Este artículo se publicó hace 17 años.
El PSOE intenta blindar el presupuesto en el Congreso
El pulso entre CiU y ERC crea un escenario impredecible en el Senado
El PSOE intenta afianzar la mayoría absoluta con que logró en el Congreso la aprobación de los presupuestos para hacer frente al escenario creado en el Senado, que resulta tan impredecible como incontrolable, según reconocen fuentes de la dirección de su grupo parlamentario.
El lunes, a las 11,00 horas, el debate presupuestario en el Pleno del Senado arrancará con la votación del veto presentado por CiU a la sección de Vivienda, que prosperó en el dictamen de Comisión.
Aunque se trata de un veto parcial, si es avalado por el Pleno afectará al conjunto del proyecto, según la doctrina establecida por el Tribunal Constitucional.
En este caso, el texto sería devuelto de forma automática al Congreso, que puede levantarlo por mayoría absoluta -176 votos-, con lo que bastaría una votación para la aprobación definitiva de los presupuestos, que pondrá fin a la legislatura.
La impresión general es que el veto de CiU fue una maniobra de presión para forzar al PSOE a ceder a algunas de sus pretensiones. Pero, una vez que prosperó en Comisión, la marcha atrás resulta muy complicada.
CiU, aunque quisiera, ya no puede retirarlo, pero ni siquiera la abstención o el voto en contra de sus propios senadores lograría abortarlo. El listón de la mayoría en el Senado está en los 130 votos, pero sólo PP, Coalición Canaria y ERC suman 131.
Aquí está el meollo de la situación. ERC, que no logró arañar nada durante la tramitación en el Congreso, ha presentado en el Senado más de 900 enmiendas para recuperar el terreno perdido, pero esas enmiendas no se podrán negociar si prospera el veto de CiU, que en la Cámara baja sacó enmiendas por 50 millones.
Temor al descuadre
En este contexto de competencia a cara de perro entre las dos fuerzas nacionalistas/independentistas, ERC amenaza con votar a favor del veto de CiU.
Así, la federación nacionalista sólo podría salir aritméticamente del embrollo creado por ella misma convenciendo al Grupo Popular de que se ausentaran algunos de sus miembros y, aun así, tendrían que hacer este jeribeque sin garantía de que el PSOE fuera a aceptara luego sus pretensiones.
Que prosperase el veto sería, en términos prácticos, la mejor solución para el Gobierno. Los presupuestos no se alterarían, regresarían al Congreso a la semana siguiente y se podrían aprobar definitivamente el día 20, sin la presión de tener que esperar a la semana de Navidad. Pero crearía la imagen de choque entre las dos Cámaras parlamentarias.
Si el veto no prospera, se abriría la negociación de las enmiendas parciales, lo que entraña el peligro de que se descuadre todo el presupuesto, un escenario aún más indeseado por el PSOE y el Gobierno.
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