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Partido Popular Ayuso aprovecha la mesa de diálogo en Catalunya para volver a proyectarse como líder estatal del PP

La presidenta autonómica madrileña no deja pasar la oportunidad para transmitir sus mensajes sobre temas en clave estatal y confrontar con el Gobierno de Pedro Sánchez 

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La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (i) y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida (d) conversan con el líder del PP, Pablo Casado (c) durante el desayuno informativo del Fórum Europa la pasada semana en Madrid. — J.J.Guillén / EFE

MADRID,

A estas alturas, afirmar que Isabel Díaz Ayuso es un fenómeno político creciente parece evidente. La actual presidenta autonómica madrileña ha acaparado los focos especialmente desde el comienzo de la pandemia. Su gestión, enfrentada al Gobierno de Pedro Sánchez casi desde el minuto uno de la crisis sanitaria, y su holgada victoria en las elecciones del pasado 4 de mayo, han sido los ejes principales de este ascenso. Ayuso, además, no deja pasar la oportunidad de proyectarse como líder estatal del PP. También en temas clave para su partido, como Catalunya.

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Y es que este martes, día de la mesa de diálogo entre el Gobierno y Govern, Ayuso volvía a la carga. Lo hizo en un marco que, en principio, no tenía mucha relevancia. La presidenta acudió, tras la reunión del Consejo de Gobierno de Madrid, a un acto organizado por IBM. Su título era la jornada Computación responsable: hacia una era tecnológica. La presidencia cerró el acto y en un momento dado se refirió al tema estrella del día. "La mesa de diálogo es una humillación para todos los españoles de bien", señaló.

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La mandataria madrileña dijo en mitad de su discurso que se le hacía "imprescindible denunciar la indignidad" que supone la mesa de diálogo. Se sumaba así a las declaraciones realizadas por sus compañeros el día anterior. Lo relacionó en un primer momento con el acto en el que estaba. "Es un camino que está arruinando multitud de proyectos empresariales como el que hoy visitamos y que son imprescindibles para asegurar el futuro de todos", destacó.

Ayuso trasladó la imagen de inestabilidad institucional que a su juicio este diálogo supone. Y se dirigió a Pedro Sánchez con cierta sorna y crítica a la vez. "Quiero subrayar la lealtad del Gobierno de la Comunidad de Madrid con el Gobierno de la nación para asegurar una estabilidad institucional indispensable para ser un país respetado dentro y fuera de nuestras fronteras".

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La Comunidad de Madrid se encargó de difundir las palabras convenientemente por sus canales habituales para periodistas, destacando en una nota aparte solo el trozo en el que habló sobre Catalunya. Es decir, su equipo mostró la intención de colocar el mensaje pese a que se tratara de un acto que no tenía mucho que ver con la cuestión política catalana. Por si quedaban dudas, su cuenta de Twitter difundió poco después el corte de vídeo con la coletilla de "a Madrid le importa España".

Previamente, Ayuso había difundido otro mensaje en redes sociales que incide en su recurrente oposición al Gobierno central. "Vamos a presentar una ley de autonomía financiera que proteja la política fiscal de la Comunidad de Madrid. Será un derecho de los ciudadanos conocer en qué se gasta la administración regional el dinero de sus impuestos. Transparencia y eficacia", señalaba. Esa "protección" frente a otras políticas, esa imagen de crear un combate de los otros frente a Madrid la está explotando Ayuso hasta la extenuación.

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Y el hecho es que electoralmente le ha funcionado. Sus resultados en las autonómicas del 4-M, que ella mismo convocó como un órdago frente a una hipotética moción de censura, no pasaron desapercibidos en Génova, obviamente. En un momento dado, Pablo Casado instruyó a los suyos a, de alguna manera, seguir su estela. Pero la campaña estuvo muy centrada en su figura, fuera de tutelas e imposiciones. Esa "libertad" de acción o el papel que puede jugar su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, se está empezando a reflejar en las costuras internas del partido, tanto a nivel estatal como regional.

