hablar de las emociones (con las personas adecuadas), de lo que uno siente sin tapujos, y no tener miedo a mostrarse vulnerable.

Porque todos necesitamos figuras de apego, siendo fundamental en el desarrollo físico y emocional cuando somos niños, pero también cuando somos adultos para tener relaciones interpersonales saludables y afectivamente responsables.

En el caso de los niños, el apego evitativo se puede (y se debe) corregir para que no cristalice en la adolescencia y la adultez, ofreciendo al niño una atención adecuada, sin caer en la sobreprotección que puede ocasionar un apego ansioso. De cualquier forma, impedir el apego evitativo una vez establecido no es sencillo y puede exigir la participación de un psicólogo especializado.



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