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La pugna entre Sáenz de Santamaría y Cospedal, el gran misterio por desvelar del nuevo Gobierno de Rajoy

Sólo el presidente sabe el diseño de su nuevo Ejecutivo, pero se da por hecho que tendrá que lidiar entre la enemistad entre las actuales 'números dos' en la Moncloa y el PP.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, junto a su número dos en el Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría (i), y en el PP, María Dolores de Cospedal (d). Archivo REUTERS

PAULA DÍAZ

MADRID.-  Sólo Mariano Rajoy sabe cuál será la nueva composición de su equipo de Gobierno. Pero de todas las quinielas, la más repetida es la que hace referencia al ascenso de María Dolores de Cospedal, actual secretaria general del PP, a un ministerio, mientras la actual vicepresidenta del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría, permanecería en su cargo. Dada la conocida enemistad entre ambas, la mayor incógnita a desvelar en los próximos días es cómo el presidente se las arreglará para lidiar entre sus pugnas por el poder.

Ambas cuentan con la confianza de su jefe. Y ambas han sido utilizadas por él para apagar todos los fuegos de esta legislatura, desde el caso Bárcenas a los últimos escándalos de Soria, Fernández Díaz o Barberá. Por eso, se da por hecho que las dos serán premiadas por su trabajo. Pero tendrán que compaginar sus actividades de una forma mucho más directa que hasta ahora: se verán todos los viernes en los Consejos de Ministros y, por tanto, tendrán que tomar decisiones juntas.

Por eso Cospedal no aceptará ocupar sólo una cartera mientras Santamaría siga con la Vicepresidencia y la Portavocía del Gobierno. Varias opciones que se han barajado esta semana en los pasillos del Congreso: O bien Rajoy permite que la primera compagine ministerio y Secretaría General en el PP, o bien, quita a la segunda su cargo añadido de portavoz para equiparar la importancia de sus puestos.

 Cospedal podría ocupar la cartera de Interior para sustituir a Fernández Díaz porque tendría poder y autonomía frente a Santamaría

La tercera alternativa es la más apuntada en las porras: que Cospedal ocupe una cartera importante que, en la práctica, no dependa directamente de la Vicepresidencia de Santamaría y tenga línea directa con Rajoy. Exteriores o Defensa podrían ser algunas de ellas, aunque la que suena con más fuerza es la de Interior, departamento del que fue subsecretaria y donde entraría para sustituir a Jorge Fernández Díaz a quien, tras el escándalo de las escuchas desvelado por este diario y su reprobación en el Congreso, se da por amortizado. Esos tres departamentos cuentan, además, con partidas de los Presupuestos para fondos reservados, igual que el CNI, que depende directamente de Sáenz de Santamaría.

Por contra, queda descartado cualquier departamento relacionado con la Economía, así como los de Fomento o Industria, para evitar escándalos futuros por la investigación abierta a su marido. Ignacio López Hierro, ligado al sector de la construcción y las eléctricas, aparece en los papeles de Bárcenas y está investigado por su papel en Liberbank.

El vicesecretario de Organización del PP, Fernando Martínez Maillo, en una imagen de archivo. EFE

El vicesecretario de Organización del PP, Fernando Martínez Maillo, en una imagen de archivo. EFE

La salida de Cospedal al Gobierno conllevaría también cambios en la organización del PP y, según apuntaba un alto cargo del partido días atrás, éstos, a su vez, cambios en el Grupo Popular en el Congreso. La posibilidad más factible -siempre teniendo en cuenta que sólo Rajoy sabe qué hará finalmente- es que sea el vicesecretario de Organización, Fernando Martínez Maillo, quien ascienda la Secretaría General. El portavoz en la Cámara baja, Rafael Hernando, que ha servido desde su nombramiento para hacer de 'poli malo' frente a los ataques de la oposición, podría verse ascendido a un alto cargo en el PP o, incluso, el Gobierno. 

