Saiz dimite tras convertir el CNI en "un polvorín"
La apuesta de De la Vega y Rubalcaba fracasa y Zapatero opta personalmente por el general Félix Sanz. El ex director de los servicios de inteligencia era consciente de su final hace tres semanas
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Hace tres semanas que Alberto Saiz, ex secretario de Estado director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), había dado a conocer que abandonaría el puesto en el que llevaba cinco años. Lo confirmaron a Público fuentes muy próximas al ex jefe del espionaje español, que ayer permanecía "tranquilo y consciente de que la política, con minúsculas -matizaban-, trae cosas como esta".
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En el entorno de Saiz se refieren a que este fue confirmado en su cargo por el presidente del Gobierno un 24 de abril de este año y cesado poco más de un mes después por la pérdida de confianza del mismo Rodríguez Zapatero. En medio, el bombardeo al que fue sometido por diario El Mundo con informaciones sobre actuaciones irregulares sin denuncia judicial alguna, que comenzaron a publicarse diez antes de su confirmación en el cargo.
Pero también el entorno de Saiz se refiere a que fue abandonado a su suerte por quienes se erigieron en sus padrinos para un segundo mandato en La Casa -nombre con el que se conoce a la madrileña sede del CNI-, la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, y el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Ayer por la mañana, La Sexta anunciaba que Alberto Saiz Cortés (Cuenca, 1953) había presentado oficialmente su dimisión al presidente del Gobierno. Fue José Luis Rodríguez Zapatero quien le indicó el momento para hacerla pública. El ex director del Centro, en un comunicado, recordó la "falsedad" de la "campaña mediática" dirigida contra él y explicó que se iba "para evitar un posible deterioro del funcionamiento del CNI".
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Sobre el cambio en la cúpula de los servicios de inteligencia españoles, en el seno del Gobierno había ayer tres puntos de vista unánimes: Alberto Saiz tenía que dimitir; la causa del relevo es la situación "ingobernable" en el CNI, que se había convertido en "un polvorín", y no las acusaciones de El Mundo; y el general en la reserva Félix Sanz es la mejor opción para sustituirle en las actuales
circunstancias.
Sin embargo, una vez más, en el entorno del presidente se reconoce la imagen de descoordinación del Gobierno que supone la ratificación de un cargo de esa magnitud y su cese dos meses después. "Nada y más y nada menos que el corresponsable de la seguridad del Estado en su vertiente más delicada", sostienen fuentes del Ejecutivo. Pero los hechos, tal y como los ha podido conocer este periódico, lo que confirman es la influencia de los criterios de algunos miembros del Ejecutivo sobre Zapatero frente a otros. Y, en el caso de Alberto Saiz, no han dado los resultados esperados.
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El ex director del CNI fue colocado en este puesto por el entonces ministro de Defensa, José Bono, en junio de 2004, y ratificado por su sucesor, José Antonio Alonso, en abril de 2006. Entonces, la llegada al cargo de Saiz se produjo acompañada de polémica: "¿Un político sin idiomas y con una consejería regional como única experiencia para guardar la casa de los espías?". Este fue el argumento de los detractores del nombramiento de un hombre de la máxima confianza de Bono, pero que se fue acallando cuando Saiz desapareció del panorama público y se puso a trabajar dentro de la máxima discreción.
Zapatero se sentía tranquilo con su trabajo, del que Bono le daba buena cuenta, y enseguida, tras la marcha del hoy presidente del Congreso y con la mediación de Alonso, el responsable del CNI fue haciéndose con la confianza del jefe del Ejecutivo y, sobre todo, de su número dos, María Teresa Fernández de la Vega.
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Con el fin de los cinco años de mandato del director del CNI, que debía ser relevado o ratificado por el presidente, se destaparon las diferencias de criterio en el seno del Gobierno. La ministra de Defensa, Carme Chacón, comunicó a Zapatero su apuesta por la renovación en la cúpula de la inteligencia. Le propuso una terna de candidatos, entre ellos, a Félix Sanz, ahora su sucesor.
Por su parte, Rubalcaba y De la Vega pidieron al presidente que mantuviera a Saiz y esgrimieron como argumento -que sería definitivo- el buen trabajo antiterrorista del CNI.
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Chacón no insistió porque supo que tenía la batalla perdida. Pero las cosas reventaron por sí solas. "El director del CNI se jactaba en foros semi-privados de contar con la protección de la vicepresidenta -aseguraron fuentes del Gobierno- y eso le hizo perder la perspectiva. Tenía a más del 80% del personal del CNI en su contra".
La guinda, según ha podido saber Público, llegó cuando la titular de Defensa, antes de partir esta semana a Washington, pidió a Saiz la desaparición de la llamada máquina de la verdad, con la que llegó a interrogar a agentes, y la destitución de sus familiares contratados. El director ignoró la orden.
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Desde Washington, donde se encontraba en viaje oficial, Chacón aseguró ayer que conocía la intención de dimitir de Saiz y "las razones" de su decisión: "No quería causar ningún perjuicio" al CNI, explicó. Eludió dar detalles y se remitió al comunicado del ya ex director. La ministra explicó que mantiene abierta la investigación iniciada hace dos semanas sobre las presuntas irregularidades de Saiz y aclaró que "durante estos cinco años, el organismo ha hecho una gran labor".
Sobre el relevo, confirmó que propondrá a Félix Sanz en el Consejo de Ministros de hoy. Es una persona "muy cualificada" y que goza de su "total confianza", ratificó.