Este artículo se publicó hace 3 años.
Toni Cantó vota en contra la tramitación de la ley electoral que podría salvarlo el 2023
Les Corts valencianas aprueban empezar los trámites de la nueva Ley Electoral Valenciana que rebajaría el listón parlamentario del cinco al tres por ciento.
Joan Canela
València-
Se trata de una antigua asignatura pendiente de la política valenciana que ahora empieza a andar, a pesar de que no esté nada claro que llegue a buen puerto. Para que la Ley Electoral Valenciana consiga ver la luz necesita una mayoría reforzada de dos tercios en Les Corts. O sea 66 diputados. Y los partidos del Botànic –PSOE, Compromís y Unidas Podemos- solo tienen 52. Necesitan pues el apoyo de al menos uno de los partidos del bloque de derechas. PP y Vox, ya desde un inicio, han mostrado su oposición frontal al respeto, así que solo queda Ciudadanos. Sus 18 votos permitirían una cómoda aprobación de la norma y en un principio los de Toni Cantó parecía que estaban dispuestos.
De hecho, en septiembre, la formación naranja incluso se mostraba dispuesta a empujar para que la ley electoral viera la luz en esta legislatura, después de haber naufragado la anterior por falta de apoyos. Pero en un giro inesperado, Cantó ahora se opone a su aprobación, y el jueves sus diputados votaron en contra la tramitación parlamentaria de la norma. Su diputado Fernando Llopis hizo un duro ataque a la propuesta por hacerse durante "el peor momento de la pandemia". "Es el momento de salvar vidas, no de salvar sus sillones y escaños", llegó a añadir Llopis. Pero por ahora, la oposición de Ciudadanos no es decisiva. Para aceptar la tramitación solo se requería una mayoría simple, con lo que la coalición gubernamental se bastaba con sus votos.
Pero la paradoja de la posición de Cantó es que su partido podría convertirse en el principal beneficiado si esta ley, finalmente, sale adelante.
Rebajar la barrera del 5%
Para entrar a Les Corts valencianas es necesario superar el 5% de los votos a escala autonómica –no basta con conseguirlo en una sola provincia-, la barrera más dura de toda España. Una medida que se impuso –durante el nacimiento de la autonomía- para dificultar el surgimiento de una hipotética fuerza cantonalista alicantina. "Es realmente una medida muy poco democrática –asegura Guillermo López, profesor de comunicación política en la Universitat de València- que tiene mucho que ver con fenómenos como la desaparición de Unió Valenciana y que el Bloc sufrió durante décadas y después Esquerra Unida". Su rebaja al 3% de los sufragios es una vieja asignatura pendiente de la política valenciana, pero nunca se acaba de materializar. "Las leyes electorales muestran una gran resiliencia, puesto que quien ha ganado las elecciones con una norma determinada siempre se resiste a cambiarla. Es lo que pasa con la ley española, que a pesar de beneficiar mucho a la derecha, parece imposible de reformar", continúa López.
De hecho, el PP siempre se ha mostrado absolutamente en contra de cualquier cambio en esta línea, y el PSPV tampoco ha parecido nunca demasiado entusiasta, a pesar de que ahora sí estaría dispuesto a aprobarla, sea porque tiene que ceder ante sus socios, sea porque si Unidas Podemos queda fuera del parlamento, peligra el Botànic en la futura legislatura.
Ciudadanos, junto con los morados, es el otro potencial beneficiado de la rebaja del listón. Si bien en las últimas elecciones autonómicas consiguieron un 17,5% de los votos, llegando a ser tercera fuerza, en las generales de solo siete meses después, se quedaron con solo el 7,7%. Una tendencia que les acerca peligrosamente al extraparlamentarismo. Y "la diferencia entre obtener cinco diputados o quedar fuera es la desaparición", recalca López.
¿Un ataque de celos?
Así pues, ¿cómo se explicaría la posición de Cantó, aparentemente contraria a sus propios intereses? Oficialmente, desde Ciudadanos aseguran que querían formar parte del grupo de debate que redactara el primer borrador, pero que las fuerzas del Botànic les dejaron de lado, obligándolos a intervenir posteriormente por la vía de la enmienda. Una versión que fuentes de Compromís y Unidas Podemos contradicen, asegurando que fueron los naranjas quienes declinaron participar en la primera redacción.
El otro punto de discordia es la representación de Castelló. Hoy por hoy, esta circunscripción escoge 24 diputados, muy por encima de su peso demográfico. "La demanda de Cantó tiene bastante sentido, puesto que es obvio que Castelló está sobrerepresentado –explica Guillermo López- pero también se nota que tiene un interés particular, puesto que su feudo está en Alacant, mientras que en Castelló sus resultados son más flojos, justo al revés que Compromís, o que el PSOE, quien obtiene bastantes escaños ‘fáciles’ gracias al actual reparto". "El problema para Ciudadanos –continúa el profesor universitario y analista político- es que si empiezas a poner condiciones y vetos, corres el riesgo de bloquear la situación y que PSPV y Compromís, que tienen menos interés que Ciudadanos en la reforma, lo acaben dejando correr".
Con todo, López tampoco excluye que la postura de Cantó contenga cierta dosis de "postureo", puesto que "una cosa es pactar con los socialistas y la otra con Compromís y Podemos, que lo lleva mucho peor, en buena parte porque no es un político profesional, y esto se nota en su comportamiento a veces histriónico o agresivo que no sé si comparten muchos de sus votantes. Cantó no es un político profesional y en cosas como esta, se nota".
Antes de tomar la decisión final, pero, Ciudadanos tomará buena nota del resultado de las elecciones catalanas. Si la caída del partido matriz es más fuerte de lo que predicen las encuestas, todavía estarán a tiempo de desdecirse y acabar aprobando una ley que podría ser su tabla de salvación en 2023.
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