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El "tridente" de Blanco

Blanco se volcará en coordinar el partido con el Gobierno, el Grupo Parlamentario y los barones 

GONZALO LÓPEZ ALBA

Fue hace 21 días, el 15 de junio, cuando se sentaron en el Palacio de la Moncloa las bases de la renovación de la Ejecutiva del PSOE elegida ayer, con el apoyo del 98,92% de los votos.

Aquel domingo José Luis Rodríguez Zapatero citó a José Blanco y le planteó por primera vez su intención de promocionarle al cargo de vicesecretario general.

Un reconocimiento 'que bien merecido lo tiene', según dijo el secretario general a los delegados al congreso, y que facilitará en un futuro próximo su incorporación al Gobierno, que no habría sido posible como secretario de Organización, un cargo que exige dedicación exclusiva.

La consideración inmediata fue quién podría asumir esta responsabilidad. La apuesta fue de las que gustan a Zapatero: rompedora y sorpresiva. Leire Pajín, la benjamina de Nueva Vía, se convertiría en la segunda mujer en llegar a ese rango jerárquico en el PSOE.

Zapatero se encargó de responder ayer a la crítica de Ibarra -por quien Pajín siente debilidad- por dejar el partido en manos de 'bebés' con un argumento irrebatible: 'Tiene la misma edad que cuando Felipe González fue elegido secretario general'.

La presión territorial impidió, una vez más, que se cumpliera la intención de reorganizar la Ejecutiva en macroáreas, pero habrá un núcleo duro perfectamente definido. En el vértice, como prolongación de Zapatero, estará Blanco.

Su tridente serán: Leire Pajín, secretaria de Organización; Antonio Hernando, secretario de Ciudades -un agujero electoral- y Política Municipal; y María del Mar Moreno, secretaria de Relaciones Institucionales y Política Autonómica, que sigue en la jerarquía orgánica a la secretaria de Organización.

Blanco, aunque en una primera fase facilitará el aterrizaje suave de Pajín, se irá desmarcando progresivamente de las tareas orgánicas para volcar su actividad en la coordinación política entre el partido, el Gobierno y el Grupo Parlamentario. Engrasar las relaciones con los barones territoriales será también parte de su cometido.

Aunque mantendrá la portavocía oficial, su intención es ceder espacio y dar protagonismo público a Pajín y Moreno.

El nombramiento de la consejera de Chaves como número cuatro tiene también una lectura en clave de futuro para la aplazada renovación en Andalucía.

El cierre de la Ejecutiva, como acostumbra a ocurrir en el PSOE, se complicó a última hora por algunas pretensiones territoriales, aunque al final todos los barones salieron satisfechos. Para lograrlo, fue preciso crear cinco 'secretarías ejecutivas', de menor rango que las secretarías de área pero de mayor que las vocalías.

En la de Libertades Públicas y Derechos Ciudadanía estará Álvaro Cuesta, que se acostó el sábado fuera de la Ejecutiva y amaneció el domingo dentro. Casi lo mismo le ocurrió a Pedro Zerolo, que se pasó toda la tarde entrando y saliendo de la dirección, aunque pudo acostarse confirmado como secretario de Movimientos Sociales y siendo el único que, junto con Elena Valenciano en Internacional, mantiene su secretaría en una Ejecutiva que es paritaria.

Entre las incorporaciones destaca la de Eduardo Madina. De la generación de la secretaria de Organización -32 años-, fue víctima de ETA y como cabeza de lista por Vizcaya dio al PSE su mejor resultado en esta provincia en unas elecciones generales.

El aplausómetro demostró que fue uno de los nombramientos mejor acogidos, junto al de Pajín. Además de ellos, y de Zapatero y Chaves, los más aplaudidos fueron Blanco, Carme Chacón y Alfredo Pérez Rubalcaba.

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