Zapatero quiso hacer de ANV una plataforma contra ETA
Blair le recomendó al presidente que posibilitara la integración de quienes apoyan la violencia
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El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y quienes le acompañaron en el llamado proceso de paz intentaron durante meses que ANV se convirtiera en una plataforma política contra ETA, según fuentes solventes. La estrategia fracasó y ahora el Ejecutivo ha lanzado toda la fuerza del Estado de Derecho contra este partido y contra el PCTV para impedir que se presente a las elecciones generales del 9 de marzo.
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En el momento en el que se mantenían las esperanzas de paz y de que ETA aceptara, finalmente, avanzar en las conversaciones que debían terminar en el abandono de las armas, hubo dos objetivos que movieron la estrategia del Gobierno: restar base social al terrorismo y demostrar a quienes apoyaban a los violentos que es posible hacer política desde la legalidad.
En ese momento, a mediados de 2006, Batasuna estaba ya suspendida por Garzón e ilegalizada por la Ley de Partidos y, por tanto, no servía para ninguno de esos propósitos. El PCTV entró en el Parlamento vasco en 2005 y el Gobierno argumentó entonces que carecía de pruebas para instar a su ilegalización e impedir su presencia en las elecciones. Pese a estar en un momento de preparación de las conversaciones formales del proceso de paz, el Ejecutivo de Zapatero actuó contra numerosas listas contaminadas e impidió su presencia, pero aseguró que no podía actuar contra el PCTV.
Los informes que ha recibido el Gobierno mostraban en todo momento que una parte de la llamada izquierda abertzale consideraba que el alto el fuego debía ser irreversible y que era el momento de hacer política y abandonar la violencia. Esa era la base del texto que Arnaldo Otegi leyó en otoño de 2004 en San Sebastián y estaba expresamente en la carta que el ex portavoz de Batasuna envió a Zapatero el 14 de enero de 2005: "Un nuevo escenario donde todos los proyectos políticos tengan cabida, también el nuestro, socialista e independentista".
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Independencia sin violencia
La estrategia de Zapatero tenía como fin que ETA dejara las armas y, en paralelo, que la izquierda abertzale creara una formación política legal, equiparable a ERC, y que defendiera el independentismo, pero sin violencia. Sólo si quienes apoyaban la violencia se integraban en la normalidad democrática era posible esa paz, según creía La Moncloa.
En las recomendaciones que el entonces primer ministro británico, Tony Blair, hizo a Zapatero se encontraba también no sólo la de mantener siempre un cauce de comunicación abierto con ETA, sino también tener abierta una puerta para la incorporación a la vida política de ese entorno de Batasuna.
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Parte de esa estrategia se vino abajo con el asesinato de dos personas en la T4 el 30 de diciembre de 2006. Sólo hubo tímidos atisbos de que esa izquierda abertzale podría distanciarse de la violencia y todos fueron recibidos con esperanza por el presidente del Gobierno. "Que la llamada izquierda abertzale dé cada día un paso más, imprescindible, para que lleguemos a ese objetivo de ver antes que tarde el fin de la violencia.
Debe darse la separación de los violentos y una condena de la violencia y confío, es fundamental y la autoridad democrática es la que representa la capacidad de generosidad para el futuro. Sólo puede ser generoso quien tiene la autoridad democrática, es decir el pueblo, la ciudadanía", dijo todavía Zapatero el 18 de enero de 2007, tras conocer unas declaraciones de Otegi, días después del atentado de la T4.
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Elementos distintos
El día 26 de febrero de 2007, el presidente habló en Ponferrada (León) de "elementos distintos" que apreciaba en las palabras de esos dirigentes de Batasuna. Sin embargo, no pasó de ahí la supuesta disidencia y todo quedó en un error de cálculo, de mala información o de interpretación.
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Para entonces era irremediable el final del proceso de paz y, antes de que se materializara, Zapatero intentó restar apoyo social y político a los terroristas. Su estrategia se basaba en la experiencia adquirida al final de los anteriores procesos de paz, cuando los partidos que apoyaban a ETA perdieron apoyo electoral como consecuencia de la frustración que pudo generar el final de la esperanza entre sus bases.
En 1998, EH tuvo el 17,91% de los votos en las autonómicas vascas y bajó al 10,12% en las de 2001, las primeras tras la negociación de Aznar. De ese fracaso surgió también Aralar, como alternativa pacífica en la izquierda abertzale. Para ese fin, ANV podía servir de plataforma de los descontentos con el final del alto el fuego, según el cálculo de La Moncloa. En las municipales de mayo el Gobierno recurrió las listas contaminadas con presencia de dirigentes de Batasuna y vio su posición reforzada con las sentencias del Supremo y del Constitucional que validaron sus demandas contra ANV.
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Luego vino el final formal del alto el fuego, pero ANV no sólo no recogió descontentos contra la lucha armada, sino que mantuvo una estrategia coincidente con la de Batasuna o supeditada a la formación ilegalizada.