Vox marca el paso al PP y la derecha se reunifica frente a la amnistía
El PP ha asumido una parte importante del tono y la estrategia de la extrema derecha.
Un miembro destacado de la dirección nacional del Partido Popular se refería este lunes a la “generosidad” demostrada por Vox acudiendo el domingo a sus manifestaciones contra la amnistía. Desde Génova eligieron mimar a la extrema derecha y no hacer en público la lectura que hacen en privado: Santiago Abascal “volvió” a ponerse tras una pancarta con las siglas del PP. Así lo lee una parte del partido que ve a Abascal a rebufo de la misma formación política que abandonó hace 10 años acusando a Mariano Rajoy de “traicionar sus ideas”.
Pero, si bien es cierto que la imagen del presidente de Vox renunciado a sus siglas por unas horas para ser uno más de los cientos de miles de personas con las que Alberto Núñez Feijóo protestó y se motivó el pasado domingo para afrontar una nueva legislatura como líder de la oposición, no lo es menos que los populares han asumido una parte importante del tono y la estrategia de Vox.
Vocabulario común: “Dictadura” y “golpe”
“Sólo hay un final, o el dictador va al banquillo o nosotros a la cárcel”. La frase es de Abascal y la pronunció el pasado 9 de noviembre. Esta otra, del mismo día, es de Isabel Díaz Ayuso: “Nos han colado una dictadura por la puerta de atrás”. La presidenta de la Comunidad de Madrid llegó a afirmar que “ahora hay cosas peores” que en el franquismo.
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“Pone en marcha definitivamente el golpe contra la democracia”, dijo el presidente de Vox cuando se hizo oficial el pacto entre el PSOE y Junts. “Se demuestra (tras las manifestaciones) la gran preocupación de la inmensa mayoría de la sociedad española ante el golpe que Sánchez pretende acometer contra nuestra democracia”, defendió este lunes Miguel Tellado, vicesecretario del PP.
Por su parte, Feijóo también ha elevado el diapasón discursivo y ha entrado a comparar el acuerdo de investidura de Sánchez con el golpe de Estado del 23-F y el terrorismo de ETA. El presidente del PP hace malabares con las palabras, pero se desliza por la misma pendiente argumentativa de Vox.
De la movilización permanente al “no nos callaremos hasta nuevas elecciones”
Junto al expresidente José María Aznar, los de Abascal también fueron los primeros en señalar las calles como trinchera contra la amnistía. Génova, en un intento fallido de controlar sus propios tiempos, tardó, pero acabó arrastrada por ambos y anunció una agenda de actos “de partido”, insistían, para protestar por la medida de gracia a los encausados del procés. Un formato mitin a medio camino entre las preferencias de Feijóo y las exigencias de las voces más duras de la derecha que no cuajó.
Así, el PP se puso al frente de manifestaciones en todas las capitales de provincia del país y Vox se plegó a su poder de convocatoria. “No es el momento de los partidos”, justificó un Abascal dispuesto a que su partido —para el que el rechazo a la ley de amnistía ha supuesto un balón de oxígeno en plena crisis interna— no se borre de ninguna protesta.
La extrema derecha lleva más de una semana alentado las concentraciones frente la sede del PSOE en la calle Ferraz, aún a pesar del desenlace violento de las mismas, bajo un lema: “movilización permanente” contra la amnistía. Feijóo lanzó este domingo un mensaje parecido: “No nos callaremos hasta hablar en unas elecciones”. Los populares, eso sí, insisten en la vía “pacífica” y sacan pecho de que las 52 manifestaciones de este domingo se hayan saldado sin incidentes.
Ciudadanos y Vox asumen el liderazgo del PP
El otro actor de la derecha, reducido a mínimos desde hace tiempo, Ciudadanos, también se puso detrás de las siglas del PP este fin de semana. Su secretario general y eurodiputado, Adrián Vázquez, acudió a la manifestación de Madrid. Además, en Bruselas PP y Cs trabajan juntos para frenar la amnistía.
Esta foto de Vox y lo que queda de Cs asumiendo por la vía de los hechos el liderazgo de Feijóo en la derecha era hasta el 23J el principal objetivo de un PP que culpaba a la división del espacio conservador de su fracaso. Lo cierto es que han conseguido una suerte de una reunificación gracias al enemigo común, pero siguen siendo minoría en el Parlamento.
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