Entrevista a Maria Gordillo (CUP)"Si el pueblo no confía en nosotros, es evidente que algo no estamos haciendo bien"
Barcelona-Actualizado a
Entrevista con la portavoz del proceso de debate estratégico que ha puesto en marcha la CUP con el objetivo de repensar la formación anticapitalista y reimpulsarla tras acumular retrocesos electorales.
Hace apenas cuatro semanas, la CUP presentó lo que ha bautizado como Procés de Garbí, el debate a fondo que llevará a cabo durante los próximos meses para redefinir la estrategia y la organización de la formación, que vive una etapa de un significativo retroceso en las urnas y de menor incidencia social.
Tanto en las elecciones municipales de mayo como en las generales de julio experimentó importantes pérdidas de votos y se quedó sin representación en el Congreso o en ayuntamientos como el de Tarragona, además de no recuperarla en Barcelona, Lleida o Terrassa, entre otros. De hecho, el apoyo social al partido anticapitalista presenta una tendencia a la baja desde el 2015, pese algunos repuntes posteriores.
El proceso se alargará hasta el final de la primavera y culminará con la elección de un nuevo secretariado nacional, la dirección política de la formación. Para estimular un debate que pretende reavivar a la CUP y repensarla se ha creado un grupo motor formado por 17 personas, que busca representar la pluralidad de la organización.
Entrevistamos a Maria Gordillo, portavoz de este grupo motor junto con Non Casadevall. De 26 años y vecina de Sant Cugat del Vallès, desde el 2016 hasta el 2023 militó en Arran -organización juvenil de la izquierda independentista-, y actualmente lo hace en Endavant y en la propia CUP. Hablamos con ella del Procés de Garbí y de sus objetivos, de los errores de la formación y, brevemente, también de los acuerdos que ERC y Junts han cerrado con el PSOE para investir a Pedro Sánchez.
En la presentación del 'Procés de Garbí' comentaron que todo está a debate excepto los pilares estratégicos de la CUP, es decir: independentismo, feminismo, ecologismo y socialismo. ¿Este "todo" hasta donde llega?
En este caso el todo es todo, más allá de los principios y la razón de ser de la organización y el movimiento que la acompaña. Todo lo que tiene que ver con la estrategia a nivel institucional, sea en los municipios, en el Parlament o a nivel supramunicipal; con la construcción del poder popular y la relación con el resto de agentes, colectivos y sindicatos que transforman en todos los Països Catalans; con las formas con las que se organiza internamente; o con la toma de decisiones,… Todo esto es objeto de debate.
Para que este proceso sea efectivo, entiendo que una de las claves es que cuente con una participación amplia. ¿Cómo se ha recibido?
Ahora mismo contamos con 600 personas inscritas, tanto militantes como no militantes, y este es el pistoletazo de salida. Hace muy poco que anunciamos el primer espacio de participación, que es el congreso nacional abierto a todo el mundo que se hará el 16 de diciembre. A partir de aquí sabemos que hay todo un trabajo de hormiga que nuestra gente hará por todas partes, de ir a buscar a las vecinas, a los colectivos, a las asociaciones, a la gente del movimiento de la Esquerra Independentista… Todo esto generará un crecimiento en la participación.
En cuanto a las organizaciones, ¿el objetivo es que participen las que han trabajado con la CUP previamente o la voluntad es ir más allá?
Tenemos ganas e intención de llegar a todo el mundo, venimos para recuperar y retejer las alianzas que la CUP ha tenido históricamente, pero también con voluntad de llegar a otras puertas.
La primera cita importante es el congreso nacional abierto del 16 de diciembre, donde se debatirá el documento que estáis elaborando desde el grupo motor. ¿Ya planteará propuestas concretas o será un documento muy genérico que se irá definiendo poco a poco?
