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El PSOE andaluz enfila la recta final de las primarias con la incertidumbre de una segunda vuelta

El único debate entre los tres candidatos, Susana Díaz, Juan Espadas y Luis Ángel Hierro, se celebra este martes.

La secretaria general del PSOE de Andalucía, Susana Díaz, junto al alcalde de Sevilla, Juan Espadas, en junio del 2020. Una imagen de archivo.
La secretaria general del PSOE de Andalucía, Susana Díaz, junto al alcalde de Sevilla, Juan Espadas, en junio del 2020. Una imagen de archivo. María José López / Europa Press

El PSOE de Andalucía holla terreno desconocido. Por primera vez en la oposición, elige líder en unas primarias en las que se decide el futuro próximo del partido hasta ahora hegemónico en la Comunidad. Aunque fueron la fuerza más votada, los socialistas perdieron el Gobierno en diciembre de 2018 a manos de una alianza de PP, Ciudadanos y Vox, que superaron en votos a la izquierda.

Estas primarias han entrado en la recta final a velocidad del vértigo. Los candidatos enlazan actos, mitines, abrazan, conversan, escuchan, se ponen nerviosos, explotan a reír… todas las sensaciones que dan las campañas concentradas en una semana. Este martes se produce el único debate entre los tres candidatos, Susana Díaz, Juan Espadas y Luis Ángel Hierro.

Los tres se verán las caras por primera vez desde que arrancaron las primarias y lo harán en medio de una gran incertidumbre. En ninguno de los cuarteles generales –aunque no se quiere, por el aumento de la tensión que produciría un duelo a dos– se descarta una segunda vuelta, , según las fuentes consultadas, que se produciría el 20 de junio, una semana después de la votación de este domingo, 13, ya entre las dos candidaturas que más votos hayan obtenido, probablemente las de Díaz y Espadas.

Díaz

En estos dos años y medio, la expresidenta y secretaria general, Susana Díaz, después de un tiempo en estado de shock, hizo un ejercicio de contrición, reconoció en un debate parlamentario con el hoy presidente de la Junta, Juanma Moreno, que Pedro Sánchez, quien le venció en aquellas primarias de 2017 que partieron en dos al partido, tenía razón y que ella estaba equivocada, y se ha entregado a una microcampaña, agrupación a agrupación, puerta a puerta, en busca de sí misma, podría decirse, y de aquella frescura de 2015, cuando el PSOE, con ella al frente, ganó las autonómicas con 47 escaños.

La estética de la campaña, la alegría que se vende en la imaginería electoral, todo confluye en la misma idea: Susana Díaz ha aprendido de sus errores, ha cambiado, es otra, tiene más experiencia, empatía y ha crecido como persona y como dirigente. Es en ese tipo de mensajes, además de en el compañerismo, y en una Andalucía con capacidad de decisión, pero leal con Madrid en los que viene insistiendo a lo largo de la campaña.

La militancia va a decidir si estos argumentos de Díaz son suficientes y si quieren darle una nueva oportunidad y le permiten darle la batalla a Juanma Moreno o, por el contrario, le indican que su tiempo en la primera fila ha terminado.

Espadas

Enfrente, está Juan Espadas, quien fuera la gran apuesta de Díaz para Sevilla, y, que tras dos legislaturas como alcalde, considera que ese tiempo en el Ayuntamiento, es ya suficiente. Espadas lidera, en este momento, todo el descontento que ha generado Díaz y su gestión en el partido. Cuenta con el apoyo de la mayoría de los aparatos provinciales, cansados de batallas y guerras, y también con el de Ferraz.

Espadas es un hombre de formas educadas y de pensamiento moderado, que quiere un proyecto amplio, de mayorías para el PSOE, según sus palabras, un proyecto de partido “más abierto”, que no sea “personalista” y que trabaje en equipo y que mire, también, hacia la izquierda para encontrar sus apoyos.

Uno de los ejes de la campaña de Espadas es la unidad. Ese es hoy un mensaje poderoso para el partido. En el PSOE de Andalucía hay gente que ha terminado muy cansada de las guerras con Ferraz –que la militancia acompañó–. Esta pelea, aunque en lo formal había terminado mediante una tregua entre Díaz y Sánchez, la realidad es que nunca se cerró. Las heridas siguen abiertas.

Asumir el resultado

Un gesto simbólico de Sánchez, la destitución de la delegada del Gobierno en Andalucía, Sandra García, marcó de algún modo el pistoletazo de salida a estas primarias y, al lanzar un mensaje claro de cambio a la organización en Andalucía, contribuyó a cohesionar la amalgama de fuerzas e intereses que hoy trabajan para Espadas y su candidatura. Espadas está convencido, tiene la esperanza, de que esa unidad puede lograrse si consigue ganar las primarias. En los últimos días ha hecho también un llamamiento a la participación para evitarle al partido mayores tensiones con una segunda vuelta que podría ser a cara de perro.

De hecho, la gran incógnita para el PSOE, gane quien gane, en realidad es si el partido hasta hoy hegemónico en Andalucía será capaz de asumir el resultado que den estas primarias, y al minuto siguiente, todo el mundo se concentre en lo que es relevante para ellos: dar la batalla a la derecha, que, a la chita callando, decreto a decreto, va imponiendo sus reformas ideológicas, de momento, relevantes en el terreno fiscal, educativo y urbanístico –a pesar de la caída de la Ley del Suelo, los decretos covid consolidaron cambios muy relevantes en la consideración de los usos del suelo–.

Una de las razones por las que el PSOE perdió las pasadas autonómicas, una más, entre muchas, fue precisamente esa: que el partido llegó roto a esos comicios. Las fuentes consultadas por Público, de cualquier bando, son ciertamente pesimistas en sus reflexiones cuando se les pregunta por este extremo. Existe, así, además, de camaradería de partido, desconfianza y, también, dolor. El vencedor o vencedora de las primarias tiene tarea si quiere de nuevo unir al partido. La federación socialista andaluza es ahora, en un contexto de recuperación del voto al PP, determinante para los intereses del presidente Sánchez. Sin un buen resultado en Andalucía, todo es más difícil para el PSOE.

Hierro

Como tercero en discordia o concordia, como bromea algún socialista, está Luis Ángel Hierro, quien, aunque nada descarta, está disfrutando de la experiencia de las primarias. Hierro está en la pelea en representación del ala más a la izquierda del partido, aquella que se cree a pies juntitas el modelo que surgió del 39 Congreso, el de Sánchez. Al contrario que Espadas, quien estaba en aquella pelea contra Sánchez del lado, por así decirlo, de Díaz, Hierro es un sanchista de primera hora, no en el sentido de seguidismo de un líder, sino convencido de las ideas con las que aquel recuperó la secretaría general del PSOE y luego el Gobierno de España.

Hierro defiende un proyecto claramente definido en la izquierda y no tiene nada que perder. Que esté en el debate de este martes junto a Díaz y Espadas, dos pesos pesados del partido, obedece a que hay gente que considera imprescindible ensanchar hacia la izquierda la oferta socialista y construir el proyecto de abajo arriba, desde la base hasta la cúpula. Los votos de Hierro si, llegado el caso, no pasara a una hipotética segunda vuelta, nadie sabe a donde irían. Por un lado, se presume que irían a Espadas, nunca a Díaz, pero ¿quién sabe?

Lo único cierto a día de hoy, a la espera de que el domingo se despejen las incógnitas, es que son algo más de 46.000 militantes los que están llamados a decir el rumbo de su partido y la mejor manera de enfrentarse a Juanma Moreno en las próximas autonómicas.

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