Este artículo se publicó hace 11 años.
Rajoy abre la puerta al apoyo a sus reformas y se la cierra al pacto
El presidente del Gobierno defiende su plan de estabilidad en busca del respaldo sin matices de los partidos. Tratará de presentar un panorama más optimista que las previsiones publicadas el 26 de abril.
El presidente del Gobierno acude hoy al Congreso para explicar su Plan Nacional de Reformas y el proyecto de Estabilidad. Con unas previsiones que cierran la legislatura con una cifra raquítica de crecimiento económico y un desempleo mayor que el que dejó José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy no lo tiene fácil y en La Moncloa son conscientes de ello.
Sin embargo, el jefe del Ejecutivo es moderadamente optimista (en el argot del gallego, esto significa que relativiza el pesimismo y la realidad) y empleará el tono conciliatorio para que los grupos parlamentarios -particularmente, el PSOE- entiendan que, para salir de la crisis, necesita su apoyo sin matices a las reformas que todavía quedan por hacer, entre otras, la que garantizaría la sostenibilidad de las pensiones, la reforma de las administraciones públicas o la aparentemente inalcanzable reforma local.
En el Grupo Parlamentario Popular no esperan más novedad que la que conlleva tratar de que los diputados de la oposición entiendan la importancia de respaldar las medidas del Gobierno, y la premisa es clara: "Cuanto más apoyo y más ayuda, antes se sustituirán las malas previsiones por otras mejores". Rajoy tendrá que esmerarse, precisamente, en lo que su delfín Alberto Núñez Feijóo le criticó el lunes y habrá de construir un relato creíble en el Congreso de los Diputados; un relato, asimismo, cargado de esa misma "pedagogía" que él pidió a sus dirigentes en el Comité Ejecutivo del PP del lunes.
El presidente del Gobierno acude al Parlamento con lo que él considera que son los deberes hechos, éstos que se resumen en doce puntos que argumentan la mejora de la crisis y en haber logrado que Bruselas conceda dos años más a España para cumplir el objetivo de déficit del 3%, antes previsto para 2014 y ahora, para 2016. Con todo, Rajoy es consciente de que debe convencer a los diputados -y, por ende, a los ciudadanos- de que los datos macroeconómicos que el país no percibe como mejoras, lo son realmente y no un espejismo más de los muchos que ha supuesto esta crisis.
El líder del PP no tiene previsto pactar con el PSOE ni mucho menos aceptar aplicar su plan de estímulo, pero les tenderá la mano para intentar convencer a Alfredo Pérez Rubalcaba -tiene el apoyo de la Comisión Europea- de que sus medidas no están "acordes con la realidad" y que, además, plantear que el dinero sobrante del rescate bancario vaya a políticas de inyección económica es una estrategia errónea que equivaldría a "endeudar más al país" en lugar de aplacar el déficit. Rajoy esgrimirá el aval de su mayoría absoluta para presentarse ante el arco parlamentario como el legitimado para tomar las medidas que reconduzcan la situación del país, a pesar del coste electoral que pueda suponer al PP.
En su intervención, además, el presidente del Gobierno incluirá un mensaje implícito para su partido, muy desmoralizado tras el Consejo de Ministros maldito del 26 de abril: queda mucha legislatura por delante y hay que lograr subir del fondo, esto es, romper las fatales previsiones hasta 2016 para ganar de nuevo las elecciones de 2015. Aunque nunca dirá esto.
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