La idea es poder poner encima de la mesa todos los debates. No haremos pequeñas propuestas, sino que la voluntad es poder situar las preguntas concretas que generen los debates necesarios. Sabemos que venimos de un ciclo político muy rico, por lo bueno y por lo malo, y pensamos que un ejercicio sano en una organización política como la nuestra, que quiere hacer una enmienda a la totalidad al sistema en el que vivimos, es tener la capacidad para hacer las preguntas concretas para que nuestra gente se sienta interpelada y venga a hacer las críticas necesarias y a discutir los diversos planteamientos que hay para abordarlos y superarlos.
Después de este congreso, se abrirán debates territoriales y temáticos simultáneos. Con sus aportaciones, ¿la idea es elaborar el documental final que se debata y vote en la asamblea que culmine el proceso?
Exactamente. La idea es acabar el proceso antes del verano [del próximo año]. Hay una parte de revisión interna de todo lo que ha pasado, pero también hay una parte de poner a punto la organización para poder dar respuesta a todos los cambios sociales, políticos y económicos que ha habido.
Anunciasteis la apertura del proceso de debate después de los malos resultados de las elecciones generales, que se añadían a los de las municipales de dos meses antes. Pero habéis comentado que la reflexión sobre su necesidad viene de antes. ¿Cuándo empieza?
El proceso como tal es una cosa que viene de antes de las municipales y no es una novedad. Las señales de alarma son una realidad y la CUP ha abordado las cuestiones que acompañaban la coyuntura política a través de sus mecanismos y espacios de debate interno. Si miramos atrás es evidente que venimos de un ciclo de movilización y una coyuntura profundamente acelerada donde la CUP ha sido un agente activo a la hora de generarlo, es este camino hasta el 1 de octubre que va acompañado de otras muchas luchas. A partir de aquí, llega otra coyuntura también muy acelerada y después una pandemia, con todas las consecuencias que ha tenido, de aislamiento y de atomización.
"Que no se haya culminado la ruptura que intentamos explica que exista la percepción de que no somos una fuerza suficientemente útil"
Todo esto ha sido un reto para una organización horizontal, con métodos asamblearios de toma de decisión, para ver cuál era el mejor momento para afrontar un debate político de esta envergadura y lo hemos acabado haciendo ahora. Nos ha parecido que era el momento más óptimo para poder dar respuestas y afrontar un debate profundo que no queríamos que fuera solo de cambios estéticos.
¿Tenéis la sensación que la CUP ha dejado de ser una fuerza útil para una parte de la sociedad, que quizás previamente la había votado?
Es una cosa que afirmábamos en la rueda de prensa [de presentación del proceso]. Los votos no lo son todo, pero sí que son un termómetro y para un proyecto político como el nuestro si el pueblo trabajador no confía en nosotros es evidente que algo no estamos haciendo bien. Dentro de esta percepción seguro que juegan muchos factores y seguro que hay una parte de esto. Venimos de unos ciclos de luchas y de voluntad de ruptura en muchos términos, nacionales y sociales, que no se han consolidado en unos términos positivos para aquello que queríamos hacer. Para una fuerza independentista y limpiamente anticapitalista que un embate como el que se intentaba fracase y vaya acompañado de la represión y de un seguido de desencantos, explica que haya una percepción de quien nos rodea que no nos vea como suficientemente útil. Pensamos que una fuerza política como la nuestra sigue siendo necesaria y que la propuesta es la acertada, pero tenemos que ver en qué hemos fallado para poder volver con más fuerza.
¿Ha habido una lectura errónea del contexto social y político, que desde el 2017 ha cambiado mucho?
Posiblemente sí, por eso justamente los dos primeros grandes temas a debatir serán cuál es el mundo que pretendemos cambiar y analizar cuál es la sociedad con la cual trabajamos; y cuál ha sido el pasado reciente de la organización y sus propuestas. Justamente para ver qué de todo esto que ha pasado tiene que ver con errores propios e incapacidades de no haber hecho las mejores lecturas y dar las mejores respuestas.
