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Rivera lo fía todo a la "ilusión" de los votantes

"La gente tiene más ganas que miedo", confía el líder de Ciudadanos, que ha cerrado la campaña electoral en Madrid con una multitudinaria cena en la que ha instado a "quien quiera cambio, que vote cambio"

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El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, atiende a los medios de comunicación durante el acto de cierre de campaña, que la organización celebra con una cena en un hotel madrileño. EFE/Alberto Martín.

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MADRID.- Como si de una boda se tratara, Albert Rivera ha convocado a casi 500 Ciudadanos a que celebren con él el cierre de campaña. El hotel Rafael Atocha de Madrid se ha vestido de naranja para acoger a los simpatizantes de la formación que han compartido mesa y mantel con sus candidatos. Y, sí, también la "ilusión" por ganar el próximo domingo.

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Pero los falangistas, los imputados, los pertenecientes a otros partidos como PXC y los jubilados que no sabían que iban en sus listas -entre otros- no han conseguido robarles las ganas de ganar. Defendiendo siempre que son el único partido que "actúa" ante tales escándalos, y que no buscan "concejales" sino "la regeneración democrática", Rivera, Aguado y Villacís volvieron a repetir su palabra mágica durante toda la campaña: "ilusión".

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"Ha sido una campaña apasionante. En la calle hemos descubierto que la gente tiene más ganas que miedo"

Aguado fue el primero en llegar al evento y tuvo oportunidad de departir con unos y otros en la terraza del hotel donde unos y otros aprovecharon, de paso, para conocerse. "¿Y tú, vas en la lista de la Comunidad, no? ¿Y tú en la del Ayuntamiento?", constaban los asistentes el nivel de desconocimiento de los candidatos. Incluso entre ellos. Al rescate salió Aguado, ya no tan desconocido y que cada día de campaña ha ido cogiendo tablas frente a las cámaras de televisión. "Ha sido mi primera campaña y la he vivido con ilusión y ganas, sabiendo que estamos haciendo historia", presumió.

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Después de charlar con afines y periodistas entre plato y plato, los tres subieron al escenario a deleitar a los invitados a la "boda", como llegó a denominarla el propio Rivera. "Yo no nunca me he casado formalmente, pero debe de ser muy parecido a esto", bromeó.

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