Más allá del reparto de los tiempos, de las propuestas, de la solvencia de uno u otro y del gran asunto que centrará el ring político (la fiscalidad y el papel de las comunidades autónomas en los impuestos), el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, se volverán a medir este martes en el Senado con un reto mayúsculo: aumentar el interés entre los ciudadanos por un debate de estas características.

Y es que, el estudio flash publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) una semana después del primer cara a cara entre ambos líderes en la Cámara Alta el pasado mes de septiembre, marcado por el enfrentamiento y los reproches, dejó un dato muy revelador en estos tiempos en los que la desafección política se vuelve cada vez más patente.

Más allá de las principales conclusiones de este estudio, que dieron como vencedor por la mínima al presidente del Gobierno (un 29% de los encuestados consideraron que Sánchez ganó el debate, mientras que un 24% consideró que fue a revés), el 78,8% de los ciudadanos encuestados respondió que no lo siguió.

Cabe destacar que para realizar el trabajo se entrevistó a 1.012 personas mayores de 18 años entre el 7 y el 8 de septiembre. Así, un 17,7% de los encuestados siguió el debate "en parte", mientras que solo un 5,3% lo hizo "en su totalidad".

Debate sobre los impuestos de fondo

Sánchez, que ya compareció la semana pasada en el Congreso para "informar sobre las medidas económicas y sociales adoptadas por el Gobierno para dar respuesta a la crisis provocada por la guerra en Ucrania", hará lo propio este martes en el Senado para rendir cuentas sobre "el alcance de las medidas económicas y fiscales adoptadas por el Gobierno y el papel de las Comunidades Autónomas en su implementación y en el mantenimiento del Estado de Bienestar".

Por tanto, volverá a verse cara a cara con el líder de la oposición, sin asiento en la Cámara Baja (espacio que acapara más foco político) en plena batalla ideológica por el modelo fiscal. El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla (PP), reabrió esta guerra al seguir el ejemplo de la Comunidad de Madrid y eliminar el impuesto sobre el patrimonio (solo se aplica a fortunas superiores a los 700.000 euros), lo que dio pie a otras rebajas fiscales en otras comunidades lideradas por el PP.

El president de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, hizo lo propio y anunció una reforma fiscal "de calado", aunque a la inversa, ya que va dirigida a los ciudadanos que cobran menos de 60.000 euros al año. Y todo ello en un momento en el que el el Congreso, a propuesta del Ejecutivo, acababa de abrir el trámite parlamentario para aprobar un impuesto temporal a la banca y a las energéticas.

En medio de la lucha de los de Sánchez por defender la necesidad de subir los impuestos de forma selectiva para favorecer el Estado del bienestar, y como respuesta al PP, esta nueva batalla dio lugar más recientemente al anuncio del Gobierno de crear además otro impuesto temporal a las grandes fortunas, un gravamen que podría ser incluido en la norma que ya plantea los impuestos a la banca y las energéticas, según confirman a este medio fuentes del Ministerio de Hacienda.

Al margen de la pugna por el modelo fiscal, está por ver cómo agrupará el presidente del Gobierno su réplica al resto de grupos. En el anterior debate, Pedro Sánchez, sin límite de tiempo recogido en el reglamento, aunó la respuesta a todos los portavoces en una sola intervención mientras que sí decidió responder a Feijóo en solitario. 

Esta acción sirvió para que varios grupos minoritarios protestaran por el formato del debate, tildándolo de "electoralista", en una cámara territorial en la que Unidas Podemos, la otra pata del Gobierno, ni siquiera tiene representación desde desde hace más de un año y medio.