La batalla por el PP de Madrid

La primera batalla será la renovación del PP de Madrid. El partido en esta Comunidad Autónoma nos ha dejado enfrentamientos históricos que pueden ahora volver a surgir. Especialmente tras las palabras que lanzó Esperanza Aguirre el pasado domingo. Ayuso quiere controlar de forma orgánica el partido y ha pedido que el Congreso para ello sea cuanto antes. Algo que en Génova no parece que tengan claro. Como tampoco si apoyar a la propia Ayuso, convencer a José Luis Martínez-Almeida para que se presente u optar por una tercera vía. Algunos de los alcaldes más importantes de la Comunidad, por cierto, creen necesario una tregua entre Ayuso y Casado, al menos hasta la celebración de la Convención Nacional de principios de octubre, tal y como refleja el diario El Mundo.

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Se van sumando voces que plantean la posibilidad de que Ayuso le mueva en un futuro próximo la silla a Casado como candidata a las elecciones generales.

De ahí en adelante lo que venga todavía no está escrito. Pero se van sumando voces que plantean la posibilidad de que Ayuso le mueva en un futuro próximo la silla a Casado como candidata a las elecciones generales. De forma interna y desde voces conservadoras se ha mencionado esta posibilidad en más de una ocasión, aunque nunca en público. Externamente, el tema también ha sido comentado. Uno de los últimos ha sido Pablo Iglesias. El exvicepresidente del Gobierno y líder de Podemos, que fue su rival político el 4-M, señaló hace pocos días esa posibilidad como real. Y que sentara con ella a Vox en el Consejo de Ministros. 

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Críticas habituales y enfrentamiento a Sánchez

Las palabras de hoy de Ayuso no son, ni mucho menos, las primeras que hace en los últimos tiempos sobre la situación en Catalunya. A finales de enero de este año visitó incluso Barcelona coincidiendo con la campaña electoral. Acompañando al candidato del PP a aquellos comicios, Alejandro Fernández, dejó uno de sus famosos titulares sobre las restricciones contra la covid-19. Y claro, usó el habitual combo de críticas al Gobierno, PSOE e independentismo.
"El socialismo y el independentismo van totalmente de la mano porque ambos lo que pretenden es sumisión y dependencia", destacó en aquella ocasión.

La presidenta usó otro mantra repetido por la derecha que rechaza al independentismo catalán. Aseguró que "muchos catalanes" se han trasladado a Madrid, que "es libertad", para que les "dejen en paz" y, según sus palabras, con el objetivo de ser "más catalanes" de lo que pueden ser en Catalunya. A principios de agosto, Ayuso se despachó ya contra un encuentro entre Sánchez y el presidente del Govern, Pere Aragonés. En una entrevista, señaló que "cada concesión" que hacía el Gobierno era "en detrimento de España".

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La proyección de Ayuso como líder estatal se ha dado también en una multitud de desencuentros con el Gobierno central. Los más sonados han sido por la gestión de la pandemia y las restricciones que la presidenta madrileña rechazada. La situación del aeropuerto de Barajas, las vacunas, el uso de los Fondos Europeos de Recuperación o la política fiscal han sido otro de los caballos de batalla habituales entre ambas instituciones.

Una imagen simbólica de Ayuso elevada a la máxima relevancia política tuvo lugar el pasado mes de septiembre. Hace un año, Sánchez y Ayuso representaron una especie de tregua política en un encuentro bilateral para formar un grupo de trabajo sobre la covid-19. Hasta 24 banderas españolas los escoltaron para su puesta en escena.

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Los dos protagonistas volvieron a verse de forma presencial a comienzos de julio por motivos protocolarios tras ser investida presidenta. La reunión fue en Moncloa y de nuevo salió el asunto catalán. Al menos así lo transmitió la propia Ayuso tras el encuentro. "Lo que está pasando en Catalunya es inaceptable para cualquier español y se repetirá en País Vasco, Navarra y con toda seguridad en València o Baleares", destacó, insistiendo en hablar de "privilegios y chantajes" de los independentistas y su rechazo a una "fiscalidad a la carta" para los catalanes.

Solo el tiempo nos dirá si Sánchez y Ayuso volverán a verse las caras en otras circunstancias, como en un hipotético debate electoral. Y si el ascenso de la presidenta será tan meteórico como algunos piensan.

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