Este artículo se publicó hace 3 años.
PSOE y UP, abocados a movilizar a sus votantes para no perder las elecciones, según los sondeos
Las últimas encuestas otorgan un claro ascenso al espacio de la derecha, pero existen factores que pueden cambiar esta tendencia. Dependerá de la acción de Gobierno y de los movimientos del resto de partidos en lo que queda de legislatura.
Madrid-Actualizado a
El PP sería la fuerza más votada si hoy se celebrasen elecciones generales. Eso es lo que indican la mayoría de las encuestas realizadas por los principales institutos de estadística. El último estudio llevado a cabo por el observatorio Key Data para Público recogió que la formación de Pablo Casado obtendría 122 escaños mientras el PSOE se colocaría en los 102, perdiendo 18 asientos en el Congreso de los Diputados respecto a las elecciones generales del 10 de noviembre de 2019. Unidas Podemos perdería 10 parlamentarios ubicándose en los 25 y Vox se mantendría en los 52.
En esa dirección apunta el trabajo de NC Report, publicado este lunes en el diario La Razón, que le da entre 129 y 131 al PP, que, con los entre 48 y 50 escaños que le otorga a Vox, le daría para tener mayoría absoluta en el Congreso (entre 177 y 181 diputados). El PSOE, según este sondeo, obtendría entre 99 y 101 escaños, y Unidas Podemos, entre 12 y 14 diputados.
En la misma línea, un estudio de SocioMétrica establece que los populares obtendrían el mayor porcentaje de voto (26,4%) y 116 escaños. Vox podría subir hasta los 56. Mientras, los partidos del Gobierno seguirían cuesta abajo: los socialistas alcanzarían el 24,7% de los apoyos y 101 diputados; y Unidas Podemos se situaría en los 26 escaños con el 10,3% de los votos. Y la encuesta de GAD3, publicada en agosto, mejora estos resultados para el bloque de la derecha, ya que eleva al PP hasta los 139 asientos. Vox, sin embargo, descendería hasta los 37.
Habrá que ver si esa tendencia se mantiene, porque el Ejecutivo de Pedro Sánchez tiene la intención de agotar toda la legislatura, y las próximas elecciones generales no serían a finales de 2023. Pero ¿por qué actualmente el PP mejora sus apoyos tan ampliamente? ¿Podría cambiar esta tendencia? ¿Qué fiabilidad tienen los actuales sondeos y cómo pueden condicionar el voto? Público ha contactado con varios expertos en demoscopia, además de analistas políticos y sociólogos, para intentar responder a estas preguntas.
Causas que explican el ascenso del PP
La victoria de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid podría haber propiciado un "cambio de ciclo", según sostiene Gonzalo Adán, director de SocioMétrica, que apunta que "el PSOE está técnicamente en un desgaste". Algo que ha provocado que los socialistas pierdan a aquellos votantes que, en un principio, "no veían una alternativa viable en Pablo Casado" y que han cambiado de opinión tras el revulsivo de las elecciones madrileñas. Por su parte, el analista y politólogo Eduardo Bayón manifiesta que, "sin poner en duda los datos que reflejan las encuestas, también ha existido una intencionalidad clara de intentar configurar y mostrar la sensación de cambio de ciclo" y recuerda que, más allá de los resultados en Madrid, "el avance del PP se entiende por un Ciudadanos colapsado".
María Martín, directora de Comunicación de GAD3, subraya que "la desaparición prácticamente de Ciudadanos ha hecho que el voto de centroderecha se reagrupe en torno a las siglas del PP", reduciendo la división entre las derechas, "que es lo que, principalmente, les estaba perjudicando frente a la izquierda". Además, hay que añadir que "el bloque conservador está más movilizado que el bloque progresista, y eso hace que haya electores de izquierdas que se vayan a la abstención". Esta desmovilización se debe a que "las principales formaciones de izquierda están dentro del Gobierno; por lo tanto, el desgaste que sufre el Ejecutivo también lo está padeciendo toda la izquierda".
¿Puede cambiar esta tendencia?
A pesar de los motivos que otorgan un claro ascenso al espacio de la derecha, existen factores que pueden cambiar esta tendencia. Por un lado, la propia acción del Gobierno de coalición y, por otra parte, los movimientos del resto de partidos. En el primer caso, Antonio Antón, profesor de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid, recalca que el Gabinete de Sánchez debe "cumplir con tres ejes fundamentales: la recuperación económica de la mano de los planes y la financiación europea; la culminación de la ambiciosa agenda social frente a la aguda crisis socioeconómica, y el encauzamiento de la cuestión catalana y la crisis territorial".