Otro de los 'ojitos derechos' de Rajoy, Pablo Casado -actual vicesecretario de Comunicación- se ha autodescartado de cualquier tipo de ascenso, aunque son muchos quienes le veían también premiado con un Ministerio, al igual que la mano derecha de Rajoy en su gabinete, Jorge Moragas. No se sabrá hasta el próximo jueves, tal y como ha anunciado Rajoy tras ser reelegido en la última sesión del debate de investidura, una vez haya regresado de sus días de puente

Rajoy, poco amigo de las crisis de Gobierno

Rajoy, poco amigo de las crisis de Gobierno, sólo ha cambiado a sus ministros en situaciones de máxima necesidad. El primero fue Miguel Arias Cañete, candidato a las europeas de 2014, y a él le siguieron Alberto Ruiz-Gallardón -tras su polémica contrarreforma del aborto que no gustó ni entre los suyos-; José Ignacio Wert -tras dejar aprobada la contestada Lomce-; Ana Mato -tras ser sentada en el banquillo de la Gürtel-; Miguel Soria -tras verse implicado en los papeles de Panamá-; y Ana Pastor, a quien premió con la Presidencia del Congreso.

Pese a ello, el presidente podría verse obligado a renovar su equipo si de verdad quiere ofrecer la imagen de "regeneración" que le exigen desde la oposición y sus propios socios de Ciudadanos. No obstante, los sustitutos de los destituidos apuntan ahora a la continuidad. Isabel García Tejerina (Agricultura), Rafael Catalá (Justicia) e Iñigo Méndez de Vigo (Educación) podrían seguir en el Ejecutivo, aunque, quizá, con alguna pequeña salvedad.

Se da por descartado que Alonso y Feijóo den el salto a Madrid sólo un mes después de las elecciones gallegas y vascas

En los mentideros se apunta a la posibilidad de dividir las carteras de Educación y Cultura -algo que el propio ministro descartó recientemente en una entrevista en RNE- y a que Catalá, que era el anterior secretario de Estado de Infraestructuras, podría abandonar Justicia para quedarse sólo con Fomento -competencia que asumió ya en funciones tras la salida de Pastor-.

El sucesor de Mato, Alfonso Alonso, en cambio, sí descarta volver a Sanidad. Fue el candidato del PP en las pasadas elecciones del 25-S en Euskadi y fuentes muy próximas a él argumentan ahora que "tiene trabajo que hacer allí todavía". Consideran, por tanto, que es pronto para que vuelva a Madrid, igual que ocurre con Alberto Núñez Feijóo. El renovado presidente de la Xunta, pese a considerarse el delfín de Rajoy, todavía no ha formado Gobierno en Galicia y sería extraño que diese el salto cuando hace tan sólo un mes prometió agotar la legislatura en su Comunidad.

Todos asumen ya la marcha de Fernández Díaz, mientras que Báñez, Guindos, Margallo y Morenés son una incógnita

Otra de las dudas sería la permanencia de Fátima Báñez (Empleo) y Luis de Guindos (Economía). Las fuentes consultadas -que insisten en que sólo Rajoy sabe qué pasará- dudan sobre su renovación, aunque también constatan que ambos cuentan con el apoyo del presidente. A la primera le ofreció toda su confianza al nombrarla para el equipo negociador que consiguió el pacto con C's y con el segundo apagó la crisis del nombramiento de Soria para el Banco Mundial al acudir, en plena semana de la polémica, a presentar su libro. Ambos podrían pagar la factura de llevar una cartera especialmente difícil en épocas de paro y crisis económica o, todo lo contrario: ser premiados por aguantar las dificultades.

Más probable es que el titular de la otra cartera económica, Cristóbal Montoro, siga al frente de Hacienda. Fuentes cercanas al ministro aseguran que está cansado de llevar el peso de los recortes y el aumento de impuestos -como el IVA cultural- pero también dan por hecho que asumirá el reto si el presidente vuelve a pedírselo. La prioridad del nuevo Ejecutivo será aprobar unos Presupuestos que se aventuran complicados por el anunciado 'no' del PSOE a ofrecerle estabilidad aunque permita su investidura, por lo que muchos -aunque no todos- prevén que Rajoy siga confiando en él. 

Del otro lado, se pone en duda la continuidad de José Manuel García-Margallo (Exteriores) y de Pedro Morenés (Defensa). El primero es culpable de abrir disputas internas al haberse posicionado en favor de hacer primarias en el PP para elegir candidato y hasta proponerse casi como sustituto del propio Rajoy, mientras que al segundo se le ve capaz de estar pergeñando el uso de alguna de sus puertas giratorias para volver a la empresa privada. En cualquier caso, el único a quien se da por amortizado al 100% es a Fernández Díaz. Hasta él mismo ve ya en peligro su continuidad en el Gobierno.

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