A nivel de decisiones concretas, por ejemplo, la CUP arrancó la actual legislatura catalana votando a favor de la investidura de Pere Aragonès, pero rápidamente se situó en una clara oposición. La decisión puede ser muy coherente, pero se puede concluir que ha limitado la incidencia del partido en el Parlament.
Partiría de la base que quizás siempre la lectura es que la CUP se aparta, pero como lo veo es que quién ha renunciado a tirar adelante una agenda progresista de blindar derechos y, por lo tanto, busca unas nuevas alianzas, son Pere Aragonès y ERC. Somos conscientes que aquello que queremos es complejo y complicado, porque se trata de arrancarle al viejo mundo cosas que no se ven, donde el derecho a la vivienda esté garantizado universalmente, donde el trabajo esté repartido, cosas que hablen de otros mundos.
"Quién ha renunciado a tirar adelante una agenda progresista son Pere Aragonès y ERC"
Lo que tenemos que ver es cómo explicar las cosas para que la gente las entienda, como pasó en otros momentos. Cosas tan imposibles y tan improbables como el referéndum, una propuesta que es de la CUP y que Junts pel Sí no paraba de dilatar en el tiempo, si lo explicas, lo trabajas y lo fuerzas codo a codo no solo desde las instituciones, también desde fuera, es una cosa que se puede entender y por la cual todo el mundo puede trabajar a la vez. La nuestra es una coherencia que habla de quién está dispuesto a hacer aquello en lo que cree y se tiene que trabajar para que se entienda, porque cuando mejor nos va a nosotros es cuando hay millones de trabajadoras convencidas que hay posibilidades de cambio.
Estamos en un momento de reflujo de la gran movilización social que se vivió en el ciclo del 15M y del 1O. En todo caso, si la hay es más bien una movilización contraria, es decir, una contrarreacción de la extrema derecha. ¿Estimular una reactivación de la movilización también es un objetivo clave del proceso?
El punto de partida de la CUP cuando entra a las instituciones es que con las herramientas del amo no se desmonta la casa del amo. Es decir, que no es desde las instituciones que se construyen los grandes cambios sociales, que no quiere decir que todo este trabajo no tenga un papel. Creo que a la CUP le toca volver a pensar propuestas que sacudan al nihilismo, esta apatía vital de creer que las cosas no pueden cambiarse, porque sí que se pueden cambiar y es con la movilización y la organización de la sociedad. En un momento en el que tú intentas construir y conseguir ciertos cambios y estas transformaciones no se dan, las contraofensivas son súper gordas.
Quizás ahora en la sociedad el sentido de la lucha no es tan claro como en otros momentos, pero aquí la CUP, la Esquerra Independentista, el movimiento popular y todo el mundo que quiera plantear que hay otros horizontes posibles tienen que generar movilización y un sentido común que piense, se articule y trabaje en base en otras formas de estar y de vivir en el mundo.
Pese a los desencantos, se puede considerar que la CUP es uno de los actores que ha contribuido a generar un cierto cambio en el sentido común de la sociedad catalana en cuestiones como la regulación de los alquileres, las municipalizaciones de servicios o la defensa de la renta básica universal que, según las encuestas, ahora tienen un apoyo mayoritario.
"No es desde la instituciones que se construyen los grandes cambios sociales"
Sin una fuerza política como la CUP era muy difícil creer que muchas de las cosas que ahora se piensan como normales o que pasan pudieran ser posibles. Nosotros vivimos una realidad salvajemente contraria donde, por ejemplo, no pasa nada si hay miles de pisos vacíos al servicio de la especulación y, en cambio, hay miles de personas que no tienen la vivienda garantizada. Y que ahora haya una base social de gente que piense que hacen falta propuestas para acabar con esto como la regulación de los alquileres o la expropiación de pisos de los fondos buitres es no solo por la existencia de una fuerza como la CUP, sino por el trabajo constante de sindicatos de vivienda, de PAH o de centenares de militantes y de vecinos que día a día defienden y garantizan derechos que no son blindados institucionalmente. Vemos cambios en las mentalidades, pero que han venido de un crecimiento de los movimientos populares o de la sindicación en los espacios laborales, del auge de la lucha y la organización en el periodo reciente.