En relación al resto de formaciones, hay que observar el comportamiento, sobre todo, de Más País y de Ciudadanos. Para Bayón, "con el actual sistema electoral, si la izquierda acude a las elecciones con tres candidaturas sería un desastre y, de momento, el partido de Iñigo Errejón tampoco ha conseguido convertirse en un partido verde transversal". En este punto es relevante ver cómo se va a configurar el espacio a la izquierda del PSOE y, específicamente, cuáles serán los pasos de la vicepresidenta Yolanda Díaz.
La otra posibilidad que puede cambiar la tendencia es que se mantuviera una fuerte división en el bloque de la derecha. Esto puede pasar si los de Inés Arrimadas "consiguen un reforzamiento del voto de Ciudadanos, cosa que es bastante difícil porque, como se ha ido demostrando en las diferentes urnas (en Galicia, Euskadi, Catalunya o Madrid), el votante ya no ve a la formación naranja como una opción de voto", afirma Martín.
El poder de las encuestas
La acción de los partidos es esencial a la hora de determinar el voto del ciudadano. Aun así, también es importante conocer si las encuestas pueden condicionar el voto o guiarlo en un sentido concreto. La dircom de GAD3 opina que las encuestas no condicionan el voto porque "el votante en España no es idiota, sino que es sabio y está altamente informado", por lo que defiende que "lo que condiciona el voto es la propia política, la gestión, las promesas y compromisos electorales, tanto los que se hagan desde el Gobierno o en la oposición".
Adán, en cambio, señala que "está demostrado que el hecho de que un partido aparezca como ganador en las encuestas genera un clima favorable a ese partido; de hecho, el PSOE se ha estado beneficiando de esto, ya que Casado no terminaba de arrancar". El profesor de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid va más allá y apunta que "algunos estudios demoscópicos tienen una función performativa o propagandística para ir construyendo una realidad adaptada a sus distintos promotores o poderes fácticos" y asegura que "la motivación estimulada del voto se traslada a coincidir con la fuerza ganadora, no tanto por el contenido del proyecto de país, el carácter de la gestión realizada, la coherencia de su propuesta programática o su liderazgo, que pasan a un segundo plano".
Para Antón, "estos estudios pasan, desde el carácter complementario, para explicar la realidad social y ayudar a la definición del voto, al condicionamiento motivacional por el apoyo a la fuerza (supuestamente) ganadora que invierte precisamente en su factibilidad". Pero, al margen de la capacidad que puedan tener los sondeos para beneficiar a una fuerza política y convertirla en ganadora, desde 2015, en España lo importante no es quién puede ganar, sino quién puede gobernar.
No es quién gana, sino quién gobierna
Las encuestas anteriormente mencionadas coinciden en una cosa, el PP ganaría las elecciones, aunque difieren en torno a quién podrá tener la capacidad real para conformar los apoyos necesarios que le permitan gobernar. Martín explica que en España han existido dos momentos históricos clave que explican la situación actual: "Un primer ciclo marcado por el 15M y la ruptura del bipartidismo, con el surgimiento de Podemos y Ciudadanos; y un segundo ciclo que empieza con el auge de Vox por la derecha y, por la izquierda, el reforzamiento de los partidos regionalistas, nacionalistas e independentistas".
De esta forma, nace el bibloquismo, con un grupo plural de formaciones dispuestas a apoyar a los grandes partidos progresistas, y otro bloque integrado por la derecha del PP y la extrema derecha de Vox. "Sobraba un quinto partido, que es Ciudadanos, que ha sido un elemento de inestabilidad", considera Adán. "Aunque el sentido común te diga que un partido de centro debe ser mayoritario, en España solo ha tenido su momento en la Transición, cuando tuvo un valor instrumental, no un valor final".
En ese contexto, Antón remarca que "la marea sociopolítica progresista que nació en los años más duros de la crisis, aunque perdura en el ámbito cultural e institucional, ha mostrado sus límites al debilitarse la activación cívica (salvo con la ola feminista); no obstante, con una cierta renovación socialista (el sanchismo) y la influencia institucional de Unidas Podemos, se puede aventurar cierto empate entre ambos bloques, con la condición favorable del apoyo nacionalista a una alternativa gubernamental y legislativa de izquierdas que se puede desplegar mejor en esta nueva etapa política". Con todo, advierte Bayón, "todavía estamos en medio de la legislatura sin elecciones a la vista, por lo que es momento aún de ser prudentes".
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