Rato en la cárcel Rato tiene como preso de acompañamiento a otro condenado por las "black"
Rodrigo Rato ha pasado la noche sin ninguna incidencia. Ahora se incorpora al módulo de respeto junto a Gonzalo Martín Pascual, otro reo que también está condenado por las "black", uno de los responsables de UGT en la caja madrileña.
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madrid, Actualizado:
El exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato pasará esta tarde a un módulo de respeto en la cárcel madrileña de Soto del Real y contará con un preso de acompañamiento o de confianza en su celda: otro condenado como él por el caso de las tarjetas opacas o "black".
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Se trata, según han indicado fuentes penitenciarias, de Gonzalo Martín Pascual, condenado a tres años de cárcel por las "black" que ayer por la tarde -día que acababa el plazo para su ingreso- se presentó en la misma prisión donde había acudido horas antes el que fuera presidente de Caja Madrid y Bankia.
Ambos serán trasladados esta misma tarde a un módulo de respeto, ideados para fomentar el clima de convivencia y máximo respeto entre los internos y en lo que los reclusos se acogen a una especie de contrato con normas y compromisos sobre el mantenimiento de las dependencias y se implican en tareas como el cuidado de los espacios comunes o la organización de actividades.
Rodrigo Rato pasó ayer por los trámites pertinentes que fija el protocolo para los presos que ingresan por vez primera: se le hizo una fotografía, se le asignó un número, se le cacheó, se anotaron sus datos en el libro de registro y pasó un reconocimiento médico, todo ello en el Departamento de Ingresos.
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Su primera noche la ha pasado en el módulo de ingresos, sin ninguna incidencia destacable, salvo el retraso que haya podido sufrir, como el resto de los presos, en la realización de las actividades ordinarias debido a la huelga de funcionarios de Prisiones.
De todos modos, el seguimiento del segundo día de paro general convocado por cinco sindicatos ha tenido un seguimiento en el turno de mañana en la cárcel de Soto del Real de 12 por ciento.
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Las tarjetas opacas, también conocidas como tarjetas "black", permitieron a más de 80 miembros de la dirección y del Consejo de Administración de Caja Madrid y también de Bankia gastos al margen de sus retribuciones, que no eran declarados a Hacienda, ni por los beneficiarios ni por la entidad bancaria.