Diada Catalunya Los reproches a los partidos independentistas y las llamadas a buscar una estrategia unitaria marcan la Diada más atípica
Tanto Elisenda Paluzie (ANC) como Marcel Mauri (Òmnium) reclaman dejar atrás las luchas partidistas. Paluzie, más contundente, apela directamente a Puigdemont y Junqueras para que se pongan de acuerdo: "Estamos hartos de la división y exigimos ya una estrategia". Alrededor de 60.000 personas se concentran en los más de 130 puntos de movilización. repartidos por toda Catalunya.
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Barcelona, Actualizado:
A pesar de las restricciones provocadas por la pandemia del coronavirus, alrededor de 60.000 personas se concentraron este viernes en los 131 puntos distribuidos por toda Catalunya en que se realizaron las movilizaciones de la Diada organizadas por la ANC.
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No hubo incidentes notables. Los CDR convocaron una marcha no comunicada previamente a los Mossos d'Esquadra por el centro de Barcelona, que partió del paseo Lluís Companys, donde la CUP celebraba su manifestación estática, y llegó hasta la Ronda de Sant Pere, donde los manifestantes han quemado un muñeco del rey.
Pero salvo esos incidentes menores, la jornada transcurrió con normalidad. En el 11 de septiembre menos masivo –por razones obvias– y más atípico de la última década, las críticas y los reproches a los partidos independentistas y las demandas de definir una unidad estratégica marcaron los discursos, donde también se escucharon las apelaciones instalaciones habituales a acabar con la represión, liberar a los presos políticos y ejercer el derecho a la autodeterminación para alcanzar la República catalana. De hecho, horas antes los mismos socios de Gobierno –ERC y JxCat– también habían hecho apelaciones a superar los reproches y trabajar conjuntamente. Una retórica habitual en cada 11-S, por otra parte.
Las concentraciones tuvieron lugar en casi un centenar de municipios, con limitaciones de aforo, distancia entre personas, mascarillas y todas las medidas de seguridad pertinentes, pero permitieron ejercer un derecho, el de manifestación, amenazado por la pandemia. De hecho, los responsables del Departamento de Salud habían desaconsejado las concentraciones y ningún miembro del Gobierno asistió a la movilización de la ANC.
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La plaza Letamendi de Barcelona –donde hay una delegación de la Agencia Tributaria española– fue el escenario central de la jornada, donde tuvieron lugar los principales parlamentos, y en el que tanto la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, como el vicepresidente de Òmnium Cultural, Marcel Mauri, coincidieron en emplazar los partidos independentistas a ponerse de acuerdo.
Más contundente fue Paluzie, la encargada de cerrar el acto, alrededor de las tres y media de la tarde. De entrada, quiso dejar claro que "el derecho de manifestación no puede ser el único derecho sacrificado" y agradeció la participación a las personas concentradas porque "está contribuyendo a defender el último muro que nos queda ante un estado vengativo y unos partidos independentistas en plena confusión ". La dirigente de la entidad recalcó que de la anterior crisis económico surgió un independentismo fortalecer que llevarnos "al 1 de octubre, una primavera que no se ha hecho verano, pero que volverá", pero para ello primero hay que cerrar "esta etapa sin rumbo que ya hace demasiado tiempo que dura".
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"Estamos hartos de la división y la táctica y exigimos ya una estrategia", proclamó Paluzie, que se dirigió a explícitamente a Puigdemont y a Junqueras para que hagan una "estrategia conjunta" y se lean "el libro del otro ". "Si no os ponéis, la paciencia de la gente no durará hasta siempre". Aparte de anunciar que próximamente la ANC pondrá en marcha una campaña de "soberanía fiscal" para pagar los impuestos a la Generalidad, Paluzie remachó los partidos independentistas a "sentarse y hablar" entre ellos –en clara referencia a JxCat y ERC– e insistió en que la propuesta de la entidad pasa por superar el 50% de los votos en las elecciones para, posteriormente, proclamar la independencia.
Mauri: "Nuestro peor enemigo somos nosotros mismos"
Justo antes de Paluzie intervino el vicepresidente y portavoz de Òmnium, Marcel Mauri, que reclamó a los partidos que abandonen las "peleas estériles". "La represión del Estado busca embargo, la división y la desunión", insistió y los instó a "fijar ya un horizonte que nos permita culminar" el proceso independentista. "A menudo tenemos la sensación de que nuestro peor enemigo somos nosotros mismos", insistió. Además, Mauri fue duro con el Estado español, que según él "sólo sabe responder con represión y violencia" y que "tapa las vergüenzas de una monarquía corrupta, gasta miles de millones en el ejército o cierra filas con Martín Villa".
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En la línea de lo que ya había dicho horas antes en el acto organizado la entidad para denunciar la represión, se dirigió al presidente español, Pedro Sánchez, para decirle que "no habrá normalidad en España" mientras haya "gente perseguida o encarcelada" para defender la independencia o mientras "en este país no se pueda ejercer el derecho a la autodeterminación".
Aunque se mantuvieron algunos de los actos tradicionales de cada 11 de septiembre –como la ofrenda floral al monumento a Rafael Casanova o el homenaje de la Izquierda Independentista a Gustau Muñoz–, la ausencia de concentraciones masivas hizo perder fuerza a una jornada que servía al independentismo para hacer una demostración de fuerza y para marcar la agenda política.