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Rajoy arremete contra Rubalcaba y evita mencionar la crisis del PP

El presidente no cita a Aznar ni a Mayor Oreja, pero recuerda al sector crítico que PP y Gobierno están "donde siempre" en política antiterrorista. No concreta la reforma fiscal ni desvela el nombre del candidato para el

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El presidente del Gobierno ha clausurado esta mañana la Convención Nacional del PP con un discurso que da luz verde a la campaña de las elecciones europeas. Con un tono de mitin 'in crescendo' y respaldado por los continuos aplausos de un auditorio repleto, Mariano Rajoy ha sido muy duro contra el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, a quien durante varios minutos no ha dado tregua con sus descalificaciones. Entre otros asuntos, Rajoy ha recordado al líder socialista que "sobran las críticas" de quien "ha sido el vicepresidente de un gobierno que llevó España a la ruina", que lo dejó "como un páramo" o "abandonado" y describió a Rubalcaba como un "esclavo de sus propias consignas".

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El jefe del Ejecutivo, sin embargo, ha desinflado las expectativas de sus propios correligionarios, que ayer apuntaban en los pasillos a que el presidente concretaría los términos de la reforma fiscal en la que trabaja el Gobierno, particularmente, en lo que concierne a las bajadas de impuestos "sucesivas" para 2015. Rajoy se ha limitado a avanzar que anunciaría una reforma cocinada en términos de "solidaridad" y duradera en el tiempo ("bajada de impuestos durante varios años"), nada más. También ha dejado en su cabeza —fuentes de la dirección del PP aseguran que ya tiene el nombre— la incógnita sobre quién será el cabeza de cartel del Partido Popular para la lista europea del 25 de mayo.

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Rajoy ha sido el único interviniente —y el más importante— de la Convención que no ha tenido ni una palabra de recuerdo o reconocimiento para José María Aznar y Jaime Mayor Oreja. Esa parte, con las evidentes connotaciones de la crisis interna que vive el partido, la ha dejado a la secretaria general, a los vicesecretarios como Javier Arenas, a los ministros, alcaldes y presidentes autonómicos. Sí hizo, en línea con el guión argumental del cónclave, una mención a las víctimas de ETA, al tiempo que lanzó un escueto mensaje de advertencia al sector crítico de éstas —principalmente, la AVT— y al ala dura de la derecha que secunda estos ataques contra la política antiterrorista, incluidos Aznar y Mayor: "Estamos donde siempre".

Rajoy sorprendió a propios y extraños por la contundencia de un discurso que armó enlazando durísimas críticas a Rubalcaba con los mensajes sobre la recuperación económica que el PP ha repetido como un mantra durante los tres días que ha durado el cónclave. El presidente quiso dejar muy claro que esta mejora ha sido fruto del "reformismo" del Gobierno, de la "responsabilidad" de los españoles aceptando los "sacrificios" y ha visto la luz a pesar de Rubalcaba.

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Del líder socialista —nunca lo ha citado por su nombre— ha criticado su "memoria volátil", de dejar "un país al borde de la quiebra", de ocultar "la verdad" sobre una situación "mucho peor de la prevista", de haberle propiciado "cada mañana un sobresalto, una angustia nueva y un argumento más para la desesperanza", de creer que no llegaría a "pagar las pensiones, ni los subsidios, ni los servicios sociales", de haber "pregonado en falso brotes verdes y amaneceres luminosos" o de profetizar el "apocalipsis de las pensiones" después de haberlas "congelado", a pesar de presumir siempre "de ser muy sociales".

Rajoy llegó a apuntar que tanto el PSOE como quien fue vicepresidente en su Gobierno presionaron al Ejecutivo para que aceptase el rescate de la economía española que pidió la canciller alemana, Angela Merkel. "Todos los día se nos reclamaba que pidiéramos un rescate, pero lo rechazamos para no agravar la situación. Otros tal vez lo hubieran aceptado y hoy estaríamos lamentándolo. Nosotros no. Nos negamos a someter a España a semejante castigo", ha justificado.

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A pesar, pues, del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y de su "vicepresidente" ("Si tú eres parte destacada de este calvario, o te callas o reconoces el mérito de la gente"), Rajoy ha confirmado la salida del túnel y el fin del "hundimiento", aun reconociendo que ésta no llega a "la mayoría de las familias". Sin embargo, y tal vez utilizando un símil poco afortunado que recuerda a las muchas protestas sociales (la última, la de la marea violeta), el presidente ha insistido en que "ha comenzado a subir la marea" enumerando la bajada de la prima de riesgo, los intereses "soportables" de la deuda pública, la mejora de las exportaciones o el regreso de los inversores "que se habían ido".

Rajoy ha hecho una escueta referencia a las víctimas del terrorismo, marcando distancias con los críticos, pero sobre todo, ha tenido una mención muy significativa a la presidenta del PP vasco, Arantza Quiroga, que, por segundo día, ha sido ovacionada por el auditorio del centro cultural Miguel Delibes. El presidente confirma así el cierre de filas de Gobierno y partido que ha ordenado en torno a la dirección del partido en Euskadi, que lleva dos años sufriendo las peores críticas del ala dura del PP y de los escindidos integrantes de Vox.

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La sensación que impera en el partido, cuyo optimismo por el resultado de la Convención se respiraba en todos los rincones del recinto de Valladolid al final del encuentro, es que, con las ausencias de Aznar, Mayor Oreja y los críticos en general (salvo Esperanza Aguirre, cuyo tirón electoral la hace imprescindible, pero que se ha quedado sola en los desmarques), Rajoy se ha garantizado un giro en el partido hacia una nueva etapa que, además, se consolidará con el inevitable cierre de filas que suponen para los partidos las campañas electorales. Éstas que empiezan en mayo y terminan en 2016, como mínimo.

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