La CUP tiene muchas dificultades para penetrar en numerosos barrios y ciudades, sobre todo en el área metropolitana de Barcelona, en las ciudades de la segunda corona o, también, en Tarragona o Lleida, como se constató en las elecciones municipales.
Los datos son los que son y la pérdida de fuerza en ciudades donde se había conseguido tener cierto impacto es un hecho y para nosotros es un mensaje inequívoco que tenemos que trabajar. Realidades como las que hay, por ejemplo, en el norte del país, en las comarcas de Girona, prueban que según en qué pueblos y ciudades sí que hay capacidad de incidir, hacer arraigar el proyecto e, incluso, gobernar, pero las zonas metropolitanas son espacios a repensar y a plantear, negarlo no nos serviría de nada. Por eso justamente no cerramos puertas a pensar qué ha pasado y a ver qué falla.
En el caso de Girona ciudad, la CUP forma parte de Guanyem, una candidatura amplia que va más allá del partido. ¿Es una vía a explorar para arreglar en estas zonas?
No te puedo decir cómo irá, porque si lo hiciera querría decir que el debate que planteamos está en falso. ¿Será un modelo a discutir? Seguro que sí y lo compararemos, porque en zonas del área metropolitana de Barcelona también se ha intentado y no siempre con los mismos resultados. Veremos toda la riqueza producida a lo largo y ancho del país en los últimos 20 años de eclosión del proyecto municipalista de la CUP para ver cuáles han sido las fórmulas que se han llevado a cabo y extraer los aprendizajes para ver cuál es nuestro mejor proyecto a ofrecer.
¿Una de las consecuencias del proceso de debate será la aparición de nuevos liderazgos en la CUP?
El llamamiento a participar en el proceso es muy explícito a quien ha llevado la organización a las espaldas hasta ahora y también es un llamamiento a personas con menos trayectoria, que hace menos tiempo que participamos y que podemos hacer otras aportaciones. El proceso acabará con una renovación de la dirección política de la organización y esto no quiere decir que cambiaremos en la totalidad quién la compone. Tenemos la suerte de tener una organización donde mucha de la gente a quien le ha tocado estar al frente del proyecto, cuando lo ha tenido que hacer desde otros lados lo ha seguido haciendo. Confío que la CUP tendrá la capacidad de poder ver qué gente tiene que tirarla adelante, qué nuevos liderazgos emergen del propio proceso y que todo el mundo que ha participado siga formando parte.
¿Los acuerdos para la investidura de Sánchez de ERC y Junts y la próxima aprobación de la Ley de amnistía cierran definitivamente el ciclo político del 15M y el 1O?
Para nosotros en el fondo es la escenificación final del cierre por arriba de un ciclo político que se había abierto porque de forma masiva se presionaba por abajo. ERC y Junts acaban volviendo a posiciones de pacto y de garantizar la estabilización del Estado y de Catalunya supuestamente por unas mejoras sociales que tenemos las dudas que sean reales. Hacen y siguen haciendo lo que han hecho siempre mientras no ha habido una presión popular que los obligara a hacer otra cosa. Al final lo que quieren es una garantía de la estabilidad porque esto es lo que es más propicio para sus propios intereses.
"La amnistía no está vinculada a la autodeterminación y se queda coja"
Sobre la amnistía, todo lo que ayude a evitar una situación injusta a la cual miles de personas se veían abocadas no es una cuestión a la que nos opongamos. Pero criticamos el uso instrumental que se hace de ella en algunos momentos, un uso incluso partidista y con otras consecuencias. Contribuye a cerrar el ciclo y lo hace desde una perspectiva muy concreta, no reconoce los motivos por los cuales se origina el conflicto, ni está vinculada a la autodeterminación, y por eso pensamos que queda coja.
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